viernes, 27 de noviembre de 2015

Entrenadores requeridos

Basta con mirar el libro de pases de técnicos en el fútbol argentino, y uno podrá notar la enorme relevancia de varios técnicos que han pasado por Atlanta. Se fueron del club por la puerta de atrás y hoy son requeridos por muchos equipos de categorías superiores. Carlos Mayor, Fabián Nardozza, Sergio Rondina, Sebastián Méndez e incluso el actual técnico Aníbal Biggeri son nombres en danza en equipos con pretensiones. Esto puede ser signo de varias cosas. Por un lado, muestra la importante vidriera que es el club para el fútbol nacional. También se puede decir que se han tomado buenas decisiones en las elecciones de entrenador, apostando a nombres no consagrados, pero definitivamente algo hemos hecho mal para que estos directores técnicos haya tenido éxito posteriormente en otros clubes y no en el nuestro. Lo paradójico es que el único DT que logró el objetivo en los últimos años fue Javier Alonso, a quien por otra parte le fue mal en todas sus posteriores experiencias en otros clubes. No supimos retener a Méndez y a Mayor, aunque las decisiones fueron personales y cuestionables. El caso paradigmático es el del Huevo Rondina. Muy criticado por los hinchas, no tuvo otra chance después de no conseguir el ascenso en 2013. Luego ascendió con Villa Dálmine, casi lo clasifica al Reducido, y hoy escucha ofertas de Primera División. El hecho representa un llamado de atención acerca del sostenimiento de los proyectos a largo plazo por parte de dirigentes e hinchas ante resultados adversos. Claro que en el fútbol no hay verdades absolutas: este campeonato se decidió cortar con el pobre proyecto de Sialle pese a que la campaña no era mala, y la llegada de Biggeri ha sido altamente positiva. Solamente esperemos que pueda alcanzar sus logros en Atlanta y no en otras instituciones.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Y ahora? No hay tiempo para lamentos

La pronta y dramática eliminación en el Reducido produjo una honda tristeza en los corazones bohemios. Sin embargo, la misión de la dirigencia comienza ya mismo pensando en el objetivo de ascender en este torneo corto de transición. Si de maleficios se trata, por Villa Crespo volvió a pasar esta semana el fantasma de Carlos Mayor. Se supo que Anìbal Biggeri recibió ofertas de la B Metro y de la B Nacional, pero el técnico se mostró comprometido con el club, aunque dejó abierta la posibilidad de un portazo en caso de recibir una proposición de Primera División. Por ahora, entonces, el DT se queda, ¿pero qué pasa si le ofrecen un cargo a pocos días de empezar el campeonato? Parece que tendremos que convivir con ese temor por estos meses, esperando que el desenlace no sea como el episodio de Mayor, un gran entrenador que armó un buen plantel pero su ida destruyó a un equipo que terminó haciendo una pésima campaña. 
Está claro que la continuidad de Biggeri es clave para las pretensiones de conseguir el único ascenso que estará en disputa el próximo torneo, y para el cual Almirante Brown ya quiere perfilarse como máximo candidato. El técnico tiene la banca de los hinchas y la dirigencia gracias a la gran campaña realizada y a su estilo de trabajo. Además, tiene antecedentes recientes de haber logrado ascensos en la Primera B Metropolitana. Su conocimiento será importante para armar un plantel a su gusto, algo que fue la gran falla de esta temporada en que el club se reforzó como para ascender pero no tuvo los resultados esperados. El mayor error de Sialle fue la elección de jugadores importantes, que eran de su confianza por haberlos dirigido previamente. Llegaron para ser titulares, se hicieron grandes contratos, pero terminaron en el banco o cumpliendo roles poco relevantes. Los nombres de Barucco, Aurrecochea, Martínez Montagnoli, Talamonti, Serrano, Diego Martínez, Fernández Silva, Soto Torres y Quiroga hablan por sí solos. 
En cuanto al plantel, las continuidades que deben ser prioritarias -y que a la vez parecen más difíciles- son las de Mancinelli y Bonfigli, los dos jugadores de mayor rendimiento en el año. Lucas siempre nos sorprende con su amor por la camiseta bohemia. La pregunta es cómo (o con cuánto) convencer a Bonfigli para que se quede teniendo en cuenta que su capacidad goleadora ya es conocida por todo el fútbol argentino. Después, seguramente llegarán varios refuerzos para cubrir muchas bajas. La lupa estará probablemente puesta sobre la elección del arquero (Atlanta viene teniendo problemas en ese puesto desde la ida de Matías Vega), los marcadores centrales (Cortizo puede pelear un puesto) y un volante de creación.

jueves, 19 de noviembre de 2015

ATLANTA 1 ALMAGRO 2

La maldición de las finales tuvo un nuevo capítulo en Villa Crespo. Otra vez el León se vistió de tristeza, resignación y bronca. La gran ilusión que había generado el equipo a raíz de los últimos buenos resultados tras la llegada de Aníbal Biggeri se desvaneció de forma tan rápida, tan fácil. Hacía meses que todos veníamos pensando en este partido, y así nomás se escapó. Ya está. Un par de errores, algún accidente increíble, y se fue la posibilidad de ascender este año. 
No ayudó el formato del Reducido que hace jugar las series a un partido, perjudicando así al equipo superior, que tiene menos chances de demostrar su superioridad. En 90 minutos, el destino corre el riesgo de quedar en manos de los azares y fatalidades del juego, como los que ocurrieron en este encuentro y que fueron claramente determinantes. Porque la lesión de Maraschi cuando Atlanta ya había agotado los tres cambios fue clave. Con un jugador menos, el Bohemio siguió presionando y yendo a buscar la victoria, dejando amplios espacios que aprovechó Almagro para llegar con enorme peligro y convertir dos goles. El conjunto de Biggeri apeló en esos intensos minutos al amor propio, a todo el coraje que le quedaba. En ese ratito se jugaba todo el año y así se vivió. El gol de Mancinelli reventando la red tras el pase de Bonfigli fue un milagro, pero no hubo milagro por duplicado. Era demasiado para una misma noche. 
El error grosero e insólito de Aurrecochea que abrió la cuenta fue una tremenda fatalidad. Pero todo era posible en la noche en que todo salía mal, en la que una ambulancia debió entrar al campo de juego para llevarse a un jugador propio. No podía terminar de otra forma una temporada en que el tema arquero fue parido mal desde el principio. Sialle es gran responsable. Se equivocó en la elección de los refuerzos, pero especialmente en el arco. Aurrecochea llegó a mitad de año para salvar las atrocidades de Barucco y las dudas de Dobler, pero nunca terminó de convencer. Y se despide con este yerro histórico, en un partico decisivo. 
Claro que antes de las fatalidades, Atlanta tuvo 80 minutos para vulnerar a un Almagro mediocre, evidentemente inferior. Y apenas si estuvo cerca de hacerle daño. Si bien tuvo la iniciativa y mostró mayor ambición, le faltó fútbol. Le costó generar situaciones. Serrano cumplió un papel lamentable como conductor y pdio la sensación que Biggeri tardó demasiado en sacarlo para poner a Galeano. Bonfigli fue el único de la ofensiva que tuvo una buena labor, aunque esta vez no se le dio el gol que los hinchas esperaban. En la defensa, se dieron demasiadas ventajas. 
Atlanta no mostró su mejor cara sino que por el contrario expuso las mismas debilidades que a lo largo del campeonato le impidieron pelear más arriba. Aun así, dos acontecimientos extraordinarios como la lesión de Maraschi y el error de Aurrecochea fueron necesarios para perder el partido. 

sábado, 14 de noviembre de 2015

La hora de la verdad

Se terminaron los compromisos, y ahora empieza lo que realmente importa, lo que se estaba esperando desde hacía tiempo, cuando ya el título se había convertido en algo casi imposible y el lugar en el Reducido estaba asegurado. Queda un ascenso en juego y para lograrlo hay que superar tres instancias eliminatorias. Atlanta llega con la esperanza por el buen momento del equipo aunque también con el peso de un maleficio que corroe las ilusiones de los hinchas.
En la última quincena de años, Atlanta disputó siete series eliminatorias por un ascenso, y en todas ellas perdió en primera instancia, sin ganar un solo partido y habiendo convertido un solo gol de local: Sarmiento (2000 y 2004), Tristán Suárez (2004), Morón (2005), Armenio (2008), Almagro (2013) y Platense (2014). En 2004, 2008 y 2013 sufrió la desgracia de caerse anímica y futbolísticamente en el tramo final del campeonato, y llegar totalmente disminuido a las finales. La última chance la tuvo el año pasado, cuando después de un pronunciado bajón se intentó un cambio de rumbo con la asunción de Mayor. Pese a la mejoría, no alcanzó, pero el Bohemio estuvo cerca y cayó por penales ante Platense. Imitando aquella decisión, la dirigencia reemplazó a Sialle este 2015 cuando sintió que el equipo no daba respuestas. Esta vez, Atlanta nunca peleó de cerca el torneo. Se mantuvo siempre a una distancia prudente, en la vanguardia y entrando cómodamente en el Reducido, pero sin chances de ilusionarse con el primer ascenso. Era poco para un equipo que se había armado para luchar arriba, con un presupuesto bastante elevado. 
La llegada de Aníbal Biggeri fue muy positiva. No metió mucha mano en el equipo: se inclinó por Serrano en vez de Galeano, y revivió a Guzmán. Pero hubo un cambio anímico, de actitud, de carácter. Se vio un Atlanta más regular, con mayor convicción en su forma de jugar y autoridad para imponerse al rival. Los números le sonríen a Biggeri, que acumuló muchas victorias en este ciclo. Este gran presente es el sostén bohemio para creer que esta vez puede quedarse con el ascenso. Los antecedentes cercanos son nefastos, pero nunca Atlanta había llegado tan bien como ahora a esos partidos definitorios. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

ATLANTA 2 ITALIANO 1

En un nuevo partido que se jugó únicamente por obligación, el conjunto de Biggeri consiguió otro triunfo para su buena racha. Poco más se puede rescatar de la deslucida victoria que decretó además el inevitable descenso de su rival a la Primera C. El Bohemio jugó con todos sus titulares, los mismos que dentro de poco intentarán buscar el ascenso a través del Reducido. En ese sentido, no fue una buena señal el nivel exhibido en este partido que a priori parecía accesible por la jerarquía del rival, aunque Italiano salió a jugarlo como la final que era. Atlanta estuvo mucho tiempo jugando con dos jugadores de más y aun así le costó ganarlo: el gol ganador recién llegó sobre el final. Como aliciente, se puede decir que el equipo local no tenía más incentivo por jugar que dejar en alto su honor y dignidad frente a su gente, que reclamaba los tres puntos. Mientras que Italiano se jugaba la vida.
Con esa situación, el visitante dio la sorpresa al ponerse en ventaja cuando se iniciaba el partido. Los de Toresani, con actitud y decisión, aprovechaban las distracciones en la marca y la tibieza bohemia. Posteriormente Atlanta se fue haciendo del dominio del partido y generando las chances como para empatarlo, aunque chocó con un arquero inspirado. Además, de la mano de Guzmán, llenó de amarillas y una roja a Italiano. Lo igualó en el segundo tiempo con un penal de Bonfigli y en la protesta vio la roja Mbombaj. Con nueve jugadores, lo de Italiano era desesperante. Atlanta la tenía sencilla, ya que tenía que derrotar a un equipo diezmado que no podía replegarse porque sólo le servía la victoria. El gol costó, pero finalmente llegó, y Atlanta se terminó llevando un triunfo lógico, trabajoso, obligado, para decretar un descenso también lógico. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

FENIX 2 ATLANTA 2

El Bohemio no pudo conseguir su sexta victoria consecutiva pero al menos logró salvar su pellejo en su visita a Ingeniero Maschwitz, en un partido que se le presentó un trámite mucho más complicado que el que debía por las diferencias de juego entre ambos equipos. El conjunto de Biggeri la pasó mal en el primer tiempo: se fue al descanso perdiendo 2-0. Fenix fue muy efectivo, ya que sin dominar el juego ni generar muchas situaciones de peligro, encajó dos cabezazos letales para convertir, gracias a las ventajas defensivas otorgadas por Benítez, Talamonti y compañía. Era demasiado premio para el equipo local, pero Atlanta había pagado muy caro sus errores, y no encontraba la manera de desarrollar su fútbol. 
En el segundo tiempo la cancha se fue inclinando cada vez más en favor del visitante. Fenix se fue replegando atrás, defendiendo con pobres argumentos su excesiva ventaja en el marcador, mientras Atlanta se iba animando a medida que veía que podía jugar como en los últimos partidos y llevar serio peligro al arco de Navarro. El arquero rival justamente se fue convirtiendo en figura al lograr mantener en cero su valla más tiempo del que se merecía su equipo. El Bohemio intentaba pero no podía, y parecía que no era la tarde. Pero el ingreso del goleador Bonfigli, más allá de no haber anotado, fue clave. Aportó movilidad y vitalidad al ahora tridente de ataque. Biggeri se la jugó armando un 3-4-3 para apostar al milagro sobre el final. Primero descontó Maraschi y sobre la hora igualó Diego Martínez con un cabezazo, para poner un poco de justicia. Y hasta lo pudo haber ganado Atlanta, que dio una muestra de personalidad e intentó mantener una idea de fútbol hasta el final, incluso cuando las cosas no salían.