lunes, 31 de octubre de 2011

El disfraz de Pellegrino, furor en Halloween

Atlanta es otra vez noticia en todo el mundo por una curiosidad desopilante. Su arquero -hoy titular- Fernando Pellegrino ha sido fuente de inspiración para miles de niños que han elegido disfrazarse como este temible guardavallas en ocasión de la celebración de Halloween, la festividad imperialista que hoy incluso ha invadido nuestra patria.

Pellegrino, con su enorme altura y sus criminales puñetazos en las pelotas aéreas, ha logrado en estos dos partidos mantener el arco en cero en un equipo que venía de recibir 11 goles en 180 minutos, y al mismo tiempo noquear a un par de jugadores rivales. Un tanto heterodoxa su forma de atajar, pero notablemente efectiva. Lo que es seguro es que el próximo que vaya a cabecear al área bohemia lo pensará dos veces. No querrá vérselas con el gran Pellegrino, quien ya ocupa el panteón de los monstruos más terribles, junto a la Momia Negro Luqui y el Hombre Bobo Cordone.

sábado, 29 de octubre de 2011

Vale doble

Atlanta ganó dos partidos seguidos por primera vez en la temporada y fue además su primer triunfo en Villa Crespo. Los hinchas pudieron irse festejando del Gran León como hacía tiempo que no se veía, tras tantas frustraciones y amarguras. Aquella oscura tormenta que dejó como saldo dos goleadas en contra dolorosas parece haber quedado atrás. La crisis, el caos, el apocalipsis, han sido muy recientes, pero estos dos triunfos han permitido recuperar la fe y la esperanza. Si el 4-0 en Jujuy fue el golpe de efecto que sorprendió a todos y significó la increíble resurrección del equipo de Ghiso, ahora como local tenía la gran chance y la obligación de ratificar la recuperación en un partido clave por la permanencia, ante Guillermo Brown de Puerto Madryn, otro de los recién ascendidos al Nacional. Atlanta cumplió: ganó bien, 2-0, con amplia justicia, y se llevó tres puntos que lo sacan del descenso directo. No es poco que el Bohemio haya ganado el partido que tenía que ganar.

Después de la goleada en el Norte jujeño, parecía lógico que Ghiso repitiera los mismos once. Sin embargo, las lesiones -que tanto acosan a este plantel- lo impidieron. El juvenil de Lanús Hernán Lopes tuvo la chance de debutar en lugar de Milán, Galeano quebró el doble cinco de marca al reemplazar a Pogonza, y Pepito Castro ocupó el puesto del fracturado Aparicio. Atlanta fue muy superior en el primer tiempo. Con una defensa firme, un Mancinelli picante, un Lorefice que se hizo dueño del mediocampo, y el juego de Galeano, Castro y Andrés Soriano, el conjunto de Ghiso dominaba el encuentro y generó situaciones de peligro en exceso como para ponerse en ventaja. Pero entre la mala suerte y la mala definición, no se pudo quebrar el cero. Brown demostraba ser un rival muy flojo, nada inquietante en ofensiva, y ofreciendo amplios espacios en su campo. El partido era accesible, el gol tenía que llegar, había que ganarlo.

La lesión de Mancinelli -que siguió jugando- le impidió mantener su marcha arrolladora al lateral derecho. En el segundo tiempo, el Bohemio salió sin actitud, impreciso, y se vio confundido ante un rival que salió a presionar más arriba y a controlar la pelota. El partido se ponía parejo, complicado. Se diluía todo lo bueno hecho en el primer tiempo. Sin embargo, la justicia llegó de forma retroactiva, y en el peor momento del equipo, Galeano clavó un gol desde afuera del área, con un efecto loco que violó las leyes de la mecánica newtoniana. Poco después, Guzmán se mandó un jugadón y habilitó muy bien a Castro, que definió con la serenidad de un nueve experimentado, clavando el 2-0. Fue el resultado final.

domingo, 16 de octubre de 2011

Un día de la puta madre

Gracias fútbol por ser como sos. Gracias por permitir lo imposible, por hacer real lo impensado. Gracias por tanta generosidad. Quién hubiera soñado siquiera con un triunfo en Jujuy luego de aquella patética despedida tras el 0-4 ante Instituto. Todo era caos, crisis. Frente a un panorama tan oscuro, no podía esperarse otro resultado que una derrota en el Norte argentino. Porque Gimnasia era potencialmente puntero, porque ostentaba un invicto de 18 partidos en su cancha, y porque no había recibido goles como local en todo el torneo. Parecía simple suponer que el Lobo jujeño seguiría el mismo camino que River e Instituto, los otros dos equipos que pelean arriba y que superaron de forma holgada a Atlanta. Ante estas circunstancias, hasta perder por poco era un buen resultado si se atisbaba una mejoría en el juego. Un empate en cero era el objetivo, casi un milagro. Pero esta vez la paradoja del fútbol le dio una alegría enorme al pueblo bohemio, que debió sufrir una de las semanas más duras de los últimos años, pero pudo desahogarse con un triunfo increíble que no estaba en los planes de nadie. Sí, 4-0 a Gimnasia de Jujuy, y de visitante. Imposible de creer.

Hubo varios cambios en el equipo después de los 11 goles recibidos. Llinás, después de defender el arco bohemio durante casi tres años consecutivos sin interrupciones, salió para dejarle su lugar al lungo Pellegrino. Atlanta perdía a su capitán y símbolo, pero que no estaba pasando por un buen momento. En la defensa, retornó desde Lanús el gran Lucas Mancinelli, quien vino a cubrir el cupo liberado por la lesión grave de Arce. Ghiso se decidió por un inmutable 4-4-2 con la idea de no regalar nada. Así, Atlanta jugó por primera vez en el campeonato con un doble cinco de marca de entrada: Pogonza y Lorefice, con Guzmán y Ferragut por las bandas. Arriba, volvió Andrés Soriano recuperado de su lesión. Y qué importante fue.

¿Cómo explicar el 4-0? Algo cambió para bien en Atlanta. Salió con otra actitud, más firme y convencido. Le jugó de igual a igual al rival. El medio estuvo más asentado, gracias a la labor de los dos volantes centrales y un buen rendimiento de Ferragut. La defensa, aunque más sólida que en los últimos dos partidos, siguió teniendo algunos problemas. Pellegrino, con un estilo peculiar, cumplió con la premisa de dejar el arco propio invicto. Arriba, Atlanta fue pura contundencia. Con un esquema cauteloso, prácticamente no atacó, pero fue tremendamente efectivo en las situaciones que generó. Aprovechó las distracciones que tuvo un sombrío Gimnasia y así fue edificando una goleada histórica. El regreso de un Andrés Soriano en su mejor nivel fue clave: con su viveza abrió y cerró el partido. Una especie de media vuelta de Aparicio y un cabezazo de Ferragut completaron los goles del triunfo.

La goleada deja obviamente muchos aspectos positivos. Antes que nada, el Bohemio logró tres puntos clave para cortar la mala racha de goleadas en contra y volver a meterse en la lucha por la permanencia, con 1,000 de promedio (luego de las elecciones nacionales se viene un duelo clave ante Brown de Madryn). El triunfo es el envió anímico que necesitaba el plantel para superar el mal momento vivido y pensar en una recuperación definitiva. Lucas Mancinelli y Andrés Soriano son jugadores de otra jerarquía que pueden darle mucho al equipo. Con el doble cinco de marca, el mediocampo estuvo más sólido, y puede ser el camino hacia el equilibrio. Guzmán también cumplió una buena actuación. Pellegrino seguirá en la mira, pero suponemos que si no comete grandes errores y los resultados acompañan le quitará el puesto al eterno Llinás. Mientras tanto, la defensa sigue sin dar garantías. Los jujeños entraron mucho por las puntas y si no convirtieron ningún tanto es porque el azar estuvo de nuestro lado. Ahora quedan dos semanas para trabajar y al menos se encararán con otro ánimo, con mayor tranquilidad, pero por sobre todas las cosas, con confianza: en Atlanta hay material para dar pelea.

jueves, 13 de octubre de 2011

Rob Sloan, salio tercero en la Maraton pero se habia tomado el bondi!!!

Si este no es el Siome del 2011 pega en el palo, se llama Rob Sloan y es de Sunderland el domingo pasado se anotò en la Maraton de Newcastle y llego 3 , despues de la medalla y el beso las declarasiomes" El sueño de una vida!!" para este muchacho de 31 pirulines!.
Pero algo olia mal y el que llego 4 tiro la bronca!! como es posible si yo venia tercero y no me paso nadie!!!!
Al final saltò la ficha y gracias a las camaras de television el jurado comprobo que ROB se habia subido a un bondi para hacer 10 km y bajarse en medio de un bosque para meterse nuevamente en el grupo a pocos km del final
El Siome debio devolver la medalla y seguramente sera suspendido de por vida.
Esto pasa solo en el Reino Unido imaginate un chabon corriendo la maraton Adidas que se toma el 130!! hubiera llegado ultimo con 4 hs de retraso!!!!

lunes, 10 de octubre de 2011

Entre la Razón y el Corazón

En estos días de tragedia futbolística, el hincha bohemio duda en una fuerte disyuntiva entre sus partes racional y sentimental que lo componen. Su primera reacción, dominada por un espíritu genuinamente pasional, lo lleva a una profunda tristeza, al desconsuelo, y a la bronca. Los jugadores, el cuerpo técnico, la dirigencia, se transforman en blanco de los ataques, el repudio y puntos de descarga de toda esa bronca contenida. Si bien la reacción se sustenta en la pasión, no les faltan buenas razones a los hinchas para ofuscarse. Más allá de la mala campaña del equipo, lo que rebalsó el vaso fue la patética actuación ante River en la que los jugadores se achicaron y no demostraron si quiera una gota de actitud. El intercambio de camisetas con Cavenaghi y compañía fue una daga en el herido corazón bohemio. Y el ofrecimiento de camisetas a la barrabrava tras el 0-4 ante Instituto pareció una broma o una señal de rendición antes que un gesto de reconciliación. El cuerpo técnico encabezado por Ghiso no se queda atrás: como si el mamarracho de las camisetas no hubiera sido suficiente, el técnico se desentiende de su responsabilidad en estas dos goleadas e insinúa su arrepentimiento por haber venido a dirigir al club que le dio el gran empujón en su carrera como DT. Mientras tanto, la dirigencia, destacada estos años por su coherencia y cohesión, se enreda en una maraña de intrigas internas que ponen en riesgo la estabilidad institucional y financiera que ella misma supo construir con tanto esfuerzo.


Hinchas, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes se encuentran entonces dominados por esta contagiosa ola de irracionalidad, un caos emocional que sólo puede llevar al derrumbe deportivo, financiero e institucional. La responsabilidad no es de un sólo sector, es de todos. Los jugadores no tienen que regalar camisetas ni salvar sus propias carreras, sino deberse al club y al equipo: los que no juegan tendrán que apoyar desde afuera, sin importar si provienen de Lanús o llevan varios años en el club. El técnico deberá trabajar para dejar a Atlanta en la B Nacional: aceptó el desafío y se realizó un gran esfuerzo económico por traerlo. Ya no es momento de arrepentimientos sino de demostrar sus pergaminos en la categoría. Ghiso es la cabeza del plantel y no puede realizar declaraciones públicas que no ayudan a superar este momento sino que por el contrario parecen agregar más leña al fuego. De nuevo: la razón antes que el corazón. Lo mismo vale para la dirigencia, que ante todo debe mantener la serenidad mental y la fortaleza anímica para tomar decisiones con claridad y previsión.


Por último, qué nos toca a nosotros, los hinchas. Podríamos preguntarnos qué utilidad tendrá insultar en todo momento a los jugadores, al técnico, a los dirigentes, más allá de las buenas razones que cada uno crea tener. Está claro que Ghiso no puede decir lo que dijo, pero ¿servirá de algo acosarlo hasta obligarlo a renunciar? ¿Qué futuro tendría el equipo después de ello? ¿Milán va a jugar mejor cuanto más lo insulten? Está claro que este clima de rechazo sólo genera nervios, desesperación y un círculo vicioso de malos resultados. El hincha debe apoyar, confiar en un plantel que está destruido anímicamente y que sin duda está para pelear la permanencia siempre y cuando recupere la confianza y la tranquilidad. El hincha, por una vez en la vida, deberá tragarse las ganas de expresar su bronca, absorber los golpes, y hacer lo más conveniente para el club. Atlanta, para quedarse, necesita del apoyo del público. Los jugadores no pueden sentirse como si fueran genocidas en territorio enemigo. La Razón deberá ganarle la batalla al Corazón en el corto plazo para que las satisfacciones lleguen al Corazón en el largo plazo.

sábado, 8 de octubre de 2011

Vergüenza (Segunda Parte)

Me entristece llegar de la cancha nuevamente amargado y tener que revivir la segunda humillación que sufrimos en esta semana. Como si el 7-1 ante River no hubiera bastado para derruir los ánimos bohemios, cuando se presentaba la oportunidad de una recuperación vino otro duro golpe, que terminó por derrumbar el edificio anímico y emocional. Perder 0-4 en Villa Crespo es indicio de que algo anda muy pero muy mal, más allá de que Instituto sea quizá uno de los dos o tres mejores equipos del torneo. Si al principio del campeonato dije que Atlanta estaba para jugarle de igual a igual a cualquiera y que no era menos que nadie, ahora la impresión es bien distinta: pareciera que el resultado más probable e incluso indefectible es la derrota. El momento es crítico, con tonos apocalípticos. Se rompió la relación entre los hinchas y los jugadores, y el gesto del final de las camisetas no parece ser una solución. ¿Qué quisieron decir los jugadores con ese mensaje? Ellos deben expresarse en la cancha, jugando al fútbol. No de otra manera.

Intentaré ser lo más parsimonioso y racional posible para pensar este duro momento que vivimos los hinchas bohemios. La sensación de muchos es que ya está decretado el descenso, que ya no hay nada por hacer con un plantel paupérrimo. Pero recién van 10 fechas, todavía falta mucho. Cierto es que las últimas dos nos tocó contra los mejores -y ahora encima se viene Jujuy- pero no podemos resignarnos a descender tan pronto. Probablemente los jugadores que nos dieron el campeonato no son tan buenos para una B Nacional como creíamos, y los refuerzos no están rindiendo, pero hay material para armar un equipo competitivo que pueda pelear la permanencia. El tema es cómo salir de este pozo, lo cual parece muy difícil. Los jugadores están destruidos anímicamente, con una total falta de desconfianza, y el rendimiento individual es por tanto pésimo en general. El clima no es el mejor, y los resultados negativos sólo generan un círculo vicioso de reclamos, tensión y reproches.

Tampoco podemos creer sin embargo que se trate solamente de "poner huevos" o levantar el ánimo del plantel. Futbolísticamente, Atlanta ha demostrado grandes fallas que si no corrige a tiempo no habrá forma de evitar las derrotas. Si con una ofensiva inerte cuesta conseguir triunfos, con un mediocampo inexistente y una defensa espantosa se hace imposible no recibir (varios) goles. La llegada de Mancinelli puede servir para cubrir una posición en la que hoy Atlanta debe improvisar, pero no es Mancinelli un gran defensor sino más bien un gran lateral con proyección. Arancibia, que había tenido malas actuaciones jugando de cuatro, se asentó en su posición natural, de marcador central. Pero la defensa siguió presentando problemas gravísimos y así Instituto no tuvo inconvientes en convertir cuatro goles. Los cordobeses jugaron muy bien, pero Atlanta se la dejó demasiado fácil. A los 9 minutos de empezado el partido, el Bohemio estaba ya 2-0 abajo. Esa desventaja se sumó a la pesada mochila que traía de la cancha de San Lorenzo. En el primer tiempo, con corazón y entrega, arrinconó al conjunto visitante y mereció el descuento. Pero no acertó en el arco rival, y después lo pagó caro.

Atlanta volvió a cumplir una pésima actuación, y recibió así 11 goles en tan sólo cuatro días. La situación es muy delicada y en Villa Crespo se vive un infierno porque en poco tiempo parece derrumbarse el costoso castillo futbolístico construido con el reciente ascenso. Los jugadores y el DT son los únicos que pueden salir de esta situación.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Vergüenza

Se hace difícil escribir el comentario de un partido así en caliente, minutos después de haber vuelto de la cancha. La sensación unánime del pueblo bohemio era de vergüenza, humillación. Las estadísticas podrán aportar lo suyo, pero todos los hinchas sintieron que nunca habían visto una derrota tan humillante en la historia bohemia. No es la bronca de un partido que se pierde en el último minuto, es la desolación y la tristeza de una caída devastadora, sepulcral, de cementerio. El 7-1 ya es tapa de todos los diarios; los goles se pasean por todos los canales. Y Atlanta es protagonista de una vergüenza que será difícil de olvidar.

Para los hinchas éste era el gran partido esperado en el año, junto al clásico ante Chacarita. Era la chance de volver a jugar con River y de volver a poner el nombre del club en las primeras planas dando un golpe grande. El hincha fue con todo su orgullo bohemio, con todas las expectativas, motivadas también por el triunfo reciente en La Plata y el regreso de Ghiso al banco. Estaba claro sin embargo que una derrota como visitante ante River era algo lógico que podía llegar a ocurrir. El problema es que se afrontó este partido tan trascendental sin dignidad. Existen las derrotas dignas en el fútbol, pero no fue éste el caso.

Si a lo largo de estas fechas hemos visto que distintos equipos le jugaron dignamente a River, sacando a veces buenos resultados, jugándole de igual a igual a un gigante del fútbol argentino, lo de Atlanta fue todo lo contrario. En vez de agrandarse ante un gran desafío, los jugadores se achicaron. Quedaron tan chiquititos que fue como si no hubieran salido a la cancha siquiera. Salieron resignados, a ver qué pasaba. Más allá de la insalvable diferencia de jerarquía individual, Atlanta no pudo compensar esa desventaja futbolística con actitud ni con inteligencia. Era un partido para matarse, pero los jugadores jugaron como en un entrenamiento. Y no pareció haber una estrategia para afrontar semejante partido. El conjunto de Ghiso no supo qué hacer con la pelota cuando la tuvo: sin presencia, sin ideas, sin juego. No propuso. Pero tampoco armó una estartegia para defenderse coherentemente. En una cancha ancha como la de San Lorenzo, las puntas fueron una invitación para cualquier jugador local. La defensa fue un completo desastre: le entraron por todos lados y de todas las formas. Llinás tuvo una actuación flojísima y fue responsable en más de un gol. En realidad no se salvó nadie: todos jugaron pésimo.

River hizo 7 goles pero pudo haber hecho muchos más, porque Atlanta no le hizo oposición alguna. Más allá de los méritos de un River que tiene con qué, el Bohemio le regaló todo lo que quiso. No fue rival, no hubo equivalencias entre dos equipos que parecían estar en categorías muy diferentes.

Fue un golpe durísimo, una paliza fuerte. Pero habrá que superarla. El sábado se juega otro partido y empieza 0-0. Hay que olvidar la goleada lo más rápido posible, pero no se podrá borrar. Ghiso deberá trabajar mucho para levantar anímicamente al plantel y hacerles entender a los jugadores que pueden dar más, que pueden levantar esto. Pero con lo anímico no basta: Atlanta defiende pésimamente, y defendiendo así no hay manera de evitar el descenso a la B Metropolitana.

domingo, 2 de octubre de 2011

Futbol para Siomes: Gimnasià-Atlanta !!



Ganò el Bohemio señores!!! volvio la Vitroleta!! Para vos que lo viviste en el bosque, para vos que no pudiste ir porque laburas un sabado, o para vos que vivis en el extranjero y como Camusso tenes que verlo por Internè!!!!!
Revivi este Magicmoment Bohemio!!!!!!

sábado, 1 de octubre de 2011

Dulce despertar

¡Al fin llegó el triunfo! ¡Cuánto lo esperamos, cuánto que ansiábamos volver a sentir esta sensación! Tremendo desahogo el del pueblo bohemio, que festejó fervorosamente su primera victoria en el torneo. Hasta la octava fecha se hizo esperar, y fue un triunfo más que especial, debido a un contexto de fuertes emociones. Porque no sólo se ganó por primera vez en el torneo -era el único equipo al que le faltaba ganar- quitándonos una mufa y una bronca de encima muy grandes, dejando atrás todo lo que salió mal en las primeras fechas. Se ganó en La Plata, en el mismísimo estadio de Gimnasia, un rival al que si bien tenemos de hijos según cuenta el historial, pero que venía jugando en Primera desde hacía 25 años. Se ganó en el regreso al club de Jorge Ghiso, entrenador que viene a reemplazar a Javier Alonso y que pretende volvernos a dar las alegrías que nos dio en el 95. Se ganó nada menos que con un gol de Matías Castro -su primer gol- hijo del histórico Pepe Castro, otro que nos dio alegrías de la mano de Ghiso. Se armó un festejo grande en el Bosque, y todos recordamos entonces cuánto se disfruta ganar de visitante, bien de visitante.

Victoria enorme si se tienen en cuenta las circunstancias. Porque el rival no era sencillo, porque el cambio de técnico fue abrupto y Ghiso sólo pudo trabajar un par de días con el plantel. Porque la grave lesión de Arce obligó a colocar a Arancibia en la improvisada función de lateral derecho. Y porque las urgencias eran enormes: había que ganar como sea para no perder el tren de la lucha por la permanencia. Ahora, con 8 puntos, Atlanta está vivo, listo para pelear mano a mano con Desamparados, Brown, Huracán y compañía. Con semejante envión anímico, el gran objetivo es dar el batacazo ante River y quitarle su invicto.

Pero vamos al partido en cuestión, en La Plata, en donde Atlanta hizo valer la vieja paternidad sobre Gimnasia que descansaba en los libros de Historia. Cierto es que le tocó un rival desintegrado, con fuertes problemas defensivos, con pocas respuestas anímicas y futbolísticas. No por nada posiblemente haya sido el último partido de su DT, Ingrao. Gimnasia es justamente ahora un rival nuestro en la lucha por no descender. Pero no hay que desmerecer tampoco los méritos de Atlanta para ganar el encuentro

¿Cuánto cambió de la era Alonso a la era Ghiso? Uno podría pensar que no mucho. El técnico apenas pudo conocer al plantel en estos días. Pero el nuevo DT hizo un par de cambios que marcan su estilo. El planteo fue un inamovible 4-4-2, aunque con matices variables. Confió en Aparicio, que esta vez jugó de delantero (nada de volantear), y no le falló. El atrevido ex-Lanús jugó un gran partido, volviendo locos a los defensores del Lobo, y convirtió, de zurda, el 1-0 parcial. El equipo en general exhibió otra actitud y mostró una mayor fortaleza anímica. El mediocampo no cambió de nombres, pero sí mejoró el rendimiento. Pogonza se hizo dueño de la cancha. En la defensa, sin embargo, persistieron los problemas. El 1-1 parcial producto de una desatención defensiva parecía arruinar lo bueno que había hecho en ofensiva Atlanta en el primer tiempo. La realidad es que era un partido de ida y vuelta: así como el visitante intentaba golpear y generaba chances, también las sufría en el arco propio.

En el segundo tiempo, Atlanta atacó muy poco y perdió el control de la pelota. Pero los cambios que realizó Ghiso fueron decisivos. El ingreso de Cherro por Lugo solucionó la cuestión defensiva. Y luego Pajón envió el buscapié que terminó metiendo Pepito Castro para festejarlo con euforia. El hijo del Pepe volvió a demostrar que está para darle fútbol al equipo. Finalmente, Atlanta aguantó bien el resultado, ante un Gimnasia liquidado. Y se llevó tres puntos importantísimos para Villa Crespo.

Ahora se viene nada menos que el esperado encuentro ante River. Habrá que tomar las precauciones necesarias, pero no resignar el triunfo. ¿Castro y Cherro volverán a ser titulares?