Atlanta cerró la primera rueda en la tercera posición, habiendo obtenido un promedio de dos puntos por partido jugado. Una muy buena campaña hasta aquí en cuanto a efectividad de puntos. De hecho, es la mejor performance en este sentido desde el equipo campeón de 2010/11. Sin embargo, no le alcanzó para terminar puntero el 2018. La punta quedó a dos unidades, pero Barracas tiene un partido pendiente y podría quedar cuatro arriba, virtualmente. Este torneo de Primera B tiene competidores importantes, con grandes argumentos para pelear el ascenso. Estudiantes, que ya está acostumbrado a pelear sin éxito por ascender. Barracas, el club del presidente de AFA que empezó mal pero está en una racha excepcional. Acassuso, que quiere ratificar la gran campaña del torneo pasado. Riestra, que quiere volver a la B Nacional. Estos equipos, además de sus argumentos futbolísticos, cuentan con las sospechadas influencias de sus dirigentes que se han traducido este campeonato en polémicos arbitrajes. Más atrás vienen All Boys, que se desmoronó tras la caída ante Atlanta, y Tristán Suárez, que se recuperó de un mal comienzo y era candidato en la previa. El Bohemio no la tendrá fácil: seguramente sea una segunda rueda caliente.
La gran novedad que encendió la ilusión de todos los hinchas fue la llegada al banco del Pepe Castro, que reemplazó a Francisco Berscé tras un campeonato irregular en el que no peleó el ascenso y se fue tristemente -como siempre- en la primera fase del Reducido. Si en la temporada anterior se confió en un plantel con escasos nombres rutilantes y muchos jugadores jóvenes, esta vez el club apostó por algunos jugadores de experiencia, importantes para esta categoría. Los de mayor renombre: Fernando Enrique, recientemente ascendido con Defensores, y Miguel Caneo, ex Boca y Quilmes.
El andar del equipo del Pepe comenzó siendo arrollador, con puntaje ideal, dos goleadas y sin goles en contra en sus primeras tres presentaciones. Se vio un Atlanta pragmático, contundente, con un gran poderío ofensivo. Sin embargo, luego de ese inicio acumuló dos caídas consecutivas y un empate en Villa Crespo y aparecieron las dudas. El equipo no podía repetir el nivel de juego de las primeras fechas y no mostraba variantes. El once de memoria se deshizo y el Pepe metió mano con cambios tácticos y de nombres, más allá de lesiones y suspensiones. El Bohemio recuperó la senda del triunfo aunque sin sobrarle nada en el juego. No faltaba personalidad: la remontada heroica en el 4-3 frente a Estudiantes lo atestigua. Tampoco cautela para cuidarse en partidos complicados, cuando al menos había que sumar de a uno. Y demostró una gran inteligencia táctica en la gran victoria ante All Boys, donde borró de la cancha a su rival. En el último tramo de esta primera rueda, volvió a verse la mejor versión del Atlanta del Pepe. De los últimos 15 puntos en juego, obtuvo 13. Sólo perdió uno de los últimos 14 partidos. El poder goleador salió de la dependencia exclusiva del Mago Horacio Martínez, que se cansó de fabricar goles de todos los colores este torneo, y encontró en Ignacio Colombini un gran socio y otro hombre de gol. Gran parte del éxito bohemio depende del mediocampo, en donde tiene varias figuras. Nico Previtali, ya asentado como titular y todavía puede seguir creciendo. El corazón y sacrificio de Lucas Colitto. La jerarquía y el equilibrio de Enrique. Y la clase de Caneo, al que le costó adaptarse pero luego se lució con exquisitas asistencias. Abajo, pese a que el Bohemio no recibió muchos goles, hay algunas dudas. Molina ha sido una grata revelación en el lateral derecho, pero se destaca más por su proyección que por la marca. Cherro, Tecilla y Ochoa han presentado algunas irregularidades. Tal es así que Alan Pérez, inicialmente suplente, terminó ganándole justamente el puesto a Tecilla en la zaga. Seguramente una de las razones por las que Atlanta no haya recibido tantos goles sea la actuación de Francisco Rago. Aunque un tanto heterodoxo, ha salvado al equipo en múltiples oportunidades con atajadas improbables, sobretodo en los mano a mano.
El Bohemio tiene razones y argumentos para creer que esta vez sí se le puede dar el ansiado ascenso. Deberá mantener el nivel futbolístico. Hay rivales muy duros y probablemente el margen de error sea pequeño en la segunda rueda.
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