Cuando de repente Atlanta se encontraba en una buena posición para pelear por el ascenso y su gente empezaba a ilusionarse seriamente, llegó esta impensada e injusta derrota que representa un duro golpe para las aspiraciones en las próximas fechas. Era la oportunidad de pegar el zarpazo en Ezeiza, pero cayó derrotado y ahora debe esperar otros resultados para no alejarse demasiado de la punta. ¿El romance duró poco o habrá una nueva chance?
Biggeri repitió los once que habían ganado sin discusión en la Isla Maciel, para este segundo partido consecutivo como visitantes. Tristán Suárez venía mal, tras tres caídas seguidas, y parecía un encuentro medianamente accesible, en una cancha que generalmente le fue favorable en los últimos años. Efectivamente Atlanta fue levemente superior en el juego, aunque sin generar claro peligro en el primer tiempo. Manejó más la pelota, intentó ser protagonista e imponer su autoridad, pero le faltó atrevimiento para quebrar al rival. Lo mejor venía por el lado de Cardozo, desbordando por izquierda, pero no hubo presencia en el área. López jugaba abierto, y Olego más retrasado. El fantasma de Pons volvía a rondar por el aire.
Para colmo, en la primera llegada, Tristán logró ponerse en ventaja gracias a una jugada polémica que debió ser invalidada primero por una mano y finalmente por el offside de Akerman. En el segundo tiempo, el Bohemio fue a buscarlo, fue más incisivo y de a poco fue apretando al local, que presentaba pocos recursos. Tauber empezó a ser cada vez más importante tapando situaciones claras de gol, pero Atlanta se sacó la mufa con un penal que convirtió Olego. Sin embargo, pronto iba a hacerse evidente que no era la tarde bohemia. Poco después del empate, la segunda llegada de Suárez en el partido terminó en un nuevo gol del Lechero, con ayudita de Losada, que no logró interceptar un centro. Increíble, pero Tristán Suárez había hecho muy poco y había logrado convertir dos goles. Responsabilidad defensiva bohemia. El problema es que el conjunto de Biggeri falló terriblemente en la definición. En una misma jugada, Mancinelli metió un remate en el travesaño, y en el rebote Ledesma volvió a cabecear al travesaño, con el arquero tirado en el piso. Tauber seguía convirtiéndose en figura, sacando un buen cabezazo de López. Atlanta llegaba con mucho peligro, estaba ahí del empate, pero fallaba en la última puntada, esa que los goleadores siempre suelen dar.
Así se terminó yendo con las manos vacías sin merecerlo, pero perdió un partido que no podía permitirse si quiere pelear por el ascenso. Habrá que ver si nuestros rivales nos dan una nueva vida.
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