domingo, 29 de mayo de 2016

ATLANTA 1 TALLERES 0



Explotó Villa Crespo en una húmeda tarde de domingo con olor a pelea por el campeonato. La injusta derrota en Tristán Suárez había sido compensada con favorables resultados de Flandria, Colegiales y Fenix, y Atlanta volvía a quedar con importantes chances. Ya dependía de sí mismo. Afortunadamente, supo reaccionar positivamente ante esta presión y logró una victoria vital para pasar por primera vez en el torneo a la punta, al menos hasta que juegue Flandria mañana.
En este tramo final del campeonato se hace cada vez más difícil el análisis futbolístico. No es novedad que este equipo no suele jugar bien, y efectivamente el encuentro ante Talleres no fue la excepción, pero es irreprochable el compromiso, la personalidad y la determinación con los que el Bohemio salió a jugar este partido decisivo. Asumió el peso de la mochila que cargaba, absorbió la ansiedad y la ilusión de la gente que reclamaba por el título. Jugó en sintonía con lo que se vivía afuera: con muchas ganas de aferrarse a un triunfo que alimentara la esperanza de ascender.
Claro que muchas veces con la entrega no alcanza para ganar. Superar a un rival requiere de algo de fútbol. Enfrente tenía a un Talleres que, pese a ser uno de los recién ascendidos, era una de las revelaciones del torneo por su juego audaz y al ras del piso. Atlanta presionó con ímpetu a un rival que salía siempre jugando de abajo. La diferencia a favor del local la marcó el ídolo Lucas Mancinelli, que nuevamente se destacó por convertir goles importantes. Ejecutó un tiro libre excepcional, hermoso, para generar el delirio en Villa Crespo. 
El segundo tiempo se sufrió mucho. Parecía que la victoria sería más cómoda cuando Talleres se quedó con uno menos por último recurso, pero al rato Alonso se iría por expulsado por la misma razón. El defensor había sido una de las figuras del partido: ¿será el turno de la vuelta de Díaz Villán para enfrentar a Platense? Los dos equipos con diez, una cancha rápida, el partido más abierto. El juego no convenía a Atlanta, que tenía que cerrar el espacios para abrochar la victoria. Sorprendentemente, Biggeri decidió incluir a Guerra y no a Verino tras la expulsión de Alonso, quedando Marrone como central. Seguramente la explicación esté en el juego por abajo que elige exclusivamente Talleres. Sufriendo, peleando cada pelota, llegó el pitido final y los tres puntos se quedaron en casa. Para alegría del pueblo bohemio que se anima a soñar con la vuelta al Nacional. 

sábado, 21 de mayo de 2016

TRISTAN SUAREZ 2 ATLANTA 1

Cuando de repente Atlanta se encontraba en una buena posición para pelear por el ascenso y su gente empezaba a ilusionarse seriamente, llegó esta impensada e injusta derrota que representa un duro golpe para las aspiraciones en las próximas fechas. Era la oportunidad de pegar el zarpazo en Ezeiza, pero cayó derrotado y ahora debe esperar otros resultados para no alejarse demasiado de la punta. ¿El romance duró poco o habrá una nueva chance?
Biggeri repitió los once que habían ganado sin discusión en la Isla Maciel, para este segundo partido consecutivo como visitantes. Tristán Suárez venía mal, tras tres caídas seguidas, y parecía un encuentro medianamente accesible, en una cancha que generalmente le fue favorable en los últimos años. Efectivamente Atlanta fue levemente superior en el juego, aunque sin generar claro peligro en el primer tiempo. Manejó más la pelota, intentó ser protagonista e imponer su autoridad, pero le faltó atrevimiento para quebrar al rival. Lo mejor venía por el lado de Cardozo, desbordando por izquierda, pero no hubo presencia en el área. López jugaba abierto, y Olego más retrasado. El fantasma de Pons volvía a rondar por el aire.
Para colmo, en la primera llegada, Tristán logró ponerse en ventaja gracias a una jugada polémica que debió ser invalidada primero por una mano y finalmente por el offside de Akerman. En el segundo tiempo, el Bohemio fue a buscarlo, fue más incisivo y de a poco fue apretando al local, que presentaba pocos recursos. Tauber empezó a ser cada vez más importante tapando situaciones claras de gol, pero Atlanta se sacó la mufa con un penal que convirtió Olego. Sin embargo, pronto iba a hacerse evidente que no era la tarde bohemia. Poco después del empate, la segunda llegada de Suárez en el partido terminó en un nuevo gol del Lechero, con ayudita de Losada, que no logró interceptar un centro. Increíble, pero Tristán Suárez había hecho muy poco y había logrado convertir dos goles. Responsabilidad defensiva bohemia. El problema es que el conjunto de Biggeri falló terriblemente en la definición. En una misma jugada, Mancinelli metió un remate en el travesaño, y en el rebote Ledesma volvió a cabecear al travesaño, con el arquero tirado en el piso. Tauber seguía convirtiéndose en figura, sacando un buen cabezazo de López. Atlanta llegaba con mucho peligro, estaba ahí del empate, pero fallaba en la última puntada, esa que los goleadores siempre suelen dar. 
Así se terminó yendo con las manos vacías sin merecerlo, pero perdió un partido que no podía permitirse si quiere pelear por el ascenso. Habrá que ver si nuestros rivales nos dan una nueva vida. 

domingo, 15 de mayo de 2016

La trampa

Atlanta entró de lleno en la lucha por el campeonato, y lamentablemente se empiezan a leer y oír reclamos desde algunos hinchas hacia la dirigencia para comprar árbitros, jueces de línea y/o equipos rivales en las cuatro fechas que quedan. Así, lisa y llanamente. Sin pelos en la lengua, sin vergüenza.
Está claro que esto ya no se trata de discutir si tiene que jugar o no Rodríguez, o de juzgar la capacidad de negociación dirigencial en el caso del microestadio. El pedido en este caso implica una acción no sólo ilegal -que quizá sería lo de menos- sino totalmente inmoral. Los hinchas de Atlanta (y del fútbol) podemos guiar nuestras vidas por los más variados principios religiosos, políticos o ideológicos, pero debemos concordar al menos en resguardar lo más sagrado: el fútbol en su estado más puro y primitivo. Podrá estar contaminado (como toda actividad humana) de las peores miserias, de las garras del capitalismo, de la violencia, de las mafias políticas. Pero no podemos abandonar la idea primordial y es que se trata de un juego, en el que el ganador y el perdedor se definen en una cancha. Esto no quiere decir que nos dé lo mismo perder y ganar. Podemos sufrir y vivir el fútbol con pasión, podemos ir a las canchas más remotas para ver a nuestro equipo, o estar deprimido una semana por un resultado. Hasta podríamos suicidarnos por una derrota, y sería poético, por lo menos. Podemos discutir incluso qué se puede hacer para ganar, si está bien colgarse del travesaño o hasta hacer tiempo con algunas picardías. Pero nunca deberíamos superar ese límite que es pagar directamente para lograr un objetivo, sin jugar. ¿Si no, para qué vemos fútbol? ¿Por qué nos gusta? ¿Por qué nos apasionamos? 
En este punto, las reacciones de los hinchas son diversas. Quizá el más puro y estricto pueda elegir alejarse completamente del fútbol para no contaminarse. Creo que este tipo de hincha no existe. En cierto momento, ya no es posible abandonarlo. Por ello, para una buena mayoría de los hinchas que rechaza moralmente este tipo de arreglos, todo esto se convierte en una especie de tabú. Sabe que existen los partidos o arbitrajes arreglados pero elige esconderlo y vivir en una pretendida ignorancia, en una incómoda hipocresía. La idea de comprar un campeonato no lo hace feliz. Lo atormenta, lo incomoda. Pero festejará igual, y creerá (elegirá creer) que las sospechas son rumores. Este tipo de hincha representa la reserva moral de la nación futbolera. Su contraparte representa en cambio lo deleznable, lo abominable, el tumor que debe ser extirpado. Es el hincha que acepta la compra-venta de partidos como si se tratara de cualquier otro bien. No ve ningún tipo de problema moral en ello. Para ellos, el camino al éxito requiere de varios pasos. Sobornar árbitros es tan natural y necesario como elegir un buen plantel, pagar los sueldos o mantener el césped del estadio en buen estado. Me cuesta entender que este tipo de hincha pueda disfrutar el fútbol de la misma manera que yo? ¿Se emocionará también con una apilada de Messi? Cómo funciona la mente de esta gente me resulta un misterio. Pero aún hay más. Porque dentro de este grupo hay un subgrupo de hinchas que conforman el núcleo duro del tumor, cuya malignidad haría sonrojar al mismo Satán. Existen hinchas que no solamente piden comprar árbitros, sino que se regodean y disfrutan esta vía hacia el éxito aun más que por los medios convencionales. Son psicópatas que se sienten orgullosos de estas acciones. Lo viven como el éxito del más vivo en un mundo en donde todo se puede comprar, y a ellos les encanta eso, que todo se pueda comprar, que todo tenga un precio. Son los que -salvando las diferencias- se emocionan más con la mano de Dios que con el otro gol, el que todos podemos ver una y otra vez sin cansarnos. Son la lacra del fútbol, y de la sociedad. 

De repente estamos ahí

Resulta extraño que un campeonato tan corto haya sido tan cambiante para la situación bohemia. Como en un trastorno bipolar, Atlanta pasó por todos los estados anímicos posibles. El comienzo fue amargo, con la decepción de notar que se había desarmado un gran plantel y un panorama futbolístico desalentador. El equipo jugaba mal y ganaba poco. La punta quedaba muy lejos. Sin embargo, con el correr de los partidos, se fue acomodando en la tabla y se encuentra ahora en una inesperada situación: tercero, a un punto de los líderes Flandria y Colegiales, cuando quedan cuatro fechas por jugarse. La pelea por el ascenso parecía muy remota pero el conjunto de Biggeri está viviendo en una racha bárbara: desde la caída en Munro, acumuló seis victorias y dos empates. Pudo capitalizar así el bajón de Colegiales, que venía imbatible hasta hace poco. Claro que deberá mantener esta impresionante performance si quiere ascender. No hay mucho lugar para las equivocaciones, teniendo en cuenta que Atlanta enfrenta un fixture complicado, mientras que por ejemplo Flandria tiene partidos accesibles. ¿Habrá final mano a mano por el título en Villa Crespo la última fecha?
En un torneo de escaso vuelo, sin ningún equipo muy superior al resto y con muchos clubes importantes fuera de la pelea desde hace tiempo, lo de Atlanta no escapó al nivel del campeonato. Sin embargo, ha mejorado considerablemente respecto al opaco inicio. Sin grandes figuras más que el arquero Losada, el símbolo Mancinelli y el ahora lesionado goleador Pons, el Bohemio logró ganar solidez y efectividad. Ya no hay dudas de que los once que salen a la cancha son los mejores, más allá de alguna discusión por uno o dos jugadores. En este sentido Biggeri, con este plantel menos rico que el anterior, encontró un equipo que le está dando resultados. Los goles de Olego y López en la Isla trajeron tranquilidad tras los interrogantes que dejó la lesión de Pons. Ya no hay espacio más que para confiar en este equipo, en creer que puede quedarse con el ascenso que Villa Crespo está buscando desde hace cuatro años.

martes, 10 de mayo de 2016

ATLANTA 1 ALMIRANTE 1

Por primera vez en el campeonato se vivía un Villa Crespo un clima de pelea por el ascenso. Acompañó más gente, se cantaba por el título, y se sentía la ilusión entre los hinchas. Había que ganar para mantener vivas las posibilidades, pero Atlanta no pudo conseguir su quinta victoria consecutiva y hoy puedo quedar más lejos si Colegiales gana su encuentro. Apenas logró salvar un empate en los últimos minutos de juego frente Almirante Brown, uno de los equipos de peor rendimiento en el torneo.
La gran incógnita pasaba por ver cómo iba el Bohemio a cubrir la enorme ausencia de Luciano Pons, goleador que sufrió una grave lesión en su mejor momento. Era el exponente de ataque, el hombre gol, la garantía en la red. Y como se podía prever, Atlanta padeció su ausencia. En el primer tiempo, cuando el conjunto de Biggeri insinuó por momentos algunas buenas insinuaciones, generó algo de peligro gracias a las combinaciones de Mancinelli y Olego. El delantero, movedizo, no ocupó el tradicional puesto de centrodelantero. Jonathan López, reemplazante de Pons, tampoco sintió el rol. Así fue el que el gol no se hacía presente. López se lo perdió solo sin arquero tras un pique venenoso y Cardozo cabeceó muy mal un centro de alto peligro.
Pero en definitiva Atlanta no jugó bien. Con dudas en defensa -sobretodo en el sector derecho defendido por Podestá, y pocas ideas ofensivas, fue un equipo sin protagonismo, deshilachado. Hubo rendimientos individuales muy bajos. Almirante Brown manejó mejor la pelota y hasta fue levemente superior al local. Con el 0-1 en contra las cosas parecían cada vez más difíciles. El Bohemio no encontraba el camino. El empate llegó recién en el minuto 37 del segundo tiempo, gracias a un cabezazo de Otermin que se le terminó metiendo de forma muy extraña a Migliore. Medio de carambola, ahora el partido estaba 1-1. Villa Crespo volvió a encenderse, con la ilusión de repetir un agónico triunfo en casa. Atlanta fue con todo (con alma, sin fútbol), a buscarlo, a llevarse por encima a Almirante, que ya se conformaba con la igualdad. El ingresado Tolosa tuvo la más clara, cuando arremetió y encontró la pelota boyando en el área chica. Era mejor que un penal, pero la terminó tirando por arriba del travesaño y perdiendo la chance del triunfo. No hubiera sido justo.
Atlanta sufrió la ausencia de Pons porque pese a que no jugó bien tuvo algunas pocas oportunidades claras para ganarlo y falló en la definición, jugadas en las que Pons no solía fallar. Lo seguiremos extrañando en las fechas que quedan, y quizá la posibilidad del ascenso se aleje aún más.