Cuarta derrota consecutiva y lo que empezó como festival del tiki-tiki muestra ya tintes "caprianos". Un equipo con intenciones de jugar por abajo, de tocar, de jugar, pero sin argumentos, sin recursos, sin intérpretes a la altura del libreto. Y olvidando lo más importante: nada vale en el fútbol si no se posee solidez. Un equipo frágil es un equipo llamado a la derrota permanente. Atlanta recibió 7 goles en los últimos 4 encuentros y les hizo las cosas muy fáciles a sus rivales. La imagen constante fue la de un equipo débil, quebradizo, impotente. UAI Urquiza no tuvo que hacer demasiado para llevarse el jugoso premio de la victoria en Villa Crespo. Apenas aprovechó un penal cometido tras un córner en el inicio del partido y listo. Luego se dedicó a navegar el partido, en aguas tranquilas, teniendo por momentos la pelota pero nunca fue arrinconado por el conjunto local. El Bohemio produjo y llegó muy poco. No tuvo ideas, profundidad ni precisión para llegar con peligro al arco rival. El visitante no sufrió para mantener el resultado favorable con que se encontró en el comienzo.
Es un momento muy duro para Atlanta. Después de golear a Sacachispas podía agarrar la punta, pero cayó en un tremendo bajón futbolístico, en un círculo vicioso de derrotas. La actitud del equipo se desarmó. Si antes parecía convencido de su idea y la llevaba a cabo con firmeza, ahora apenas esboza intentos fallidos, inconsistentes. El funcionamiento colectivo requiere el sostén de las performances individuales y en la actualidad hay muchos jugadores que no están rindiendo en el buen nivel que habíamos visto algunos partidos atrás. Berscé deberá trabajar en lo táctico pero sobretodo en lo anímico para recuperar a este Atlanta que pasó muy rápidamente de la gran ilusión a la catástrofe futbolística.
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