lunes, 8 de abril de 2013

A un año de un batacazo

Hace exactamente un año atrás Atlanta le ganaba 1-0 a River en el estadio de Vélez y lograba un triunfo histórico que quedará en la memoria de todos los hinchas. Está claro que, siendo Atlanta un equipo que disputó 45 termporadas en Primera División durante el Profesionalismo, la lista de victorias frente al más campeón del fútbol argentino no es escasa. No fue un hecho único, ni significó ningún logro deportivo más que la victoria en sí. Pero, por contexto, no puede perder su resonancia. Porque por aquella época los ojos del mundo deportivo estaban posados sobre el andar de River en la B Nacional y el Bohemio saltó de repente a las tapas de todos los diarios. Porque después de tantos años en la tercera categoría le estaba ganando a uno de los dos equipos más importantes del país. Porque estaba en los últimos lugares de la tabla,  yéndose al descenso, siendo uno de los peores equipos del torneo. Porque había perdido inobjetablemente por 7-1 ante el mismo rival en la primera rueda y parecía imposible conseguir un resultado positivo.
Por todas esas cosas, la victoria se vivió con infinita intensidad y se festejó como un campeonato. Los hinchas disfrutaron a lo grande, y sufrieron hasta el pitido final. El golazo de Lorefice. El penal inventado por Etchenique y malogrado por Cavenaghi. El sacrificio de los jugadores para compensar las enormes diferencias de jerarquía y calidad con el rival. Sin embargo, inevitablemente el posterior triste descenso empañó aquella gran alegría. Cuesta entender porqué un equipo que supo ganarle a un rival tan superior sufrió tanto a lo largo de todo el campeonato y descendió merecidamente. Recordamos con una sonrisa aquel batacazo en el Amalfitani, pero sabemos también que a Atlanta la B Nacional le quedó grande, que no pudo hacer pie y que si de casualidad se salvaba del descenso hubiera tenido que hacer una campaña excelente para zafar esta temporada. No se trata de ganar partidos puntuales sino de generar una estructura, recursos, divisiones inferiores, que puedan llevar a Atlanta un escalón más arriba, al menos. Sin dudas, el hecho de encontrar al equipo hoy puntero de la B Metro y a pocas fechas del final es un buen indicio de estabilidad y jerarquia: es decir, se recuperó rápido del descenso, no se cayó, y está peleando por volver. No es algo que suele suceder con los equipos que bajan. Sin embargo, los hinchas se preguntan si en caso de conseguir un nuevo ascenso Atlanta estará en condiciones de afrontar el desafío de la B Nacional con más espalda. El tiempo dirá. Por ahora, hay que luchar para ascender, que no será algo sencillo. 

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