sábado, 26 de mayo de 2012

Una luz de esperanza

El convulsionado y golpeado Atlanta todavía muestra signos vitales. Con 31 puntos, un puntaje con el que ya estaría descendido en otros campeonatos, sigue con vida en esta B Nacional y da pelea por permanecer. Los hinchas saben que la situación es delicada, que el descenso es lo más probable. Pero el Bohemio no se rinde. En el debut del Huevo Rondina como cuarto técnico del equipo en la temporada, se llevó un punto valioso de Quilmes, aunque lo que se necesitan ahora son más triunfos que empates, y con la sensación amarga de haber empatado después de estar 75 minutos arriba en el marcador. No hubo otro batacazo como aquel en cancha de Vélez ante River, pero Atlanta mostró al menos una notable mejoría futbolística y casi se trae un heroico triunfo ante uno de los candidatos al ascenso.
Se sabe que cuando viene un nuevo entrenador hay borrón y cuenta nueva, nuevos aires, y la posibilidad de levantar anímicamente a un plantel golpeado. Rondina, que sabe de batallas, apostó a la inyección anímica en un partido durísimo. De todas maneras, no es novedad en esta segunda rueda un mejor rendimiento del equipo en las paradas más complicadas, contra rivales que son protagonistas. Para visitar al Cervecero, el Huevo armó un novedoso 4-4-2, con cuatro marcadores centrales en la defensa, un doble cinco combativo, y Ferragut y Ramírez como carrileros. Por cómo se fue desarrollando el partido, parecía que Atlanta estaba iluminado por el Señor: era una tarde de suerte, como para aprovecharla. En el primer minuto, los rebotes en una pelota parada beneficiaron a Milán, que sólo tuvo que empujarla para sorprender con el 1-0. ¡Al fin las pelotas paradas le sonreían al Bohemio! Después, el conjunto visitante se replegó totalmente para defender la ventaja, apostando al contragolpe aunque sin éxito. Cedió la posesión del balón y combatió con garra y entrega en la defensa y el mediocampo. El equipo estaba bien parado, ordenado, y los jugadores estaban concentrados en el objetivo. La defensa de los cuatro centrales prácticamente no tuvo fisuras, liderada por un Milán enorme. En el mediocampo, Lorefice y Pogonza mordieron y lucharon. Pero no alcanzó. Quilmes fue por momentos un vendaval: acorraló al Bohemio en su arco a fuerza de córners y tiros libres, generando gran cantidades de situaciones de peligro. Atlanta se salvaba, la suerte y el esfuerzo lo acompañaban, pero a 15 minutos del final el local encontró el gol, y se derrumbó la resistencia bohemia. Nuevamente la gran deficiencia estuvo en el ataque, en donde Atlanta no encontró la forma de desequilibrar o aprovechar los espacios que le dejaba Quilmes en los contraataques. No pudieron Ramírez, Castro ni Bielkiewicz. Tampoco Aparicio y Abel Soriano cuando ingresaron. Por eso, finalmente el visitante debió conformarse con un empate que lo deja vivo, por más que la soga del descenso le esté apretando fuertemente el cuello. Todavía queda una luz de esperanza. Por lo pronto, Desamparados está abajo, pero habrá que ganar un par de partidos para superar también a Chacarita.

sábado, 19 de mayo de 2012

No pudo dar vuelta la historia

Por más que la matemática todavía mantenga vivo a Atlanta, la sensación general es que el descenso está escrito. Las chances son virtuales porque la teoría asigna cierta probabilidad no nula de que el triunfo bohemio ocurra, pero en la realidad vemos que ganar parece imposible. Este equipo ya hizo todos los méritos posibles para irse al descenso y está culminando la temporada a tono. Desperdició múltiples oportunidades de superar a sus rivales por la permanencia, habiendo conseguido en este 2012 una sola victoria, nada menos que frente a River. Todo lo demás fueron puras decepciones. Este sábado sumó un fracaso más a la larga cuenta, otra derrota dolorosa a la que ya nos acostumbramos los hinchas en este campeonato. Nuevamente la obligación era ganar, no quedaba otra. Y nuevamente el equipo no pudo cumplir con las exigencias mínimas para intentar luchar por salvarse. Quedan partidos, quedan oportunidades, pero ya casi no quedan esperanzas. Debería ocurrir un milagro para que este equipo destruido reviva y pueda hilvanar un par de triunfos. 
Villa Crespo se tiñó de gris con la derrota que Atlanta que sufrió ante Independiente Rivadavia. Los mendocinos, sin ser mucho más, simplemente fue efectivo en las dos primeras chances que tuvo en el primer tiempo, y con eso le alcanzó para llevarse los tres puntos. El Bohemio regaló mucho. No se entendió la decisión de Roldán de dejar afuera a Pellegrino y volver a incluir a Llinás. Rodrigo cometió un error en el primer gol y quedó marcado por el resto del partido. La defensa tampoco se quedó atrás en otro partido signado por errores defensivos, sobretodo en el sector izquierdo que volvió a ser ocupado por Lugo. Arancibia y Segovia no dieron seguridad atrás. En el medio, apenas Lorefice intentó hacer malabares para no verse desbordado por un visitante que se plantaba mejor. Atlanta fue lo mismo de siempre: un equipo nervioso, sin ideas, con muchos errores y falencias en todas sus líneas. Y eso que esta vez arriba no faltaron las llegadas, pero no estuvieron finos los delanteros en la definición. La única que entró fue la pelota que entró pidiendo permiso, cuando Andrés quedó solo frente al arco. Fue el descuento pero Atlanta no aprovechó el envió y no logró empatarlo, pese a acumular jugadores más ofensivos en el campo. No era cuestión de nombres, es que faltaron las ideas de fútbol como en todo el campeonato. 
El equipo y el técnico se fueron silbados. El clima no era el mejor. Pero por suerte no hubo mayores incidentes.  Era más el dolor por un descenso que a esta altura parece muy cercano.

domingo, 13 de mayo de 2012

Barras: ¿Por casa cómo andamos?

El mundo del fútbol argentino se sorprendió esta semana con lo que debería ser regla y no excepción. Javier Cantero, presidente de Independiente, fue noticia porque enfrentó a la temida barrabrava que parasita el club de Avellaneda, tal cual como ocurre en la mayoría de los clubes del país. Cortó sus beneficios de los cuales gozaban sobretodo en la era Comparada y los barras obviamente reaccionaron, porque se les terminaba su juego y su negocio. Pero lo más rescatable, lo positivo, lo que da una luz de esperanza en este apocalíptico fútbol nacional, es que los socios e hinchas "comunes" de Independiente apoyaron a su presidente en esta embestida. Así, Cantero y los socios a los cuales representa compartieron la valentía de combatir a un grupo de personas que solamente reportan perjuicios para el club y para la sociedad en general, pero que habitualmente utilizan su poder político y su poder físico para mantenerse indemnes e impunes.
Por supuesto no alcanza con este acto individual para terminar con este flagelo del fútbol. Pero lo de Cantero puede funcionar como un golpe de efecto que despierte a los hinchas dormidos, que seguramente quieren un fútbol distinto al actual. No basta con el pasivo apoyo que recibió Cantero de políticos y otras personalidades, si bien es altamente positivo el rechazo de la opinión pública a las barras. Esta iniciativa debe ser acompañada por los demás clubes, con sus socios y dirigentes imitando las acciones para combatir esta enfermedad. Lo cual inevitablemente nos lleva a preguntarnos si algo así sería posible en Atlanta, cómo están dadas las cosas. El ascenso a la B Nacional desnudó el alto potencial de poder que tiene la barrabrava bohemia, con beneficios de entradas y transporte en los partidos de visitantes en el Interior. Al menos, la violencia parece contenida, en comparación con lo que ocurre en otros clubes. Pero no podemos esconder un problema que existe y que perjudica al club económicamente, además de alejar a las familias de la cancha. 
No podemos esperar que mágicamente la iniciativa de la dirigencia caiga del cielo. Ellos también tienen familias y vidas que conservar. Las ganas de combatir este mal debe nacer de todos los hinchas genuinos, de los socios. Sólo si estamos todos unidos y tenemos claro nuestro objetivo podremos lograrlo. No habrá un Libertador iluminado que venga a liberarnos.

domingo, 6 de mayo de 2012

Amparados por Desamparados

Atlanta volvió a jugar un muy mal partido como local, sigue sin poder ganar desde aquella hazaña ante River, pero increíblemente al mismo tiempo logró con este mísero punto salir de la zona de descenso directo. A seis fechas del final, con Brown de Madryn recuperado futbolísticamente y tres puntos arriba, la lucha será mano a mano con Desamparados y Chacarita. Una lucha que no premiará al mejor sino al "menos peor". Pese al pésimo momento por el que está pasando el Bohemio y pese a la pésima campaña realizada no sólo en las últimas fechas (ganó sólo un partido en lo que va del 2012) sino a lo largo de la temporada en general (30 puntos en 32 partidos), las chances de zafar del descenso directo y apostar a una Promoción para salvarse siguen intactas. Y todo porque Chacarita ya poco depende de sí mismo y porque Desamparados viene en pendiente negativa, con una racha incluso peor que la de Atlanta. Pensar que si no fuera por aquel triunfo sanjuanino en Villa Crespo estarían muertos. 
La mueca de tristeza mutó débilmente en esperanzadora sonrisa cuando los buenas noticias llegaban desde San Juan. La tranquilidad de saber que no estamos descendidos, pero la realidad es que Atlanta juega como si lo estuviera. O mejor dicho, juega para descender. La historia frente a Boca Unidos fue similar a otras películas que ya hemos visto en Villa Crespo este campeonato: un equipo impotente, sin fútbol, sin ideas, sin argumentos para ganar el partido. ¿Podrá jugando así el Bohemio lograr los puntos necesarios como para salvarse? Por lo pronto, hacer un gol parece una tarea imposible. En este 1-1 el gol sólo pudo llegar con un penal, convertido por Abel Soriano. El último gol del equipo había sido aquel de Lorefice en el Amalfitani. Lo peor de todo es que a Atlanta le cuesta muchísimo generar jugadas de peligro, y cuando las tiene las desperdicia. En este encuentro sólo tuvo dos a favor, en los primeros minutos del primer tiempo, en lo que era un tramo auspicioso del partido. Pero con la lesión de Mancinelli perdió a su pieza más peligrosa en ofensiva, y luego no pudo generar un solo ataque. Roldán, desorientado, ya probó de todo. Usó distintos esquemas, distintos jugadores. Esta vez le tocó el turno a Carou, que no jugaba en el club desde la Primera B Metro. El 10 manejó por momentos la pelota pero fue inofensivo. Mientras tanto, arriba Abel y Bielkiewicz no agarraban una. A ellos se sumaba un Galeano totalmente impreciso. 
La verdad es que antes de lamentarse por un empate que nos impide nuevamente un triunfo en casa, vale la pena decir que Atlanta estuvo mucho más cerca de perderlo que de ganarlo. Los correntinos, con el oficio de Visconti, complicaron mucho y tuvieron situaciones como para llevarse los tres puntos. La defensa bohemia tuvo otra actuación para el olvido y es preocupante porque no se supo suplir la ausencia de Nico Cherro. Para colmo, Milán llegó a las 10 amarillas, y Arancibia también se retiró lesionado. El futuro de Atlanta pinta oscuro, pero todavía puede dar pelea en la lucha por ser el menos peor.