El viejo clásico entre Chacarita y Atlanta no estuvo falto de intensidad y emociones, aunque se jugó poco al fútbol y finalmente la escandalosa intervención de los violentos de siempre terminó siendo protagonista principal. El Bohemio estuvo a pocos minutos de llevarse los tres puntos que lo colocaban fuera del descenso directo y le daban un triunfo enorme, un envión anímico considerable. Sin embargo, la ilusión se desvaneció en tiempo de descuento. Chacarita llegó a la igualdad agónicamente y festejó el empate que lo mantiene vivo en la lucha por la permanencia. Después, el partido de fútbol quedó olvidado por los violentos episodios que sucedieron a la finalización del encuentro. Hinchas y dirigentes del club local increparon y agredieron al árbitro Rapallini, descontentos por dos goles "anulados" por posición adelantada (uno muy dudoso, y otro que era claramente off-side). Por otra parte, más allá de este acto espontáneo y no menos vergonzoso, barras locales emprendían una emboscada a los dirigentes, jugadores, periodistas y allegados de Atlanta, que se encontraban en la tribuna visitante. Los violentos sortearon fácilmente los mínimos obstáculos que tenía el ingreso a esta tribuna y atacaron a quienes se encontraban allí, demostrando no solamente la inoperancia del operativo policial sino también las falencias de un estadio habilitado. Ya el plantel bohemio había sido recibido con piedras por la parcialidad local. Por último, hinchas locales terminaron enfrentándose con la Policía, dejando como saldo varios heridos y patrulleros incendiados.
Antes de todo este escándalo hubo un partido. Se enfrentaban dos de los peores equipos del campeonato, los dos últimos en la tabla de promedios, en un clásico que históricamente fue siempre friccionado. Cumplieron lo que prometieron: dos equipos muy limitados, nerviosos, sin ideas de juego, con muchos puntos débiles y con muchas presiones, terminaron armando un partido peleadísimo en la mitad de cancha, muy cortado, áspero, sin luces. Para ambos era la oportunidad de ganar un partido importante anímicamente y ante un rival directo por la permanencia. Dentro de la mediocridad del partido y pese a las ausencias por suspensiones de Abel, Lorefice y Milán, Atlanta fue a San Martín con un 4-3-3 (que por momentos se transformó en 4-4-2) con la idea de llevarse los tres puntos, y fue el que más propuso. Con la movilidad de Nico Ramírez y el enorme esfuerzo de todos los jugadores, el conjunto de Roldán era un poco más claro y tenía la iniciativa. Arrancó dormido el segundo tiempo pero se despertó con un golazo de Mancinelli que abrió el marcador. Chacarita quedó muy golpeado por el 0-1 pero pronto se repuso y comenzó a apretar. Atlanta se agazapaba atrás, defendiendo con uñas y dientes el triunfo. Arancibia y Segovia sacaban todas desde el fondo. Los once jugadores ponían garra y corazón. Pero no alcanzó. Todo se derrumbó en tiempo de descuento, cuando Pena recibió un centro y definió cruzado para destruir el edificio de ilusiones bohemias.
El empate fue festejado por el Funebrero: con ese resultado evitaron una derrota que hubiera sido catastrófica, e impidieron la levantada de Atlanta en el campeonato. El Bohemio perdió una gran chance de superar a tres rivales en la tabla de promedios, y por eso sigue último, aunque a un punto de Brown y Desamparados, a quien enfrenta la próxima fecha en Villa Crespo.
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