viernes, 30 de marzo de 2012

¿Dónde está el triunfo?

La pregunta que todos se hacen. ¿Y dónde está el triunfo bohemio? Todo este 2012 lo estuvimos esperando, y todavía no llegó. Así, sumando de uno, parece muy difícil salvarse del descenso, más allá de que los rivales no anden mejor. Atlanta desperdició demasiadas oportunidades para ganar, en los partidos más accesibles, jugando de local, teniendo chances para llevarse los tres puntos. Si no llegó ahora, ¿cuándo? ¿Contra River? ¿En Córdoba, frente a Instituto? Si Atlanta sigue vivo es porque todavía Brown y Chaca están en la misma línea de batalla, más por defectos de estos rivales que por méritos propios.
Gimnasia en Villa Crespo parecía ser el partido más accesible dentro de todo en esta seguidilla de cuatro partidos de la muerte. Además, el Bohemio había sabido vencer a los platenses en el Bosque en la primera rueda, ratificando una paternidad histórica y consiguiendo el primer triunfo en el campeonato. Esta vez no se cortó la racha frente al Lobo. Y eso que el conjunto de Troglio vino a Villa Crespo más bien a defenderse, sin mostrar las virtudes que se supone debería tener para estar en los primeros lugares de la tabla. Pero Gimnasia demostró en verdad porqué no está peleando el ascenso junto con los cuatro de arriba. Era un partido que Atlanta podía ganar, pero nuevamente apenas cosechó un punto, otro amargo 0-0 que ya se está volviendo costumbre en esta categoría. El empate fue más que justo por cómo se jugó el partido y por lo que hicieron ambos equipos: ninguno hizo demasiados méritos para ganarlo, pero el que estuvo más cerca fue Atlanta. Al fin y al cabo, Monetti terminó salvando más de una vez la valla tripera.
El encuentro fue trabado y cerrado en la primera etapa, pero en el segundo tiempo los cambios que hicieron los técnicos abrieron el juego. Con los ingresos de Guzmán, Sanabria y Nico Ramírez, Atlanta tuvo más ritmo, arriesgó más, fue más audaz y creó sus mejores chances, pero falló demasiado en la definición. Pudo haberlo ganado, es verdad, pero ya no nos alcanza con los hipotéticos. Necesitamos con urgencia los triunfos, el final del campeonato se acerca y encima ahora se vienen dos partidos frente a los dos primeros, equipos que en la primera rueda nos propinaron 11 goles.

sábado, 24 de marzo de 2012

Punto condicional

Valioso empate en Florencio Varela, ante uno de los mejores equipos del campeonato. Valioso en lo anímico, y valioso en puntos siempre y cuando Brown de Madryn pierda esta fecha. Qué distintas serían las cosas si Pellegrino no hubiera ido a cabecear en la última jugada frente a Desamparados. Hoy estaríamos en una posición mucho más cómoda en la lucha contra sanjuaninos y chubutenses. Pero meternos en el juego de los condicionales es muy peligroso. Si Pena no nos castigaba en el último minuto en San Martín, todavía hoy estaríamos elogiando a los héroes que ganaron el viejo clásico. Lo que hubiera sido proeza, épica, se transformó en desilusión y tristeza. También la dramática definición que culminó en catastrófica derrota el último fin de semana nos hizo olvidar que Atlanta frente a los sanjuaninos jugó seguramente su mejor partido en lo que va del 2012, y que generó gran cantidad de chances y mereció ampliamente ganar ese partido.
No tienen sentido los condicionales, porque lo que vale es lo que ocurrió. Pero no deja de enseñarnos que a veces el resultado no condice con lo que se jugó, y que una resolución de una sola jugada puede cambiar la historia, nuestras conclusiones y nuestra percepción. Así, nos volvemos a ilusionar con este empate en Varela, rescatamos los aspectos positivos y dejamos de lado otros negativos. Es cierto que el conjunto de Roldán mostró en líneas generales un mejor funcionamiento. Por momentos más ordenado, más sólido. Jugó intensamente los 90 minutos frente a un rival peligroso. En el segundo tiempo se vio un equipo asentado, que incluso al final terminó superando al Halcón y con posibilidades de llevarse el triunfo. Pellegrino respondió con solvencia, y en la segunda parte se afirmaron en la línea de tres defensiva Arancibia, Milán y Segovia. Con estas limitadas virtudes Atlanta logró llevarse un punto, pero también mostró su peor cara y pudo haberse ido tranquilamente sin nada en la mano. Porque Defensa y Justicia apretó con ganas en el primer tiempo: dominó, controló la pelota, atacó con frecuencia y con peligrosidad, constantemente. El 0-0 parecía injusto. A diferencia de lo que ocurrió en Rosario hace algunas fechas, el Bohemio se salvó como pudo y pudo hacer pie en el partido. Tuvo la suerte de no encontrarse en desventaja e ir en camino a una derrota casi segura, de la que hoy estaríamos hablando con resignación y tristeza, culpando al equipo por sus errores de siempre.

domingo, 18 de marzo de 2012

A matar o morir... y murió

Qué se puede decir ahora si luego de empatar contra Tucumán y Patronato de local ya teníamos un amargo gusto a descenso en la boca. Si había que ganar en San Martín y el gol de Pena nos ahogó la alegría en el último minuto. Si éste era el gran choque por la permanencia, la oportunidad de superar a Desamparados en la tabla. Y se perdió, el peor resultado. Una derrota que es un golpe durísimo para un Atlanta que ya venía de un golpe terrible ante Chacarita. Si en San Martín el domingo pasado se le escaparon dos puntos que tenía en sus manos, acá en Villa Crespo se le escapó un empate que, si bien no era la victoria que merecía, era un puntito que lo mantenía en la pelea, a una unidad de Desamparados y en la misma línea que Brown de Madryn. Ahora la derrota lo deja destruido anímicamente y en una posición más incómoda en la tabla. Desamparados, gracias a este regalo inesperado, se alejó demasiado teniendo en cuenta que Atlanta sólo sumó 4 puntos en lo que va del 2012. Y Brown, perdiendo todos los partidos que está perdiendo, sigue arriba. El balance es muy negativa.
Podemos hablar de fútbol y admitir que el Bohemio mereció haberse llevado los tres puntos. Jugó como hacía tiempo que no lo hacía, dominó el juego, tuvo actitud y generó una gran cantidad de llegadas. Fue evidentemente superior a un rival débil que se llevó un premio desmedido, pero sufrió por sus errores y desinteligencias, tanto arriba como abajo. La incapacidad para definirlo fue alarmante: Atlanta llegó varias veces al área chica con la pelota dominada o con alguno de sus jugadores solos para empujarla, pero falló a montones. Con el 1-1, fue a buscar la victoria desordenadamente, sin prolijidad y sin ideas. Igual casi lo gana. Pogonza inexplicablemente jugaba de stopper, y arriba estaban esperando en el área los dos Soriano y Bielkiewicz. En la última jugada del encuentro, Pellegrino fue a buscar de cabeza el córner, en una decisión que terminó costando el empate. Atlanta jugó a matar o morir cuando no debía hacerlo, y murió. Apostó demasiado en ese córner, prácticamente su permanencia en la categoría, y le salió mal. Así le regaló los tres puntos nada menos que a uno de sus principales rivales en esta lucha.

sábado, 17 de marzo de 2012

Violencia en el fútbol: Feroz emboscada en San Martín deja un saldo de 5 muertos y 32 heridos

Lo que había sido un partido de fútbol, el viejo clásico de barrio entre Chacarita y Atlanta, se transformó con el pitido final en una masacre que se ubica como la peor tragedia del fútbol argentino en su historia. La violencia en el fútbol se hizo presente de la peor manera en San Martín, en el estadio de Chacarita. Un centenar de hinchas de Chacarita, armados con piedras, palos y armas blancas, perpetró una cobarde emboscada e ingresó sin ningún tipo de oposición al sector donde se encontraban dirigentes, jugadores y periodistas de Atlanta. Increíblemente no se encontraba ningún policía en el sector, y los agresores no encontraron ningún obstáculo para ingresar a un sector al que no tenían permitido ingresar. Las cámaras de televisión registraron cómo fue el terrible ataque por parte de aproximadamente 100 hinchas armados identificados con los colores de Chacarita a 50 personas indefensas que sólo intentaban huir sin éxito. El feroz ataque dejó un trágico saldo de 5 muertos y 32 heridos, cuatro de ellos graves. Minutos después la policía bonaerense reprimió a los atacantes y logró despejar el área, pero demasiado tarde, porque ya la masacre había sido realizada. Hubo 53 detenidos y los apuntados como responsables de esta tragedia que conmueve al fútbol mundial son tanto la policía bonaerense como la dirigencia del club Chacarita.

Ésta es la noticia que no fue, por suerte, porque un par de dirigentes de Atlanta tomó la determinación de defenderse a sí mismos y defender a sus compañeros antes de que ingresara a la tribuna la suficiente cantidad de hinchas de Chacarita como para que ocurriera una masacre de la que hoy quizá se hablaría tanto como de Cromañón o el tren de Once. Equiparar la actuación de los dirigentes de Atlanta que actuaron en legítima defensa con la de los violentos hinchas de Chacarita que fueron a emboscar a los de Atlanta sólo puede hacerlo alguien que desconoce totalmente lo que ocurrió en San Martín o que tiene ciertos intereses particulares.

jueves, 15 de marzo de 2012

Atlanta no se copó

El Bohemio finalizó su participación en la Copa Argentina 2011/2012 con una derrota 2-1 ante Quilmes en Catamarca. De esta manera quedó entre los 32 mejores del certamen pero no pudo acceder al choque de octavos frente a River. Luego del violento episodio del domingo en San Martín y con los promedios del descenso como el mayor problema deportivo en estos momentos, Carlos Roldán privilegió la integridad física de sus titulares y de otros suplentes que suelen alternar como titulares. Por eso armó un equipo integrado por suplentes y juveniles para viajar a Catamarca y enfrentar al Quilmes B de Caruso Lombardi. El resultado fue lógico: Atlanta cayó derrotado y se despidió del sueño de la Copa. Un triunfo hubiera significado una buena suma de dinero que le vendría muy bien al club en este momento.
Está claro que las mentes de los hinchas bohemios están ocupadas hoy en luchar por salvarse del descenso y en las repercusiones de lo ocurrido en el clásico con Chacarita. La Copa Argentina no estaba entre las prioridades. Por eso la derrota no duele demasiado, pero se pueden extraer distintos aspectos positivos y negativos.
Entre los positivos, se pueden remarcar ciertas actuaciones individuales satisfactorias, algunas de ellas sorpresivas. Llinás se mostró muy seguro, salvando al equipo en varias situaciones. Resch -en su debut- cumplió como lateral izquierdo, mostrando buen manejo de pelota, por lo cual surge como alternativa para ocupar el puesto que hoy tiene Pasquini en el once titular. En el mediocampo, también debutó el juvenil de inferiores, Gabriel López, que no desentonó. Ferragut volvió a mostrar su mejor cara por momentos y fue de lo más claro del equipo. El chiquitín Sanabria desparramó pizcas de su habilidad y avisó que puede ser una buena promesa de fútbol en el futuro: si mejora físicamente podría convertirse en un jugador muy valioso.
El equipo hizo un buen primer tiempo. Modesto, limitado, intentó jugar por abajo, prolijo, circular la pelota, mantener el orden. Con un buen funcionamiento colectivo, logró controlar a Quilmes y ponerse en ventaja con un gol en contra. Lamentablemente no pudo conservar ni la ventaja ni ese juego. Se retrasó demasiado, le regaló la pelota al rival y resignó toda posibilidad de ataque. Efectivamente en la segunda etapa el Bohemio casi no tuvo la pelota y no atacó. Igual que en San Martín, y le terminó pasando lo mismo, sólo que esta vez Quilmes se lo dio vuelta. Los errores defensivos y los penales (ambos claros) llegaron inevitablemente, y Atlanta se quedó sin nada. Obviamente, con el 1-2 en el marcador, ya era imposible volver a ponerse el traje de protagonista e ir a buscar el empate.

martes, 13 de marzo de 2012

Las lecciones de San Martín

Lo que ocurrió en San Martín el último domingo no se olvidará jamás, quedará grabado en nuestras memorias. Las noticias, reportajes y rumores comenzaron a brotar sin control desde que ocurrieron los acontecimientos, metiéndose en la opinión pública como uno de los temas de la semana, pero dentro de esta maraña de declaraciones, acusaciones y denuncias se ha generado desinformación y confusión. Hay intereses contrapuestos: están los dirigentes de Chacarita que quieren hacer cualquier cosa por desligarse de responsabilidades, y por tanto culparon no sólo a la Policía sino también a la misma gente de Atlanta. Están otros periodistas que reproducen estas ideas. Y estamos nosotros, los hinchas bohemios, que queremos que se haga justicia por lo que fue un ataque cobarde con responsabilidad de la Policía bonaerense y el Club Chacarita.
Cada uno defiende lo suyo. No se puede esperar otra cosa de Sztark y Lobato: la culpa de Chacarita, tanto de sus hinchas como de sus dirigentes, es clara, pero intentarán encontrar excusas como para que la sanción sea lo menor posible. Sus declaraciones no son más vergonzosas que su labor como dirigentes. Ellos y sus antecesores dirigieron y dirigen un club que debe ser el espejo en que no debemos mirarnos como club. Si Atlanta se trazara un objetivo a largo plazo en su devenir institucional, debería ser el de parecerse a Chacarita lo menos posible. Chacarita debe ser nuestro club antimodelo. Lo que se vio en San Martín este domingo es una lección, nos enseña qué no debemos permitir en nuestro club, qué debemos evitar y qué rumbo hay que tomar. Ciertamente Chaca siempre ha sido un club con una barra con fama de brava, y con motivos convincentes. En las últimas décadas su hinchada protagonizó importantes episodios violentos, y San Martín siempre fue una plaza difícil de visitar. Si bien ha recibido algunos castigos, también supo disfrutar de una gran impunidad, como por ejemplo aquella invasión ante la CAI en 2005, que fue premiada con un salvataje del descenso. Esta impunidad le dio a Chacarita la seguridad de poner en práctica su característica prepotencia con la cual intentó afrontar este último clásico frente a Atlanta. La idea era hacer sentir la localía de la peor forma, vil y cobardemente, superando todos los límites de la civilidad humana. Dirigentes e hinchas creyeron que esto no era un partido sino una guerra y que al encuentro no se lo ganaba adentro sino afuera de la cancha. Estaba previsto que ni los jugadores visitantes ni sus dirigentes ni sus periodistas partidarios la iban a pasar bien.
Deberán decidir los distintos organismos, la AFA, el Coprosede, si Chacarita puede seguir con su impunidad y su prepotencia, o deberá adaptarse a las leyes. De cualquier manera, sea cual sea el castigo, la lección vale igual. Atlanta debe aspirar a no ser como Chacarita, que hoy es un club destruido, regido por las barras y por dirigentes de la misma calaña. Los problemas en nuestra casa al respecto son de una magnitud mucho menor, pero no son inexistentes, y muy bueno sería que no sean cada vez mayores. Lamentablemente, así como ahora se denuncian los cantos antisemitas por parte de la parcialidad funebrera, en Villa Crespo no nos quedamos atrás con las canciones discriminatorias. Y si eso benévolamente lo consideramos parte del folclore del fútbol, no podemos dejar de preocuparnos por la apología que muchos hinchas bohemios hacen de los actos de nuestra barra. No hay que entrar en el juego de la batalla y la lógica de las barras. Hay que repudiar la violencia. Si queremos "vengarnos" de Chacarita deberá ser en el terreno legal, el de la Justicia, en la AFA, etc. Lo que debe quedar de este domingo no es el recuerdo épico de la batalla sino el justo castigo a los responsables.

domingo, 11 de marzo de 2012

La ilusión, la desazón y la barbarie

El viejo clásico entre Chacarita y Atlanta no estuvo falto de intensidad y emociones, aunque se jugó poco al fútbol y finalmente la escandalosa intervención de los violentos de siempre terminó siendo protagonista principal. El Bohemio estuvo a pocos minutos de llevarse los tres puntos que lo colocaban fuera del descenso directo y le daban un triunfo enorme, un envión anímico considerable. Sin embargo, la ilusión se desvaneció en tiempo de descuento. Chacarita llegó a la igualdad agónicamente y festejó el empate que lo mantiene vivo en la lucha por la permanencia. Después, el partido de fútbol quedó olvidado por los violentos episodios que sucedieron a la finalización del encuentro. Hinchas y dirigentes del club local increparon y agredieron al árbitro Rapallini, descontentos por dos goles "anulados" por posición adelantada (uno muy dudoso, y otro que era claramente off-side). Por otra parte, más allá de este acto espontáneo y no menos vergonzoso, barras locales emprendían una emboscada a los dirigentes, jugadores, periodistas y allegados de Atlanta, que se encontraban en la tribuna visitante. Los violentos sortearon fácilmente los mínimos obstáculos que tenía el ingreso a esta tribuna y atacaron a quienes se encontraban allí, demostrando no solamente la inoperancia del operativo policial sino también las falencias de un estadio habilitado. Ya el plantel bohemio había sido recibido con piedras por la parcialidad local. Por último, hinchas locales terminaron enfrentándose con la Policía, dejando como saldo varios heridos y patrulleros incendiados.
Antes de todo este escándalo hubo un partido. Se enfrentaban dos de los peores equipos del campeonato, los dos últimos en la tabla de promedios, en un clásico que históricamente fue siempre friccionado. Cumplieron lo que prometieron: dos equipos muy limitados, nerviosos, sin ideas de juego, con muchos puntos débiles y con muchas presiones, terminaron armando un partido peleadísimo en la mitad de cancha, muy cortado, áspero, sin luces. Para ambos era la oportunidad de ganar un partido importante anímicamente y ante un rival directo por la permanencia. Dentro de la mediocridad del partido y pese a las ausencias por suspensiones de Abel, Lorefice y Milán, Atlanta fue a San Martín con un 4-3-3 (que por momentos se transformó en 4-4-2) con la idea de llevarse los tres puntos, y fue el que más propuso. Con la movilidad de Nico Ramírez y el enorme esfuerzo de todos los jugadores, el conjunto de Roldán era un poco más claro y tenía la iniciativa. Arrancó dormido el segundo tiempo pero se despertó con un golazo de Mancinelli que abrió el marcador. Chacarita quedó muy golpeado por el 0-1 pero pronto se repuso y comenzó a apretar. Atlanta se agazapaba atrás, defendiendo con uñas y dientes el triunfo. Arancibia y Segovia sacaban todas desde el fondo. Los once jugadores ponían garra y corazón. Pero no alcanzó. Todo se derrumbó en tiempo de descuento, cuando Pena recibió un centro y definió cruzado para destruir el edificio de ilusiones bohemias.
El empate fue festejado por el Funebrero: con ese resultado evitaron una derrota que hubiera sido catastrófica, e impidieron la levantada de Atlanta en el campeonato. El Bohemio perdió una gran chance de superar a tres rivales en la tabla de promedios, y por eso sigue último, aunque a un punto de Brown y Desamparados, a quien enfrenta la próxima fecha en Villa Crespo.

domingo, 4 de marzo de 2012

No hubo partido

En el fútbol, como en la vida, un suceso repentino y dramático puede cambiar totalmente las cosas, dejando una marca indeleble. Unos pocos segundos pueden cambiar todo el desarrollo posterior, y el destino será inevitable. Atlanta lo vivió en el choque ante Patronato en Villa Crespo. Necesitaba con urgencia un triunfo, debía ganar sí o sí porque está último en la tabla de promedios y porque era local frente a un rival en teoría accesible. Carlos Roldán fue un poco más audaz y dispuso un 3-4-3 para buscar el triunfo. El Bohemio, con más empuje y corazón que fútbol, con la voluntad de Mancinelli y la sociedad Ramírez-Aparicio, arriesgaba, atacaba, y se acercaba a la victoria, más allá de los descuidos en defensa.
Sin embargo, la pronta expulsión de Abel Soriano cambió los planes. La injusta decisión de Diego Ceballos de echar a Abel y dejar en cancha al polémico arquero visitante arruinó el partido de fútbol que se estaba jugando en el León. Una sola decisión de este impresentable árbitro impidió a Atlanta ganar este encuentro. Con diez hombres, el Bohemio debió retrasarse y pensar más en defender que en atacar. Aparicio y Ramírez quedaron solos arriba, intentando manipular la pelota entre varios rivales, pero sin presencia en el área. No lastimaron. Únicamente la enorme entrega de Mancinelli buscaba compensar la desventaja numérica.
Patronato, pese a tener un jugador más durante tanto tiempo, no se animó demasiado. Tuvo la pelota a su disposición, y por momentos buscó con mayor decisión, pero no mereció quedarse con los tres puntos. Tampoco Atlanta, que pese a que sus jugadores dejaron todo, no lograron revertir la diferencia numérica. Ni siquiera con los ingresos de Andrés Soriano y Castro.
Atlanta desperdició una importante de chance de ganar y todavía no logró festejar en lo que va del año. Ahora se viene nada menos que el clásico en San Martín, ante los exiliados de Chacarita. Otro duelo clave por la permanencia: una victoria no solamente sería importante para la tabla sino también un gran envión anímico. Pero mejor no imaginar lo que significaría una derrota...