martes, 26 de noviembre de 2013

Mancinelli y Pasquini: las dos caras del fútbol

Tantas veces se dice que el fútbol es misterioso e indescifrable que repetirlo nuevamente quizá ya aburre, pero hace falta decirlo igual. Es que siempre aparecen nuevas evidencias. Hoy mostraremos los extraños casos de Lucas Mancinelli y Nicolás Pasquini, tan similares y tan distintos. Ambos  son marcadores de punta o carrileros (uno por derecha, el otro por izquierda), ambos fueron juveniles formados en Lanús que formaron parte del convenio de intercambio con Atlanta, y ambos volvieron al club granate luego de pasar por Villa Crespo con el objetivo de asentarse en Primera A. Claro que los caminos recorridos y los presentes de uno y otro son totalmente distintos.
Mancinelli llegó a Atlanta en 2010 y rápidamente se convirtió en jugador determinante. Con su gran corazón, su enorme sacrificio físico, su despliegue, su picardía, Lucas fue un hombre clave en aquel el equipo campeón. Pronto ya era ídolo y su nombre de coreaba en Villa Crespo. Autor de goles importantes, era increíble que un lateral pudiera ser tan desequilibrante y determinante en el ataque de un equipo. En la B Nacional, Lucas era la única esperanza en un equipo apático, sin jerarquía, hasta que su lesión llenó de tristeza las almas bohemias. Su regreso fue de película, con gol incluido, en la B Metro, aunque no pudo coronar un nuevo ascenso.
Cualquiera hubiera dicho que a Mancinelli le esperaba un gran futuro en Primera y hasta en Europa. Sin embargo, en Lanús todavía no ha aprovechado las pocas oportunidades. Juega poco y nada, y no parece adaptarse al juego de Primera División. Ojalá pronto pueda demostrar en la máxima categoría todo lo que se cansó de hacer en Atlanta. Una explicación posible es que en Primera ya no puede marcar la diferencia que marcaba antes, en el uno contra uno, en las corajeadas, en el pasional juego de matar o morir. Mancinelli no es un jugador adicto a las rigideces tácticas, a cumplir como un obrero, como un soldado, un determinado conjunto de tareas monótonas dentro de un esquema colectivo. Lucas es libre, indómito, se mata por el equipo, por los hinchas, deja todo en cada jugada sin pensar en la jugada siguiente.
En el fútbol a veces no triunfan los héroes talentosos, sino los otros. Los obreros aplicados y obedientes, los hombres-máquina. No hace falta técnica, no se necesita talento. Con un gran despliegue físico, con inteligencia, concentrado los 95 minutos, un jugador puede ser muy útil para un equipo. Estas cualidades se han visto en Nicolás Pasquini en estos últimos partidos en Lanús en los que ha sorprendido a todos. Su historia es opuesta a la de Mancinelli. Llegó también a Atlanta en el 2010 pero en su primera temporada jugó muy poco. Los bohemios vimos a un jugador muy limitado técnicamente, con deficiencias en la marca y poco para ofrecer con la pelota. Ya fue una sorpresa que ese jugador que tan poco lugar había tenido en la B Metro tuviera más minutos en la B Nacional. Ya allí empezó a verse algo del Pasquini aplicado y trabajador que hoy elige Barros Schelotto para alternar en un Lanús que pelea Copa y campeonato. El rubio volante juega, mete, cumple y hasta hace goles. Quizá le esperan muchos partidos en Primera. Y porqué no ilusionarnos con una venta que deje a Atlanta algunos pesos...

sábado, 23 de noviembre de 2013

El cuento de la buena Pipa

Villa Crespo volvió a desbordar de fútbol y alegría con una nueva goleada del puntero Atlanta, que desde la asunción -por ahora interina- del Pipa Cassano ganó sus dos partidos con una amplia diferencia de tres goles. Esta vez fue 4-1 a Acassuso. El Bohemio encontró la buena senda, aunque los últimos dos rivales hayan sido de los más sencillos. Por eso, los choques próximos como visitante frente a Platense y Los Andes serán una buena medida de lo que puede dar este Atlanta protagonista y con aspiraciones. 
Como ante Flandria, Atlanta supo cubrir la ausencia de una referencia ofensiva del equipo como Marcos Godoy, lesionado. De hecho, del medio para adelante, el Bohemio fue implacable. Generó muchas llegadas de peligro y convirtió cuatro veces. Maraschi y Lazzarini fueron las figuras de la cancha. Fede, atrevido y rápido, desequilibró y desbordó constantemente. Se la dejó servida a Acuña en el segundo gol. Emanuel, jugando mucho de espaldas, fue clave: forzó el gol en contra que abrió el marcador y habilitó muy bien a Guzmán en el tercero. Curiosamente, ninguno de los dos pudo convertir. El cuarto tanto fue una joyita de Nanía, que definió con calidad. 
Claro que mientras que el Bohemio en ataque fue una máquina -y de esta manera consiguió ponerse rápido 2-0 en el primer tiempo, para liquidarlo posteriormente en la segunda etapa- otra fue la cara que mostró en defensa. Vega no pudo alcanzar el récord del club de valla invicta como local porque Atlanta sufrió mucho atrás. Desatenciones, descoordinaciones en la marca. Una mala tarde de Francés, que otras veces fue lo más firme y hoy anduvo desorientado. Acassuso logró recuperarse de los dos goles tempraneros y descontó en el primer tiempo, y luego tuvo algunas oportunidades que asustaron en Villa Crespo. Por suerte, no hubo que lamentar nada y el líder supo cómo resolver un partido que había comenzado demasiado sencillo, por momentos se complicó y finalmente fue una fiesta. Habrá que seguir cultivando goles para que crezca la ilusión en este campeonato. Y el equipo deberá demostrar también su fortaleza en las paradas bravas que se vienen.

martes, 5 de noviembre de 2013

Auge y decadencia de Villa Crespo

A modo de continuación de la nota anterior (Poderoso Caballero...), vale preguntarse qué puede hacer Atlanta para conseguir los recursos que no tiene. Tras la mala experiencia del brodismo en los '90 y principios de la primera década de este siglo, son amplios los rechazos que existen entre los socios hacia los mecenazgos, que, al igual que en Atlanta, en otros clubes han mostrado éxitos parciales seguidos de profundas crisis. Es que la dependencia total de una persona no sostiene el crecimiento de ningún club sino de forma ilusoria y transitoria. Eso no impide que muchos hinchas envidien, por ejemplo, a un Bugallo o a un Massa, que han llevado a Primera a equipos que hace algunos años competían de igual a igual con el Bohemio. El dinero es tentador, y si al dinero se le suma poder político la ecuación es muy prometedora. En este sentido, de todos modos, no parece haber ninguna mecenas a la vista en Atlanta, y menos que menos se vislumbra un apoyo gubernamental. Ésta es una desventaja clave que afecta a muchos equipos chicos de la Ciudad de Buenos Aires. En el Conurbano y en el Interior, la relación entre los clubes y los gobiernos municipales y provinciales es fructífera para los clubes. Los beneficios incluyen el uso de los estadios estatales, el pago de los operativos policiales, y hasta el flujo de recursos para pagarles a los jugadores.
En definitiva, pertenecer a este barrio del cual estamos orgullosos fue alguna vez un privilegio, pero hoy no se vislumbran claramente los beneficios (materiales, porque los sentimentales sobran). Quizá no hemos sido lo suficientemente inteligentes para aprovechar el hecho de estar en una posición de tan fácil acceso, justo en el medio de la gran ciudad. Quizá las cosas han cambiado. Alguna vez Villa Crespo fue un barrio de conventillos, de inmigrantes, bien porteño. En ese Villa Crespo fue que Atlanta se hizo grande y echó a su rival, Chacarita, a las afueras de la ciudad. Posteriormente, fue el barrio de la clase media que demandaba saciar su sed actividad social, su inserción en la sociedad. Atlanta acompañó esa necesidad, pero en los '80 entró en crisis. Llegaron los '90 y los grandes cambios, la modernización, los gimnasios privados. La gente ya no asistía en masa a los clubes de barrio. Atlanta igualmente ya no tenía Sede Social.
Hoy Villa Crespo se dirime entre su vieja tradición de la Buenos Aires profunda y la palermización vacía, superficial, cosmética, que nos invade desde el norte y amenaza con quitarnos el alma bohemia. El resurgimiento de Atlanta debe acompañar necesariamente el renacimiento del barrio como lugar de comunión social antes que como destino inmobiliario. Sólo de sus entrañas podrá renacer el vigor espiritual y monetario que le devuelva su grandeza.

Poderoso Caballero es Don Dinero

La renuncia de Méndez pese a estar el equipo puntero desnudó la crisis económica que vive el club. La ecuación no cierra porque se preparó el presupuesto mensual considerando los ingresos de las cuotas por la obra del Microestadio, pero como el proyecto se cayó, los inversores dejaron de poner guita, y Atlanta perdió una importante porción de los ingresos mensuales previstos. Ahora no hay cómo pagarle al plantel, justo cuando renacían las esperanzas de un ascenso. 
Explotó la crisis y, con el clima electoral cada vez más caliente, la CD pasó a ser el centro de los cuestionamientos. Lógicamente, pueden hacerse muchas críticas. Es cuestionable que se haya previsto un presupuesto dando como seguro un ingreso que no lo era. Atlanta se preparó para gastar esta temporada más de lo que puede gastar, y eso que no está ni cerca de tener los planteles más caros de la categoría. Aun así, con el ingenio que implícitamente reconocen los más acérrimos enemigos de Korz, la dirigencia logró armar un plantel y contratar a un técnico (al principio muy criticado, hoy canonizado) que en las últimas fechas había empezado a dar sus frutos. Claro que sin dinero se hace difícil sostener una buena campaña, y sobretodo impedir que los mejores jugadores se vayan a otros equipos en la pretemporada. Es cuestionable también que desde la CD no haya habido un intento de explicar sinceramente la situación del club. Sería un acto muy honroso admitir un error, informar a los socios e intentar buscar entre todos una solución. Porque el garrón del Microestadio nos lo comimos todos, no solamente los dirigentes. Recordar simplemente que fue masivamente apoyada la propuesta en la respectiva asamblea de socios.
Al fin y al cabo a esta dirigencia no le faltan logros financieros y económicos para exhibir en estos años de gestión en los cuales el club se aproximó a una normalización, achicó deudas y se terminó "la mano en la lata". Hay que ser honestos y acabar con las grandes promesas incumplibles. Al club le faltan recursos para dar un salto de calidad. No alcanzan con los sponsors, con el Open y con las cuotas societarias. Lo del Microestadio parecía una buena oportunidad, algo que podía permitir ese salto. Pero por ahora no se dio. Mientras tanto, los hinchas tienen que entender que con un presupuesto así habrá que tener mucho ingenio y mucha suerte para poder ganarles a los que manejan cifras siderales en la categoría. Atlanta es un grande de la B y tiene que pelear por ascender, pero no es fácil cuando no están dadas las condiciones materiales. 
El día que una agrupación proponga explícitamente armar un plantel barato y medio pelo para hacer la plancha pero teniendo al día a jugadores y cuerpo técnico, me hago monje tibetano. Seguiremos con las promesas ambiciosas, con las ilusiones rotas, con los delirios.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Puntero y sin técnico

La derrota en el Bajo Belgrano quedó olvidada con la noticia que se supo minutos después: Sebastián Méndez había renunciado a la dirección técnica, aparentemente de forma indeclinable. Con esta renuncia estalló la crisis que ya se venía incubando en el club. Sin los pagos de las cuotas del microestadio, los dirigentes no tienen cómo pagar los sueldos de jugadores y cuerpo técnico. Pese a la deuda, el equipo había logrado revertir el mal comienzo en el torneo, encontró el juego y los triunfos, y se subió a la cima del campeonato. Pese a perder ante Defensores, Atlanta sigue puntero por el momento, aunque sin exclusividad. 
De la crisis seguramente habrá mucha tela para cortar en la semana que se viene. Hablemos un poco del partido que significó la primera caída del Bohemio como visitante en esta temporada. En general, además, no perdía desde hacía 10 encuentros, en el clásico con Chacarita. Defensores le ganó ajustadamente y lo alcanzó en la punta. Atlanta no tuvo un buen partido, aunque quizá lo más justo pudo haber sido un empate. El primer tiempo fue atractivo, abierto, sin trabas en el medio, y con dos equipos que buscaban atacar y llegar constantemente. Defe empezó mejor, con algunos centros cruzados que complicaron a Vega y su defensa, pero luego el conjunto del Gallego Méndez se asentó en el campo, empezó a tocar y llevar peligro al arco de Anconetani, con el liderazgo de Sardella en el medio, la picardía de Godoy y los toques de Galeano. La segunda etapa fue otra historia: el Bohemio casi no atacó salvo un cabezazo de Godoy sobre el inicio. Pero el delantero, el arma ofensiva más peligrosa del equipo, se lesionó y debió salir, reemplazándolo Acuña. Atlanta perdió mucho sin Godoy en la cancha. Lazzarini, de mal partido, no pudo suplirlo en su función. Un pelotazo largo, Sardella perdió la marca de Tridente y el experimentado delantero, recién ingresado, definió de emboquillada sobre Vega. 0-1 y Atlanta no supo cómo revertir el resultado. No tenía con qué. Luego, la renuncia de Méndez dejó más preocupados a todos en Villa Crespo que la derrota.