lunes, 31 de enero de 2011

La verdà de la Moilanesky: Tristan 1 - Atlanta 4


TRISTÁN SUÁREZ 1 ATLANTA 4


Así da gusto. Ir a ver a Atlanta, y llenarse los ojos con un gran espectáculo de goles y fútbol. Así da gusto empezar el año, de la mejor manera. Resultó más que satisfactoria la primera presentación del equipo en este 2011, en lo que era una verdadera prueba de riesgo. Porque el único puntero de la B Metro había perdido cómodamente en Adrogué en el último partido del 2010, y en esta reanudación le tocaba visitar a Tristán Suárez con tres piezas clave suspendidas: Cherro, Arancibia y Pogonza.

Una derrota o un empate hubiera significado un importante llamado de atención. Atlanta se jugaba mucho. Debía mantener no solamente la diferencia de puntos con sus perseguidores, sino también mantener la confianza y el ánimo bien arriba, para que las dudas no empezaran a hacerse más fuertes en Villa Crespo. El desenlace final fue gratificante: el Bohemio fue ampliamente superior a su rival, lo aniquiló con un merecido 4-1 que no dejó dudas, y sobretodo demostró que el juego del líder está intacto, que todavía tiene para desarrollar aquellos argumentos que lo llevaron a la cima y que pueden mantenerlo arriba de todos. Más allá del análisis que uno pueda hacer del rival –un equipo débil futbolística, táctica y anímicamente- no pueden discutirse los méritos de un Atlanta que arrolló a Tristán de visitante y de una manera que no suele verse en esta categoría, desplegando un fútbol dinámico, audaz y vistoso.

El primer tiempo fue espectacular, y el conjunto visitante consiguió en esa etapa el 3-0 con que definía el partido. En el segundo tiempo, lógicamente, sacó el pie del acelerador y prefirió dejar pasar el reloj. Cerró la goleada con un cuarto gol, aunque sobre el final llegó el descuento, de tiro libre. Tristán Suárez tuvo prácticamente el mismo protagonismo que un espectador. En la primera etapa no supo cómo contener los constantes y filosos ataques bohemios, y recién en el segundo tiempo logró tener más la pelota –porque Atlanta se la cedió- pero mostró una gran incompetencia y una gran incapacidad futbolísticas.

Los primeros 45 minutos fueron, entonces, brillantes. Dignos de ser vistos incluso para un espectador neutral. Atlanta tomó la iniciativa desde el comienzo y no ahorró esfuerzos en la búsqueda del arco rival. Sorprendía la gran cantidad de gente con que atacaba el Bohemio. Mancinelli y Ferragut, el lateral izquierdo improvisado, pasaban permanentemente al ataque. En el mediocampo, no faltaban los jugadores que supieran tratar bien la pelota: con Guzmán, Carou y Galeano el fútbol estaba asegurado. Y con los Soriano arriba el gol podía venir en cualquier momento. Atlanta fue una maquinita, logrando combinar velocidad con el toque. Así, se vieron jugadas colectivas muy buenas, abriendo la cancha, con desborde, cambios de frente, cambios de velocidad, y culminación de la jugada cerca del área chica. Los cuatro goles bohemios llegaron por cuatro jugadas excelentes en las que participaron distintos jugadores. Para aplaudir.

Con los tres puntos, Atlanta alargó a 8 puntos la ventaja sobre su escolta, Estudiantes, aunque Chicago se mantiene firme a 10 unidades. De todas maneras, lo que debemos rescatar más que nada de esta gran victoria es que Alonso supo cómo reemplazar a los tres suspendidos. Introdujo variantes tácticas, suplentes que no venían jugando, y los resultados fueron satisfactorios. Valdés cumplió una actuación impecable como marcador central, Segovia no tuvo fisuras en la zaga, Ferragut se proyectó muy bien por la banda izquierda, Palisi se la bancó en el medio como único volante central. Atlanta es más que un par de nombres, es un gran equipo y tiene un gran plantel.