El equipo del Gallego Méndez había dejado una buena imagen en su debut, en el empate como visitante frente a Chicago. Había intentado jugar por abajo, una búsqueda ofensiva con recursos interesantes, y había hecho méritos como para llevarse un triunfo. Las expectativas por eso eran altas para esta segunda fecha, en la primera presentación en Villa Crespo de la temporada. ¿La gente podía empezar a ilusionarse con el equipo luego de la frustración del último campeonato? No hubo lugar para las ilusiones. Por el contrario, el limitado Villa Dálmine le dio un duro golpe. Atlanta empezó con el pie izquierdo ante su gente, cuando en dos fechas se viene nada menos que el clásico con Chacarita, en donde especialmente los hinchas se olvidarán de intenciones o de análisis demasiado profundos y lo único que importará es el resultado.
No mereció perder el Bohemio. El partido fue parejo, chato, y Dálmine hizo muy poco como para llevarse los tres puntos que se llevó. Aprovechó un error defensivo en el segundo tiempo y con eso le alcanzó para ganar, 1-0. Pero Atlanta no se quedó atrás si de limitaciones se trata. En ningún momento pudo dominar el juego. Los encargados de la creación de fútbol estuvieron desaparecidos, imprecisos. Marcos Godoy estuvo solo arriba, sin puntería para la definición. El ingreso de Lazzarini fue positivo pero no alcanzó. El delantero tuvo una que dio en el palo en tiempo de descuento. El local generó algunas chances como para empatarlo, pero la producción fue pobre. Los hinchas se fueron desconcertados, muchos preocupados por el nivel mostrado por varias individualidades, como Nanía, Pinto y Galeano. Claro que las caras empezarán a cambiar cuando venga el primer triunfo, que ojalá sea pronto.
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