domingo, 24 de marzo de 2013

Para pasar unas Pascuas tranquilas

La maquinita del triunfo, este Atlanta efectivo que sufre más que lo que disfruta, pone más que lo que juega y gana más que lo que gusta. El único líder del torneo, con una amplia ventaja sobre sus perseguidores en un campeonato parejo, en donde la diferencia entre el mejor y el peor es insignificante. Ilusiona, cree en el ascenso. Porque las fechas pasan, los resultados son positivos, y el Bohemio se mantiene firme en la punta, en la posición que le otorgará la vuelta a la B Nacional en caso de permanecer allí hasta la última fecha. Obtuvo una importante victoria en su visita a Rosario. El empate no parecía negocio teniendo en cuenta que Central Córdoba se está yendo al descenso y ocupa el último lugar en la tabla de posiciones, y que la próxima fecha el equipo de Rondina queda libre, por lo cual corre el peligro de que los perseguidores se acerquen. Después de este "descanso" en Semana Santa, se viene la recta final, con algunos partidos complicados. 
El trabajoso 1-0 costó y se sufrió como la mayoría de los triunfos bohemios en este campeonato. ¿Pero qué se le puede reprochar a este equipo? Éste es el juego de Atlanta y así ha llegado adonde está. Con un planteo inteligente, cuidando cada detalle, luchando cada pelota. El gol llegó en el segundo tiempo, gracias a un regalo del rival: el arquero Leguizamón no pudo contener el remate del Chino Sanabria y le dio la ayudita que Atlanta necesitaba para superar un escollo complicado. El partido se jugó mal y fue parejo en el juego, con muy pocas chances de peligro para ambos equipos. El visitante generó poco y dependió demasiado de Ferreiro como conductor. Gagliardo en el arco (siempre seguro), Valdez en la defensa y Gaby López en el medio terminaron siendo los baluartes del triunfo bohemio. Al final, Atlanta no tuvo vergüenza en utilizar todas sus armas para defenderse y cortar el circuito de juego del Charrúa. Rondina hizo los cambios necesarios para acumular jugadores de marca atrás y asegurar el cero en el arco de Gagliardo. 
Se ganó, se festejó. Atlanta, el puntero, dio un paso más. 

sábado, 16 de marzo de 2013

La invención de Soriano

De la nada. De un centro pasado que parecía perdido, sin destino, el genial Andrés Soriano fabricó el gol del triunfo. Otra vez volvió a sorprender el cordobés, mostrando todo su oficio goleador. Metió un cabezazo impensado, el 2-1, para terminar de dar vuelta un partido en el que Atlanta había empezado con el pie izquierdo frente a Almagro. Pero el Bohemio lo ganó y Villa Crespo terminó festejando y cantando ilusionado con el ascenso. A falta de diez fechas, el conjunto de Rondina sigue como único puntero, y pese a los problemas en el juego y algunos traspiés, el equipo se muestra entero y no se cae, la sigue peleando. 
Hubo un solo equipo que quiso ganar el partido y fue Atlanta. Tuvo más la pelota, jugó en el campo contrario, pero no logró encontrar el fútbol, armar los circuitos de juego, y nuevamente volvió a sufrir los ocasionales ataques del rival. Almagro llegó muy poco pero fue efectivo: en la única que tuvo en el primer tiempo logró ponerse en ventaja. En la defensa bohemia, Valdez y Segovia estuvieron sólidos, pero fallaron los laterales, en especial por el lado de Pinto. En la mitad de cancha, la actitud de Palisi mantuvo vivo al equipo en su peor momento, cuando no podía encontrarle la vuelta al encuentro y se veía en desventaja en el marcador. Villa Crespo revivió cuando Ferreiro se inspiró y habilitó magníficamente a Guzmán, que cabeceó por encima de Centeno, pegó en el travesaño, y en el rebote el chaqueño pudo anotar el empate. 
Atlanta se fue al entretiempo con todas las esperanzas de poder darlo vuelta en la segunda etapa. Almagro se dedicaba a defenderse, pero si sufría la presión suficiente, su resistencia cedería. El Bohemio intentó pero no podía. Entraron Sanabria por el intrascendente Suárez y luego Pasquale y Mbombaj. Hasta que llegó el fenomenal Soriano, goleador de este equipo y uno de los máximos artilleros del club. Ídolo, se retiró ovacionado. Es que gracias a su astucia otra vez Atlanta se llevó los tres puntos y alimenta su sueño de ascenso.  

martes, 12 de marzo de 2013

La otra cara de la moneda

Hace seis años el público visitante desapareció de las canchas de Ascenso y ya nos hemos acostumbrado a ello. La violencia generalizada protagonizada por las parasitarias barrabravas, los elevados costos de los operativos, los problemas en los traslados de las hinchadas visitantes, la necesidad de una infraestructura cada vez más exigente para recibir no muchas visitas. Todos estos factores contribuyeron a que la dirigencia del fútbol argentino decidiera prohibir el ingreso de los visitantes y sacarse el problema de encima. 
Evidentemente esta medida logró evitar los choques entre las hinchadas durante los partidos, pero no impidió que aumentaran en número los casos de feroces luchas internas en las barras, peleas con la policía y otros incidentes, como subirse al alambrado para parar un partido o, mejor dicho, como método de extorsión. Es que la voracidad destructiva de la mafia no encuentra límites y, como un liquido, se adapta a la forma del recipiente y descarga su furia barbárica por la vía de escape que encuentre. 
Todos sabemos que, si bien el público visitante está prohibido, muchos hinchas siguen a su equipo a todas las canchas, ya sea de incógnito o como prensa partidaria. De Atlanta pueden verse varias decenas, incluso cientos, dependiendo del partido y de la cancha. Es cierto que en estos años de prohibición en general han habido episodios de violencia, en su mayoría incidentes que no han pasado a mayores (con excepción de la emboscada en San Martín, por ejemplo). Sin embargo, hay que destacar el hecho de que en muchísimas canchas hinchas locales y visitantes conviven armoniosamente en una platea. Es decir, uno como hincha de Atlanta puede ir tranquilamente a la platea de otro equipo, ser seguramente reconocido como ajeno (cuanto más chico el club, más se conocen todos entre sí) y sin embargo no es víctima de un ataque ni nada por el estilo. Y eso que a veces los partidos se ponen calientes, los hinchas se ponen nerviosos y comienzan los insultos, hacia los jugadores bohemios, a las cabinas de prensa, contra los judíos, etc. 
Al fin y al cabo, los hinchas de los otros equipos sufren lo mismo que nosotros. Cuando a uno le toca ser local, al otro, visitante. Deberíamos estar hermanados en esta cruzada, reclamando por una medida injusta que nos sacó un condimiento muy lindo del fútbol. Ojalá podamos demostrar algún día que podemos convivir en paz, sin perder el tradicional folclore del fútbol argentino. Y que el problema está solamente en las decenas de mafiosos que chupan la sangre de este deporte y tienen a la violencia como medio para otros fines. 

domingo, 10 de marzo de 2013

El fantasma

No pudo sumar Atlanta en su complicada visita a Berisso, en donde cayó derrotado frente al sorprendente Villa San Carlos, que ahora acecha a cuatro puntos, con un partido menos. Chacarita también ganó y se puso a tres. El Bohemio sigue en la punta pero sufrió un duro revés este fin de semana, en el que los resultados no se le dieron. No mereció perder: jugó como para traerse al menos un punto pero un gol fantasma disparó la polémica y significó la derrota. La pelota no pareció atravesar totalmente la línea del arco, sin embargo el juez de línea corrió hacia la mitad de cancha convalidando el gol, ante las quejas de todo Atlanta. Poco después, cuando el visitante estaba para el cachetazo, Barraza anuló lo que era el 2-0 para San Carlos por una falta en ataque. 
¿A alguien le servirá saber que el conjunto de Rondina no mereció irse derrotado de Berisso? Quizá a quienes suelen entristercerse y enojarse cuando el equipo gana jugando mal. Bah, eso sería lo lógico. San Carlos, con gran esfuerzo, mostró sus virtudes con un Vegetti intratable, pero Atlanta fue el que tuvo más la  pelota y mostró mejores intenciones de juego, con excepción de los primeros minutos del partido y los momentos posteriores al gol, en donde el local se encontró con las mejores chances para liquidarlo pero chocó con Gagliardo. El Bohemio pagó por su falta de efectividad en el área rival. En el primer tiempo, no aprovechó a un Ferreiro enchufado que desbordó constantemente por el sector izquierdo. En la segunda etapa ingresó Mbombaj por Suárez -cambio cantado- para dar más equilibrio en la marca (por los costados se sufría en defensa) y porque el conductor no lograba encontrarse en el juego. Tras el 0-1, y luego de superar el decaímiento anímico por la desventaja, Atlanta volvió a tomar la iniciativa y generó oportunidades como para empatarlo. No pudo. El ingresado Pasquale se perdió la más clara.
Fue una caída, pero no es el fin del mundo. Atlanta todavía está arriba y tiene para recuperarse, aunque los rivales se acercan y el margen de error volvió a achicarse. 

jueves, 7 de marzo de 2013

Con la historia no alcanza

Todos los hinchas bohemios conocemos la rica historia del club. La larga estadía en Primera División, la cantera de jugadores de Selección, aquellos equipos competitivos que peleaban mano a mano con los grandes, el gran club con su gran sede social y su masa societaria. Pero la realidad marca lamentablemente que con el tiempo esta historia pasa de ser un recuerdo a una historia leída, relatada. Los más jóvenes vieron  a Atlanta más tiempo en la tercera que en la segunda categoría. Los que andan por los treinta y pico apenas recordarán el último y aislado paso por la Primera en 1984. Recién los que están por arriba de los cincuenta y pico habrán vivido los memorables tiempos de los '60 y '70 en los que Atlanta podía aspirar a pelear por un título de Primera A. Es decir, para muchos (¿la mayoría?) de los bohemios la historia de Atlanta en la máxima categoría está solamente en los libros. 
La decadencia del club en los últimos 25 años ha sido arrasadora. En lo institucional, lo social y lo futbolístico. Probablemente ningún equipo argentino haya decaído tanto en ese período de tiempo, en relación a su historia. Después de tanta destrucción, está costando mucho levantarse. En Villa Crespo existe la tácita obligación y el inmenso deseo de volver a ser de Primera, pero ese ansiado objetivo tiene un futuro incierto. No es casual que la mayoría de los hinchas más críticos, impacientes y exigentes sean justamente los que vivieron los mejores años del fútbol bohemio. Pero con la historia no alcanza. En el momento de jugar son 11 contra 11, y Atlanta es de los tres clubes de la categoría con más historia (junto a Platense y Chacarita) pero debe tener varios equipos arriba en la tabla de presupuestos. 
Nunca debemos olvidar nuestra historia porque nos enseña quiénes somos, cómo llegamos acá, porque nos permite aprender de nuestros errores cometidos en el pasado. Pero también hay que saber dar una vuelta de página, mirar al futuro y, desde una posición de humildad, entender que actualmente somos un equipo de la B Metropolitana, que lucha por ascender, que está creciendo, que recién pudo salir de la categoría en 2011 tras doce temporadas consecutivas de campañas mayormente mediocres, que no estuvo preparado para afrontar una B Nacional. Hay que pelearla y confiar dando pasos seguros, silenciosos, generando una estructura detrás. Para empezar a escribir una nueva historia.

lunes, 4 de marzo de 2013

Cuestión de fe

Atlanta está puntero desde hace varias fechas y si permanece en esta posición hasta el final del torneo conseguirá el ascenso. Sin embargo, no se vive en Villa Crespo un clima de lucha por el ascenso. Más allá de algunos insultos, reprobaciones y murmullos, no son pocos los hinchas que exhiben incluso en secreto un fuerte pesimismo con respecto a las posibilidades de este equipo. ¿No ilusiona ver a Atlanta puntero, peleando arriba? El sentimiento se evidencia también en la poca concurrencia del público en estos partidos, considerando que estando en la punta se esperaría más cantidad de público. Y el clima con el que se viven estos partidos decisivos no parece un clima de campeonato. Pocas canciones, por ejemplo, hacen referencia  al posible ascenso a la B Nacional.
¿Por qué ocurre esto? La respuesta más fácil sería decir que este equipo no contagia, que no juega bien, que los rivales están cerca y que en cualquier momento puede perder el liderazgo. El juego poco lucido del conjunto de Rondina puede ser un factor, pero me animo a afirmar que hay algo más importante influyendo en la cabeza del hincha y son los antecedentes de estos últimos dos años. Este equipo es inevitablemente comparado con aquel brillante campeón de la 2010/2011, un campeón excepcional por cierto que debe haber sido uno de los mejores campeones de los últimos años junto a Ferro, Tigre o All Boys. La comparación es inevitable pero inútil. Son planteles distintos, momentos distintos. Y a veces el recuerdo grato lleva a una idealización del pasado, generando una imagen distorsionada que borra los malos momentos. Si el hincha espera ganar con comodidad, jugar bien, establecer una cómoda diferencia sobre los seguidores y ascender varias fechas antes, está equivocado. Está exigiendo más de lo que se podría esperar.  
Pero no sólo el gran campeonato del 2011 es una pesada mochila para este equipo de Rondina, que seguramente pierda en la comparación futbolística pero no tiene qué envidiarle en sacrificio y corazón. El antecedente del reciente descenso también pesa en el sentimiento de los hinchas, inundándolos de un negro pesimismo. Es como si el ascenso no valiera tanto, porque ya se ha visto lo difícil que es para un club como Atlanta mantenerse en la categoría. Y en definitiva nadie quiere volver a descender inmediatamente. Como la novia despechada que ya no quiere saber nada con ningún hombre ¿Eso implica que ya no podamos ilusionarnos siquiera con un ascenso? Desde 1999 que el Bohemio bajó a la B Metro se peleó muy pocas veces arriba. No podemos dejar de valorar esto, ser otra vez protagonistas, estar arriba de otros clubes con presupuesto más grueso, darle una nueva oportunidad al corazón y darle el permiso de creer. 

sábado, 2 de marzo de 2013

El orgullo propio del puntero

Cuando el panorama se ponía complicado, Atlanta puso el corazón, dio una muestra de carácter y se llevó los tres puntos. El triunfo desató la alegría de los hinchas y permitió asegurar la punta, sin importar el resultado de Chacarita el martes. No se jugó bien, y pudo haber sido una caída estrepitosa, pero el Bohemio se sobrepuso a la adversidad, apareció cuando tenía que aparecer, en un momento complicadísimo, y lo dio vuelta en 4 minutos. Un arranque de furia, una ráfaga, y Villa Crespo recuperó la confianza. Se necesitaba una victoria así para mantener el liderazgo y demostrar que el equipo sigue vivo, aunque el nivel futbolístico ha bajado. 
Lo mejor en el juego bohemio se vio en el primer tiempo, cuando se asociaron Guzmán, Suárez (en su primer partido como titular), Mancinelli, Soriano. Pero fueron combinaciones esporádicas, poco persistentes. Atlanta había sido un poco más y Crivelli le había tapado un cabezazo increíble a Ferreiro, pero Temperley también había tenido sus buenas oportunidades, aprovechando las flaquezas defensivas que ya no son novedad. Ninguno de los defensores centrales está pasando por un buen momento y Atlanta lo siente, porque le llegan y le convierten más. Por ejemplo Valdez, una de las figuras de la primera rueda, no está en buen nivel. En el mediocampo, Suárez mostró algunas buenas pinceladas. Gaby López no tuvo una buena tarea, como en Maschwitz, y no sería de extrañar que en Berisso vuelva Parentini, hombre predilecto de Rondina que había salido por sus malas actuaciones. 
En el segundo tiempo Temperley salió mejor, y Atlanta entró dormido. Se puso 1-0 arriba y pudo haber aumentado la cuenta. Lo que parecía convertirse en un día negro sin embargo terminó en fiesta. Ingresaron Mbombaj y Pasquale, y el lateral fue clave en la levantada, enviando los centros que finalizaron en dos de los tres goles. En el primero, Crivelli se lo volvió a tapar a Ferreiro, pero Lucas la metió en el rebote, sobre la línea, como ante Armenio. El segundo tuvo como protagonista a Segovia, que cabeceó, pegó en el palo, y se la llevó puesta Manzanares. El tercero fue un perfecto centro de Mbombaj que encontró la cabeza del goleador Soriano (cada vez más cerca de Gómez Voglino). Tres goles de pelota parada para dar vuelta el encuentro. 3-1 y toda la felicidad fue bohemia. Los visitantes se retiraban sorprendidos: no podían creer lo rápido que se les había escapado una victoria que parecía segura. 
Hay que seguir trabajando, y seguramente siga habiendo cambios en la alineación porque el equipo no está firme y tiene problemas en la marca y en la generación de juego. Pero siempre es más tranquilo trabajar estando en la punta. Y ganar cómo se ganó puede influir positivamente en el plantel y en los hinchas. No hay que dar nada por perdido. Menos que menos siendo los punteros. Los que más se tienen que preocupar son los que están abajo.