Valioso empate en Florencio Varela, ante uno de los mejores equipos del campeonato. Valioso en lo anímico, y valioso en puntos siempre y cuando Brown de Madryn pierda esta fecha. Qué distintas serían las cosas si Pellegrino no hubiera ido a cabecear en la última jugada frente a Desamparados. Hoy estaríamos en una posición mucho más cómoda en la lucha contra sanjuaninos y chubutenses. Pero meternos en el juego de los condicionales es muy peligroso. Si Pena no nos castigaba en el último minuto en San Martín, todavía hoy estaríamos elogiando a los héroes que ganaron el viejo clásico. Lo que hubiera sido proeza, épica, se transformó en desilusión y tristeza. También la dramática definición que culminó en catastrófica derrota el último fin de semana nos hizo olvidar que Atlanta frente a los sanjuaninos jugó seguramente su mejor partido en lo que va del 2012, y que generó gran cantidad de chances y mereció ampliamente ganar ese partido.
No tienen sentido los condicionales, porque lo que vale es lo que ocurrió. Pero no deja de enseñarnos que a veces el resultado no condice con lo que se jugó, y que una resolución de una sola jugada puede cambiar la historia, nuestras conclusiones y nuestra percepción. Así, nos volvemos a ilusionar con este empate en Varela, rescatamos los aspectos positivos y dejamos de lado otros negativos. Es cierto que el conjunto de Roldán mostró en líneas generales un mejor funcionamiento. Por momentos más ordenado, más sólido. Jugó intensamente los 90 minutos frente a un rival peligroso. En el segundo tiempo se vio un equipo asentado, que incluso al final terminó superando al Halcón y con posibilidades de llevarse el triunfo. Pellegrino respondió con solvencia, y en la segunda parte se afirmaron en la línea de tres defensiva Arancibia, Milán y Segovia. Con estas limitadas virtudes Atlanta logró llevarse un punto, pero también mostró su peor cara y pudo haberse ido tranquilamente sin nada en la mano. Porque Defensa y Justicia apretó con ganas en el primer tiempo: dominó, controló la pelota, atacó con frecuencia y con peligrosidad, constantemente. El 0-0 parecía injusto. A diferencia de lo que ocurrió en Rosario hace algunas fechas, el Bohemio se salvó como pudo y pudo hacer pie en el partido. Tuvo la suerte de no encontrarse en desventaja e ir en camino a una derrota casi segura, de la que hoy estaríamos hablando con resignación y tristeza, culpando al equipo por sus errores de siempre.
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