Explotó Villa Crespo en una húmeda tarde de domingo con olor a pelea por el campeonato. La injusta derrota en Tristán Suárez había sido compensada con favorables resultados de Flandria, Colegiales y Fenix, y Atlanta volvía a quedar con importantes chances. Ya dependía de sí mismo. Afortunadamente, supo reaccionar positivamente ante esta presión y logró una victoria vital para pasar por primera vez en el torneo a la punta, al menos hasta que juegue Flandria mañana.
En este tramo final del campeonato se hace cada vez más difícil el análisis futbolístico. No es novedad que este equipo no suele jugar bien, y efectivamente el encuentro ante Talleres no fue la excepción, pero es irreprochable el compromiso, la personalidad y la determinación con los que el Bohemio salió a jugar este partido decisivo. Asumió el peso de la mochila que cargaba, absorbió la ansiedad y la ilusión de la gente que reclamaba por el título. Jugó en sintonía con lo que se vivía afuera: con muchas ganas de aferrarse a un triunfo que alimentara la esperanza de ascender.
Claro que muchas veces con la entrega no alcanza para ganar. Superar a un rival requiere de algo de fútbol. Enfrente tenía a un Talleres que, pese a ser uno de los recién ascendidos, era una de las revelaciones del torneo por su juego audaz y al ras del piso. Atlanta presionó con ímpetu a un rival que salía siempre jugando de abajo. La diferencia a favor del local la marcó el ídolo Lucas Mancinelli, que nuevamente se destacó por convertir goles importantes. Ejecutó un tiro libre excepcional, hermoso, para generar el delirio en Villa Crespo.
El segundo tiempo se sufrió mucho. Parecía que la victoria sería más cómoda cuando Talleres se quedó con uno menos por último recurso, pero al rato Alonso se iría por expulsado por la misma razón. El defensor había sido una de las figuras del partido: ¿será el turno de la vuelta de Díaz Villán para enfrentar a Platense? Los dos equipos con diez, una cancha rápida, el partido más abierto. El juego no convenía a Atlanta, que tenía que cerrar el espacios para abrochar la victoria. Sorprendentemente, Biggeri decidió incluir a Guerra y no a Verino tras la expulsión de Alonso, quedando Marrone como central. Seguramente la explicación esté en el juego por abajo que elige exclusivamente Talleres. Sufriendo, peleando cada pelota, llegó el pitido final y los tres puntos se quedaron en casa. Para alegría del pueblo bohemio que se anima a soñar con la vuelta al Nacional.
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