jueves, 29 de noviembre de 2012

Acá está el puntero

Era la prueba de fuego que faltaba. Luego de alcanzar la punta tras el triunfo en la Isla Maciel, Atlanta afrontaba el duro desafío de recibir a Estudiantes, que venía con un envión importante, cerca de la cima. A lo largo de todo el campeonato, el Bohemio nunca había podido salir victorioso enfrentando a los candidatos: Chacarita, Temperley, Platense, Morón. Era una pesada deuda, un reproche para un equipo que  había llegado hasta arriba de todo legítimamente, ganándoles a los más débiles, en los encuentros teóricamente más accesibles. Pero se sabe que si la aspiración es pelear el ascenso, hay que ganar también los partidos chivos, los encuentros clave frente a los rivales directos en la pelea. Y con su trabajoso triunfo frente al temible Estudiantes Atlanta logró sacarse de encima esa mochila y demostrar que está para cosas serias, que tiene con qué pelear la punta. Porque si bien el juego no luce y se sufre mucho para ganar, alcanza para superar a la mayoría de los rivales en una categoría de pobre nivel. Claro que habrá que seguir mejorando para construir un equipo que pueda seguir manteniéndose arriba.
Villa Crespo fue una fiesta en el último partido como local en el 2012, por lo tanto la última oportunidad del público de ver en cancha a su equipo. El gol de Guzmán -tirándose para alcanzar la pelota y meterla en el arco casi sin ángulo- se gritó fuerte, y se festejó con todo el pitido final, luego de sufrir todo un tiempo. No es que Estudiantes haya hecho mucho mérito para empatarlo. Por el contrario, apenas tuvo una chance clara. Si bien tuvo más la pelota, no supo qué hacer. Fue muy buena la actuación de la defensa bohemia, muy sólida sobretodo en el segundo tiempo, cuando el asedio fue mayor. Hernán Lopes y Segovia sobresalieron como figuras destacadas. Gagliardo, siempre seguro como en los últimos partidos. Palisi, esta vez más irregular pero de incansable labor en el mediocampo. Guzmán y Sanabria jugaron bien en la primera mitad, cuando Atlanta mostró sus mejores pasajes de juego y ambición ofensiva. 
No sobró nada, pero el conjunto de Rondina dio una muestra de carácter. Sólido, eficaz, puntero.  

lunes, 26 de noviembre de 2012

El puntero que surgió de las cenizas

Durante el entretiempo el club San Telmo homenajeó a doña Rosa, una señora de 83 años de la Isla Maciel fanática del Candombero, fallecida recientemente. Increíblemente, decenas de familiares y amigos esparcieron las cenizas de doña Rosa por el césped de la cancha y por la tribuna. Luego de este extraño episodio, comenzó el segundo tiempo, y al minuto Andrés Soriano metía un derechazo cruzado en medio de las cenizas. Era el 1-0 y con ese gol Atlanta llegó a la punta por primera vez en el campeonato, compartiendo el lugar con Platense. Un gran triunfo, trabajoso, sacrificado, lleno de sufrimiento, fue el que consiguió el Bohemio en la Isla Maciel y el que lo catapulta a la punta. Superó las adversidades, aprovechó sus virtudes, y ganó nuevamente de visitante, algo que se está haciendo costumbre en el torneo.
No fue fácil. El primer tiempo fue parejo, con oportunidades de gol para ambos equipos. Cada uno tuvo un tiro en los palos, y algunas jugadas más de peligro. La apertura del marcador por parte de Soriano -cuya presencia ofensiva fue siempre un problema para los defensores locales- cambió el juego en el partido. Atlanta comenzó a manejar la pelota con mayor tranquilidad, reforzándose atrás y parándose de contragolpe, medio por el cual pudo haber liquidado el pleito en un par de chances. San Telmo se desesperó e intentó acercarse al empate pero sin fútbol, sin ideas, nervioso, a puro pelotazo. La victoria se sufrió por la mínima diferencia en el marcador pero realmente el local no tuvo situaciones claras para igualarlo. 
Palisi fue el punto más alto del equipo gracias a su eterno sacrificio en la mitad de cancha, anticipándose, mordiendo, cortando el juego del local. Gagliardo se mostró seguro en el arco. La defensa debió improvisar: dado que Valdez no se recuperó todavía de su lesión, Rondina volvió a poner una línea de cuatro, con Fernández, Lopes (regresó de la suspensión), Segovia y Mbombaj. Pero el lateral izquierdo se lesionó en el primer tiempo, y debió entrar Vega para ocupar su lugar, en un puesto que no es el suyo. Pese a las improvisaciones, el Bohemio pudo aguantar el resultado y llevarse tres puntos muy importantes. Claro que deberá ratificarlo cuando enfrente el jueves al envalentonado Estudiantes, en Villa Crespo.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Desborde pasional premeditado

En su célebre Facundo, Sarmiento describe a Facundo Quiroga -que nada tiene que ver con el ex defensor de Newell's- como un hombre guiado por sus instintos salvajes, producto de sus tierras y de sus tiempos. Quiroga es la barbarie, irremediable, predestinada. Pero, según la visión de Sarmiento, los "Quiroga" no eran los principales enemigos de la República, sino Rosas, que representaba a Buenos Aires, la maldad premeditada, racional, que nace no del instinto y la pasión sino de una fría intención de subyugar y dominar. 
¿Qué tiene que ver esto con el fútbol? Nada, justamente, porque tiene mucho que ver con las barrabravas. En otros tiempos se podía asociar ciertas características quiroguianas a estos grupos.  El instinto, la pasión, el corazón, el amor desmedido por un equipo de fútbol. Estos ingredientes en exceso podían explicar en cierto modo los hechos de violencia, como una pelea con hinchas de otros equipos o parar un partido porque su equipo perdía por goleada. Se podía decir que era simplemente el folclore del fútbol argentino excediendo (ampliamente) los límites establecidos por cualquier sociedad civilizada. 
Pero increíblemente esos hechos totalmente repudiables pueden ser recordados hasta con melancolía y romanticismo cuando vemos en qué se han convertido las barrabravas en la actualidad. De Quiroga se han transformando en Rosas. Nada en su accionar puede ser justificado en la calentura por una derrota, en el exceso de pasión. Por el contrario, es todo premeditado con inteligencia. Es mafia, crimen organizado, delincuencia de guante blanco amparada en la protección de dirigentes políticos, empresarios, policías, sindicalistas. Los que antes paraban un partido para frenar una goleada ahora lo paran porque no les dan entradas. No miran el partido, no les importa el resultado ni perjudicar a su equipo sino su propia subsistencia como parásitos del club. Y si sufren los descensos, es porque saben que las ganancias se les reducen. 
Ya no hay combates entre barras de diferentes equipos. Ya no les interesa y no les reportan ningún beneficio, aunque deben mantener las apariencias. No tienen problemas en juntarse a hacer asados, o reunirse para lograr objetivos comunes, con fines corporativos. Muchos de ellos pertenecen al mismo tiempo  a barras de distintos equipos, o son transferidos de un club a otro como si fueran pases de jugadores. Ser barra es toda una profesión. Ahora las peleas son internas: se matan por el poder, por los negocios. 
Quedó muy lejos la cultura del aguante, de la épica de las batallas y de los trofeos robados. Quien diría que todas esas prácticas despreciables serían añoradas en comparación a este presente de profesionales del apriete y la violencia, cuya existencia no tiene justificación y deben ser por tanto extirpados como un tumor maligno para que el fútbol argentino no termine muriendo. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Al final, el desahogo

Cuando parecía que Atlanta no podía torcer el destino de empate del partido, cuando estaba todo preparado para lamentar un nuevo encuentro sin poder ganar como local, cuando ya sólo quedaba lamentar todas las oportunidades desperdiciadas, apareció Andrés Soriano para definirlo y sentenciar la victoria. El goleador no había pesado demasiado en el juego, pero terminó gritando el gol de los tres puntos que le permiten al Bohemio subirse al menos momentáneamente a la punta. Todo Villa Crespo se desahogó con ese gol agónico, y desató la alegría por un triunfo negado, que vale mucho. 
Los Andes, peleando el descenso y en un mal momento, estrenaba a De la Riva como técnico. A Villa Crespo vino a combatir con la esperanza de llevarse un punto, pero no mostró buenos argumentos más que el sacrificio colectivo y el oficio de Visconti. Atlanta afrontaba el cotejo improvisando en defensa: sin Lopes (suspendido) ni Valdez (desgarrado), Rondina debió armar una línea de 4 con Vega- Fernández- Segovia- Mbombaj. Una defensa con menos altura. Pero el visitante poco preocupó, fue tibio en ataque, y el Bohemio pudo salir ileso. Fue muy buena la actuación de Carlos Fernández, veloz para cortar. En el medio, Palisi se comió la cancha, transformándose en la indiscutible figura del partido.
A lo largo de los 90 minutos, Atlanta fue más, aunque tuvo altibajos. Aun en un primer tiempo mediocre, mal jugado, poco atractivo, el local fue el único que intentó ir a buscar el partido. La tendencia se acentuó con la expulsión que dejó a Los Andes con uno menos en el segundo tiempo. Codazo del 8 a Mbombaj, y la platea ayudó a promover una roja que se veía venir. Con la diferencia numérica, el Milrayita se tiró atrás, se dedicó a defender el empate, y Atlanta apretó, buscando el gol que abriera el partido. El arquero Díaz iba convirtiéndose en figura con las atajadas que le negaban al conjunto de Rondina la victoria. La pelota no quería entrar. Ingresaron Castro, Acuña y Henneberg para intentar cambiar la historia, pero no rindieron y el Bohemio se fue perdiendo en su impotencia, en su falta de ideas de cómo quebrar la defensa visitante. El 0-0 parecía difícil de romper, hasta que apareció el Pollo. 
Tres puntos merecidos para Atlanta, que fue superior, que tuvo llegadas, que hizo todo para ganarlo. Y que se anima a pelear el campeonato.

martes, 13 de noviembre de 2012

Un equipo con gol

Quién lo diría. El mismo equipo que tantos problemas ofensivos tenía en los primeros partidos del campeonato, cuando no llegaba al arco rival y parecía una utopía convertir. El mismo que juega con sólo un delantero en cancha. Es Atlanta, el más goleador de los que participan de este torneo de Primera B. Los números muestran una realidad diferente que la imagen que suele mostrar un equipo muchas veces apático, sin fútbol. El Bohemio tiene gol, convierte seguido, y eso le ha permitido acumular triunfos con los que se ha colocado en una buena posición en la tabla, aun con grandes deudas en el juego. 
Andrés Soriano es el nombre del gol, la referencia en el área, el que siempre busca y mucho encuentra. Pero en Atlanta hay otras variantes de gol. Los defensores Valdez y Segovia son peligrosos en el área rival. Y ya sabemos que es clave que los defensores la metan, para abrir de pelota parada los partidos cerrados. Guzmán, Pinto, Mbombaj, Parentini y Acuña también han anotado, demostrando que los goles también llegan desde el mediocampo. 
En definitva, es curioso lo que los números evidencian. Con Ferreiro y Acuña irregulares en la cancha, y Soriano solo arriba, muchos hinchas reclaman un cambio en el ataque. Pero Godoy y Castro no hay sabido mostrar mejores rendimientos en la creación, y los atacantes suplentes -Alfaro, Henneberg y Tirantino- han tenido actuaciones muy pobres. En ese sentido, dentro de lo que hay, el tridente actual parece ser la mejor opción, al menos por ahora. Quizá el panorama sea otro si en la segunda mitad de la temporada llega un delantero de nivel. ¿No se podrá soñar con volver a ver la dupla Soriano-Soriano en la B Metro?

domingo, 11 de noviembre de 2012

Para seguir en la pelea

Parece increíble con qué poco le alcanza a Atlanta para seguir en la pelea por el campeonato, con todos sus problemas, con todas sus falencias. Después de quedar eliminados por Claypole en la Copa Argentina, no quedaba otra que ganar en Caseros para volver a traer tranquilidad a Villa Crespo. El conjunto de Rondina cumplió: venció merecidamente al flojo Acassuso como visitante y se mantiene a la expectativa, cerca de la cima. Claro que, en un torneo mediocre y parejo, están todos juntos y la obligación es mantener el ritmo. El partido fue tan pobre como la cantidad de público que se acercó al mediodía al estadio de Estudiantes. En medio de esa pobreza, Atlanta pudo alzarse con dos goles y dejar sin nada al local. La victoria lo coloca en la segunda posición, detrás de Platense.
Un solo cambio -y obligado- presentó Rondina con respecto al equipo que empató con Morón. Gaby López reemplazó a Palisi, suspendido. Seguramente la pésima actuación de los suplentes ante Claypole conspiró con la posibilidad de introducir otros cambios. Al fin y al cabo, lo que ocurrió en la Copa Argentina y lo que vemos cada vez que algún suplente tiene una oportunidad en cancha, demuestra que si bien los titulares en general no están teniendo buenas actuaciones, son los mejores de un plantel con carencias. Hoy Atlanta no jugó bien, ni en lo colectivo ni en lo individual. Gagliardo terminó convirtiéndose en figura por sus atajadas en el segundo tiempo y por el penal que tapó sobre el final del encuentro. El Bohemio erró seguido, pero no pagó por sus equivocaciones. Desperdició varios goles para liquidar el partido y se filtraron varias pelotas en defensa, que por Gagliardo o el azar no terminaron en gol. Unos pocos momentos de dominio de la pelota, algunas llegadas claras, y eficacia en el arco, le permitieron a Atlanta superar a Acassuso y ganar el partido. Un cabezazo de Soriano, que volvió al gol. Un remate de Parentini, que anotó su primer tanto con esta camiseta. Al local no le salió una, ni siquiera el penal que tuvo a favor.
El Bohemio fue un poco más que un rival pobre, lo cual no es demasiado. Pero había que ganar para seguir en carrera, y se logró. Ahora hay que ir por Los Andes en Villa Crespo.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Gusto a poco

El objetivo era conseguir un triunfo pero el Bohemio solamente pudo lograr un empate en su enfrentamiento ante Deportivo Morón en Villa Crespo. El equipo sigue en deuda en este campeonato cuando compite con los denominados "candidatos". No había podido anteriormente con Defe, Temperley y Platense. El empate tiene justamente gusto a poco porque era la oportunidad de una victoria que catapultara a Atlanta a una lucha más seria.
El primer tiempo fue entretenido, de ida y vuelta, sin escollos en el medio, y ocurrieron los dos goles que tuvo el partido. El primero fue un cabezazo de Otermín tras un córner. Como en Tristán Suárez, Atlanta pudo recuperarse pronto de la caída de su arco y empató el encuentro con una pelota parada muy bien manejada y que terminó convirtiendo Segovia. Era 1-1 pero ese primer tiempo pudo haber tenido más goles por la gran cantidad de chances desperdiciadas por ambos equipos. Al principio, Morón manejó mejor la pelota y desnudó las falencias defensivas del local, con un Akerman peligrosísimo. El Bohemio emparejó el trámite con el gol y luego se fue de lleno en su búsqueda para darlo vuelta.
La segunda etapa encontró un juego distinto. El visitante se plantó definitivamente de contra, llegando por esta vía a algunas chances claras de gol, y se fue conformando con la igualdad, por lo cual se refugió atrás e intentó hacer tiempo en cada oportunidad. Atlanta fue el que quiso ganarlo, el que asumió el rol de protagonista. Llegó al arco rival, chocando con Migliardi, y pudo haberse llevado tranquilamente el triunfo (y no hubiera sido injusto), pero falló en la definición y le faltó fútbol para insistir con más argumentos.