domingo, 25 de julio de 2010

La verdà de la Moilanesky: ATLANTA 1 - Brown 0


Olvidados en el tiempo las vuvuzelas y el pulpo Paul, hemos vuelto al planeta Tierra para dar comienzo a la temporada 2010/2011 de la Primera B Metropolitana. Atlanta afronta su duodécimo año consecutivo en la tercera categoría con la misma ilusión de siempre: la esperanza de volver a ser, de volver a tener un mayor protagonismo en el fútbol argentino. No hay dudas de que el club cuenta con un buen material en el plantel: más allá de las idas de Izquierdoz, el Mágico y Quiroga, los demás titulares se han quedado, y llegaron algunos refuerzos de nivel, más el aporte de las ricas Inferiores de Lanús. El gran desafío lo tiene el técnico Javier Alonso –cuestionado por parte de los hinchas- ya que deberá cargar la mochila que representa la exigencia de una campaña mucho mejor que la anterior. La idea no es otra que pelear el ascenso, merodeando la punta.

El fixture determinó que el Bohemio tuviera dos partidos de local en el inicio de esta temporada. Como para empezar con el pie derecho y asegurar el rumbo. La primera prueba –el ansiado debut- fue superada: Atlanta ganó 1-0 en el Gran León de Villa Crespo, se llevó los tres puntos, y la gente se fue contenta con la victoria. Lamentablemente, no hay mucho más para rescatar de este primer partido que eso, el triunfo obtenido. Porque el equipo lejos estuvo de conformar en cuanto al juego exhibido, y constituye una preocupación de cara a los encuentros que se vienen.

De entrada, el planteo elegido por el técnico para recibir a Brown no fue mirado con buenos ojos por la parcialidad local. Un 4-4-2 bastante timorato, sin jugadores de creación, sin futbolistas caracterizados por el buen pie. En el banco esperaban Acuña, Ferreiro, Carou. Y el primer tiempo fue una pobre actuación bohemia. El doble cinco era lo más destacando: Pogonza marcando y Rutili organizando el juego. Pero no alcanzaban la voluntad y movilidad de los mellizos Soriano para generar peligro. El equipo estaba armado más para combatir que para proponer fútbol. Le faltó vuelo para superar en el juego a un Brown que no parecía presentar mayores complicaciones. En aquel primer tiempo escasearon las situaciones de peligro: Atlanta prácticamente no sufrió en defensa, pero fue inexpresivo en ataque. Era evidente que llegar al gol por ese camino, con esa idea, iba a ser muy difícil.

Era de suponer que para la segunda parte algún cambio iba a ver. Galeano no estaba bien con la pelota y era el primer candidato a salir. Pero Alonso no hizo un cambio de nombres sino táctico: ubicó a Galeano de enganche, más adelantado, y pasó a Rutili al sector derecho. Atlanta perdió el orden que había mostrado en la primera etapa, Rutili no fue útil en una posición que no es la suya, y Brown dio varios avisos de peligro: la defensa bohemia estaba sufriendo algunos inconvenientes, y el equipo no daba respuestas. Rutili salió para dejarle su lugar a Leandro Álvarez y el cambio no parecía ser lo suficientemente drástico: ¿no merecía el partido tomar mayores riesgos? La cuestión es que esta vez la fortuna le sonrió a Atlanta y le alcanzó con muy poco para poder festejar la victoria. Un error de la defensa visitante, Andrés Soriano habilitó muy bien a su hermano Abel, y éste definió para poner el 1-0. La única jugada clara clara, y adentro.

Si con tan poco Atlanta había logrado ponerse en ventaja, Alonso pensó que haciendo menos podía conservar el resultado. Mancinelli entró por Galeano y quedaron rearmadas dos férreas e inamovibles líneas de cuatro. El objetivo era defender el 1-0 y apostar al contragolpe para liquidarlo. Pudo haberlo liquidado el Bohemio, pero también pudo haberlo empatado Brown, que con el ingreso de Casado, el dominio de la pelota, y la cancha que le cedió el local, apretó hasta el último minuto. De este modo Atlanta terminó sufriendo muchísimo para poder llevarse los tres puntos. Tres puntos laboriosos, sin lugar para los lujos.

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