sábado, 27 de abril de 2013

El grito ahogado

No pudo Atlanta llevarse la victoria frente a Acassuso. De los últimos nueve puntos disputados como local, solamente obtuvo dos. Luego del triunfo en Morón que le había devuelto las altas expectativas, este empate deja a Villa Crespo nuevamente en una situación de incertidumbre, esperando el resultado entre San Carlos y Estudiantes. Esta fecha el equipo de Rondina puede perder la punta. Pase lo que pase, la sensación es que se perdieron dos puntos importantes en un partido que se suponía accesible, como local ante un rival que deambula en la porción inferior de la tabla.
El Bohemio, como en el encuentro ante Morón, fue más y mereció el triunfo, pero no encontró el camino al gol. Sobretodo en el primer tiempo, intentó jugar, superar a Acassuso en lo futbolístico. Pero le faltó claridad, profundidad y determinación para convertir. Le costó generar chances claras de peligro. Con Walter Godoy como titular, el equipo tuvo más manejo y circulación de pelota en la mitad de cancha. Pero faltó el gol que abriera el partido. Ya en el segundo tiempo, el reloj seguía su curso, y Atlanta entró en los nervios. Rondina le dio la chance a Castro y finalmente colocó a Pasquale arriba. La más clara la tuvo Castro, habilitado por Ferreiro. El hijo del Pepe definió de zurda, cruzado, desviado. El grito bohemio terminó ahogado. No se pudo cantar victoria, y el empate se vivió como una derrota, más allá de los aplausos al equipo por el esfuerzo realizado. No siempre alcanza con jugar mejor para ganar. El campeonato continúa y Atlanta está obligado a ganar en Lomas para mantener las posibilidades de salir campeón. 

domingo, 21 de abril de 2013

Ganar para volver a nacer

Después de dos derrotas consecutivas y de perder la exclusividad de la punta, Atlanta sufría un momento crítico en que veía peligrar la posibilidad de ascender, que antes parecía más cercana. Para colmo, la victoria de San Carlos sobre San Telmo el sábado obligaba a ganar para mantenerse en la cima. Cualquier otro resultado que no fuera un triunfo hubiese sido otro golpe más: ganar era la única forma de volver a creer y posicionarse nuevamente para luchar por el primer ascenso. El conjunto de Rondina fue entonces al Oeste a buscar el triunfo y lo consiguió. Fue superior y logró una merecida victoria.
Como ante Comunicaciones, el Bohemio fue protagonista y generó una gran cantidad de situaciones de peligro. Desperdició muchas chances, pero metió una y le alcanzó para vencer. El gol llegó gracias a una avivada de Guzmán, que se la robó a un defensor y habilitó a Sanabria, quien definió sin arquero y convirtió su tercer gol en el campeonato. Tres goles que valieron nueve puntos, por cierto. Lo mejor de Atlanta estuvo en el mediocampo, con Palisi y Gaby López muy activos y participativos, y Guzmán y Sanabria complicando siempre a los rivales. Morón fue un equipo frágil, que dio muchas ventajas atrás y no tuvo reacción. Además tuvo que lidiar con la impaciencia de sus hinchas, disconformes por la campaña y quienes no escatimaron insultos contra la dirigencia y los jugadores, incluso Akerman, goleador del campeonato.
Más allá de la superioridad bohemia, Atlanta no logró establecer una mayor diferencia en el marcador y por momentos la victoria corrió peligro. Cuando se fue acercando el final, Rondina decidió intentar cerrar el juego y defender la ventaja. El triunfo se festejó porque vuelve a poner al Bohemiocon altas expectativas en la pelea por el título. Quedan cinco partidos y hay que seguir por este camino para dar la vuelta olímpica.

sábado, 13 de abril de 2013

Una tarde infernal

Todo le salió mal a Atlanta esta fecha. Perdió como local frente a un débil Tristán Suárez y se le acercaron varios rivales en la lucha por el ascenso directo. San Carlos, en un gran momento, es el único escolta, a un punto. El margen de error quedó reducido al mínimo y ahora vienen dos partidos de visitante, en los que un traspié puede significar la pérdida de la punta. Los hinchas terminaron agarrándose la cabeza por el partido que se le escapó al puntero este sábado. Atlanta jugó muy mal. La defensa estuvo muy insegura, mostró muchas distracciones, y de una distracción en la marca llegó el único gol del encuentro, el de la derrota. Falló la generación de juego: el Bohemio fue un equipo sin fútbol, que no propuso, que no supo. Y las chances que pudo generar no entraron. Un remate de Mancinelli en el primer tiempo, una aparición de Sanabria que increíblemente no terminó en gol, un cabezazo de Hernán Lopes que se desvió en Soriano y pegó en el palo. El arquero Ramírez terminó convirtiéndose en figura. Atlanta se acordó tarde de atacar y apretar al rival: sobre el final llegaron las mejores situaciones, pero las desperdició increíblemente. Un empate hubiera sido lo más justo para un encuentro parejo. Para colmo, el árbitro Carreras no convalidó un claro penal para el local, cuando el partido se moría. Su juez de línea, justamente, había sido el que había dado por válido el inexistente gol de San Carlos en Berisso. Puntos perdidos  en el pito pero también perdidos por un Atlanta que en 90 minutos mostró muy poco. Habrá que volver a encontrar pronto la senda del triunfo para no perder la punta que viene manteniendo desde hace tantas fechas.

lunes, 8 de abril de 2013

A un año de un batacazo

Hace exactamente un año atrás Atlanta le ganaba 1-0 a River en el estadio de Vélez y lograba un triunfo histórico que quedará en la memoria de todos los hinchas. Está claro que, siendo Atlanta un equipo que disputó 45 termporadas en Primera División durante el Profesionalismo, la lista de victorias frente al más campeón del fútbol argentino no es escasa. No fue un hecho único, ni significó ningún logro deportivo más que la victoria en sí. Pero, por contexto, no puede perder su resonancia. Porque por aquella época los ojos del mundo deportivo estaban posados sobre el andar de River en la B Nacional y el Bohemio saltó de repente a las tapas de todos los diarios. Porque después de tantos años en la tercera categoría le estaba ganando a uno de los dos equipos más importantes del país. Porque estaba en los últimos lugares de la tabla,  yéndose al descenso, siendo uno de los peores equipos del torneo. Porque había perdido inobjetablemente por 7-1 ante el mismo rival en la primera rueda y parecía imposible conseguir un resultado positivo.
Por todas esas cosas, la victoria se vivió con infinita intensidad y se festejó como un campeonato. Los hinchas disfrutaron a lo grande, y sufrieron hasta el pitido final. El golazo de Lorefice. El penal inventado por Etchenique y malogrado por Cavenaghi. El sacrificio de los jugadores para compensar las enormes diferencias de jerarquía y calidad con el rival. Sin embargo, inevitablemente el posterior triste descenso empañó aquella gran alegría. Cuesta entender porqué un equipo que supo ganarle a un rival tan superior sufrió tanto a lo largo de todo el campeonato y descendió merecidamente. Recordamos con una sonrisa aquel batacazo en el Amalfitani, pero sabemos también que a Atlanta la B Nacional le quedó grande, que no pudo hacer pie y que si de casualidad se salvaba del descenso hubiera tenido que hacer una campaña excelente para zafar esta temporada. No se trata de ganar partidos puntuales sino de generar una estructura, recursos, divisiones inferiores, que puedan llevar a Atlanta un escalón más arriba, al menos. Sin dudas, el hecho de encontrar al equipo hoy puntero de la B Metro y a pocas fechas del final es un buen indicio de estabilidad y jerarquia: es decir, se recuperó rápido del descenso, no se cayó, y está peleando por volver. No es algo que suele suceder con los equipos que bajan. Sin embargo, los hinchas se preguntan si en caso de conseguir un nuevo ascenso Atlanta estará en condiciones de afrontar el desafío de la B Nacional con más espalda. El tiempo dirá. Por ahora, hay que luchar para ascender, que no será algo sencillo. 

domingo, 7 de abril de 2013

El triunfo no fue POSSIble

Habría que entender la satisfacción con la que la mayoría de los hinchas bohemios recibió el empate final ante Platense. El equipo se fue despedido con aplausos y la gente se fue cantando por el ascenso, en contraste con otras fechas en las que el equipo no había podido ganar en Villa Crespo y se había ido entre dudas y murmullos. Las razones pueden ser varias. Atlanta sigue firme en la punta, se acercan los momentos definitorios y la ilusión se mantiene intacta. Pudo empatarle al Calamar, un rival que resulta históricamente difícil, luego de empezar perdiendo el partido. Una derrota hubiera sido un golpe muy duro, pero con el punto se mantiene la confianza en alto y se agrandó la ventaja sobre Chacarita, que quedó libre, aunque se acercaron San Carlos (único escolta a cuatro puntos) y Brown, que goleó. Si bien todos siguen prestando más atención a los resultados del Funebrero, no hay que perder de vista a los otros rivales, que vienen subiendo y pueden dar el zarpazo. 
Los hinchas no vieron este empate como un tropiezo para lamentar sino más bien como una esperanza. Atlanta se sobrepuso nuevamente a una situación adversa en el juego, igualó en el marcador y hasta pudo ganarlo. De hecho, no hubiera sido injusto que el local se quedara con la victoria. Platense vino a Villa Crespo a jugar como un equipo chico, apostando al contragolpe. El Bohemio arriesgó atrás y fue el único que propuso, que tomó la iniciativa. Sin embargo, le costó generar situaciones claras de gol. Para colmo, en el primer tiempo sufrió el gol en contra de tiro libre y el pésimo arbitraje de Yamil Possi, que con dos o tres decisiones perjudicó claramente al local. No parecía sencilla la situación, con Platense preparado para defender la ventaja. 
Pero en la segunda etapa siguió insistiendo Atlanta. Se volcó al ataque, aunque con poca profundidad. Hasta que Palisi habilitó muy bien a Mancinelli y el 4 decretó el empate. Luego, el Calamar se quedó con uno menos y la victoria terminó estando más cerca del Bohemio que del equipo que había abierto el marcador.