sábado, 26 de julio de 2014

En medio de la urgencia

Después de caer por penales ante Platense por la semifinal del Reducido, todo Atlanta se habia puesto el objetivo de ascender en este torneo. El DT Mayor se quedaría para terminar de moldear al equipo que había levantado su nivel en los últimos partidos y el club trataría de conservar la mayor parte del plantel para no resentir la estructura. Atlanta, pese a no haberse reforzado tan bien como otros equipos, era tan candidato como estas últimas temporadas en las que tampoco tuvo de los mejores planteles pero con ingenio se las arregló para pelear por el ascenso. Es éste un campeonato especial porque implica una reestructuración del fútbol argentino y ascender ahora parece una obligación mayor que nunca para el hincha. 
Sin embargo, la conflictiva e inesperada salida de Mayor fue un duro golpe. Él mismo armó el nuevo plantel, trajo refuerzos que conocía y se estaba embarcando buscando el ascenso que se le había negado la temporada pasada. Hubo que dar un golpe de timón, conseguir una nueva dirección. El elegido fue Rubén Capria, de quien podemos decir que fue un exquisito jugador de fútbol y del cual podemos conocer su forma de ver el fútbol a través de su rol de panelista en diversos programas de TV. Ésta será su primera experiencia como técnico y no conoce la categoría. También estará acompañado por José Luis Calderón, quien tuvo un paso poco feliz por Gimnasia de Jujuy, y por Adrián González, que jugó recientemente en la B Metro. Es una apuesta de alto riesgo porque Capria deberá rendir examen muy pronto y con grandes urgencias. ¿Habrá tiempo para un proyecto, para intentar armar un equipo que juegue bien y trate bien la pelota? Parece difícil en un campeonato tan corto y con tantas presiones. ¿Cuál será la paciencia de los hinchas, normalmente impacientes con todos los técnicos anteriores, incluso con el campeón Alonso?
Ya sabemos. Si las cosas andan mal, los predicadores de siempre dirán que se hizo mal en elegir a un DT inexperimentado, que no conoce lo que es la B Metro. Ojalá el Mago pueda armar un equipo que juegue como a él le guste, que pueda plasmar sus ideas en la cancha. No hay un camino único al éxito: lo importante es el convencimiento y la ejecución.

sábado, 19 de julio de 2014

Otra mancha más al fútbol

El fútbol argentino se encuentra en un camino de tal destrucción que ya nada sorprende. Lo más bajo, lo más reprochable, lo menos deseable: todo puede pasar. A poco de comenzar lo que quizá sea el último de los grandes desastres perpetrados por la gestión de Grondona al frente de la AFA, este torneo de transición que dará lugar al nefasto megatorneo de 30 equipos, las abominaciones se suceden. Sería ingenuo pensar que todos los males se deben a un único malhechor poderoso, el supremo mandamás de la Asociación. En el guiso de la podredumbre de nuestro fútbol también se encuentran dirigentes, técnicos, jugadores e hinchas que son parte de esto.
Almirón renunció a su cargo en Godoy Cruz y se fue al otro día a Independiente. Los mendocinos no tuvieron mejor idea que responder a este robo de técnico robándoselo a otro club. Nos tocó nosotros y Carlos Mayor abandonó sorpresivamente el barco. Se había generado una importante ilusión porque había agarrado el equipo en un mal momento al final del campeonato pasado y lo había llevado a repuntar su juego y clasificar con grandes expectativas al Reducido. En la semifinal con Platense, perdió inmerecidamente por penales. Ahora quería su revancha y armó un nuevo plantel pensando en el ascenso. Eligió y trajo a sus jugadores, algunos de ellos conocidos en su paso por Almagro. 
¿Y ahora? Atlanta debe asimilar el golpe e intentar conseguir un reemplazante. Pero ya corre con desventaja en relación a otros equipos. La actitud de Mayor es totalmente reprochable: decidió abandonar un proyecto en el peor momento para hacerlo. Sin moral, sin valores. Así se comportan también algunos técnicos. Son los mismos que después reclaman mayor continuidad laboral. A Carlos Mayor no podemos no desearle lo peor en su ciclo en Godoy Cruz. Si después de perder cuatro partidos deciden echarlo, se lo tendrá merecido. Porque en este fútbol argentino, la mierda se tapa con más mierda pero de otro color.