Otra vez lo mismo. La historia se vuelve a repetir y Atlanta enfrenta los fantasmas del pasado reciente. Eran dos finales contra Riestra y Acassuso, rivales directos en la lucha por el ascenso directo, y las perdió las dos. Como ocurrió en la primera rueda. La misma seguidilla trágica. Ahora, la ventaja que había conseguido sobre sus perseguidores se redujo al mínimo y el Bohemio deberá afrontar los duros partidos que se vienen con la obligación de recuperarse futbolísticamente y reacomodarse en la tabla. Una tarea titánica, ya que la caída fue estrepitosa y el golpe, muy fuerte.
El desarrollo y el desenlace no fue otro que el que suele darse ante Acassuso, un equipo de Della Picca, y en Villa Crespo. Una historia conocida desde hace años, que se repite con distintos planteles y cuerpos técnicos. ¿Cómo puede ser que este tipo, jugando de la misma manera, siempre nos gane? ¿Será que siempre jugamos igual? Della Picca le dio una paliza táctica a Atlanta y se puso peligrosamente a tiro. Ya sabemos lo que es Acassuso: un equipo ordenado, que privilegia la seguridad defensiva y apuesta al pelotazo, a los contragolpes, para herir a sus rivales. Ése es su libreto, y cómo nos complicó. Atlanta arrancó muy bien el primer tramo del partido, como ocurrió en Riestra. No pudo ponerse en ventaja pero mostró buenas conexiones de juego y generó algunas situaciones como para abrir el marcador. Eso fue todo. Luego se desvaneció del campo de juego. Desnudó sus grietas en defensa, sus problemas en la marca, sobretodo en el sector derecho donde Barbosa reemplazó al suspendido Molina. Pero Acassuso en el primer tiempo no arriesgó. Se mantuvo aferrado al cero, replegado sobre su arco.
El segundo tiempo agarró a Atlanta por sorpresa, totalmente dormido. Della Picca metió a otro delantero, pasó de un 4-5-1 a un 4-4-2 y fue decidido a buscar el triunfo. Unos pocos minutos de convicción le bastaron para quebrar a un Atlanta deshilachado, frágil, que no reaccionó. Como un cazador hace con su presa, al principio el visitante observó los movimientos del local, lo estudió, y cuando vio que era su momento dio el zarpazo. Certero, eficaz. Un ataque claro le alcanzó para ganarlo. El Bohemio nunca respondió. El segundo tiempo fue pésimo. El equipo nunca apareció. Las individualidades tampoco. Ni siquiera aprovechó un penal, estrellado en el palo por Horacio Martínez. Ni una salía bien. El Pepe tampoco supo cómo encontrarle la vuelta para revivir a un equipo que se veía superado y no podía vulnerar a un Acassuso que se dedicó a lo que mejor sabe hacer: defenderse. Salieron Enrique, Colombini y Previtali. Sin Enrique, la pelota parada quedó huérfana. Atlanta terminó jugando con tres delanteros, con doble enganche y sin volante central. Sin estructura, sin equilibrio. Ni se acercó al empate. Perdió bien y deberá aprender de esta lección si quiere corregir sus propios errores para volver al triunfo.
domingo, 17 de febrero de 2019
martes, 12 de febrero de 2019
RIESTRA 2 ATLANTA 1
El partido que no había perder lo perdió. Y de qué manera. Después de ese arranque prometedor con ventaja en el marcador, y con un gol en los últimos minutos. De la peor manera. Un golpe durísimo para las aspiraciones de ascenso de Atlanta, que ahora debe revivir para afrontar otra gran final frente a otro rival directo: Acassuso, en Villa Crespo, este domingo. No hay tiempo para lamentos. El campeonato sigue y queda mucho por jugar.
Se habló mucho en la semana sobre las ayudas arbitrales que el conjunto de Stinfale recibe constantemente, y el encuentro en la primera rueda era un antecedente fuerte. Sin embargo, pese a algunos fallos polémicos como la terrible falta que sufrió Rago que era para expulsión, Riestra esta vez no lo ganó por el árbitro. Hay que saber reconocer los errores propios. No hay excusas. Atlanta se podía haber llevado un empate valiosísimo tranquilamente y hasta hubiera sido justo, pero lo perdió por defectos propios y virtudes del rival.
El primer tiempo venía con viento en popa. Atlanta dominaba la pelota, jugaba mejor, tocaba y lo hacía lejos de su propio arco. Le faltaba profundidad y ser más incisivo. Pero el gol de Nico Cherro tras un córner parecía que podía abrir el trámite y facilitar las cosas. Además, Riestra se quedaba sin su figura, Bravo, que se iba lesionado. Todo iba saliendo demasiado bien en el partido más temido. Sin embargo, todo se derrumbó. El empate de chilena tras un tiro libre volvió a poner el marcador igualado. En el segundo tiempo, fue el local el que mostró las intenciones de dominio y ataque. El Bohemio no reaccionaba. Se convirtió en un equipo largo, sin contacto con la pelota y con el mediocampo peligrosamente partido. Con problemas en la marca, los atacantes de Riestra se venían y amenazaban el punto. El Pepe decidió meter mano y cambiar el esquema a uno similar al que utilizó con éxito en Monte Castro, con Seijas de doble cinco y Oyola haciendo la banda izquierda. Atlanta recuperó el equilibrio aunque no logró generar situaciones de peligro. El empate tenía muy buen gusto, ya lo saboreaba, después de un segundo tiempo muy malo en el que sufrió más de lo que jugó. Hasta que en otra pelota parada, cuando el partido se agotaba, también se agotó la ilusión bohemia. El derrumbe. El dolor. La caída que no queríamos tener. Momento de dejar este martes negro atrás y pensar en lo que viene: Acassuso, que ocupa el primero de los puestos que no ascienden directamente.
Se habló mucho en la semana sobre las ayudas arbitrales que el conjunto de Stinfale recibe constantemente, y el encuentro en la primera rueda era un antecedente fuerte. Sin embargo, pese a algunos fallos polémicos como la terrible falta que sufrió Rago que era para expulsión, Riestra esta vez no lo ganó por el árbitro. Hay que saber reconocer los errores propios. No hay excusas. Atlanta se podía haber llevado un empate valiosísimo tranquilamente y hasta hubiera sido justo, pero lo perdió por defectos propios y virtudes del rival.
El primer tiempo venía con viento en popa. Atlanta dominaba la pelota, jugaba mejor, tocaba y lo hacía lejos de su propio arco. Le faltaba profundidad y ser más incisivo. Pero el gol de Nico Cherro tras un córner parecía que podía abrir el trámite y facilitar las cosas. Además, Riestra se quedaba sin su figura, Bravo, que se iba lesionado. Todo iba saliendo demasiado bien en el partido más temido. Sin embargo, todo se derrumbó. El empate de chilena tras un tiro libre volvió a poner el marcador igualado. En el segundo tiempo, fue el local el que mostró las intenciones de dominio y ataque. El Bohemio no reaccionaba. Se convirtió en un equipo largo, sin contacto con la pelota y con el mediocampo peligrosamente partido. Con problemas en la marca, los atacantes de Riestra se venían y amenazaban el punto. El Pepe decidió meter mano y cambiar el esquema a uno similar al que utilizó con éxito en Monte Castro, con Seijas de doble cinco y Oyola haciendo la banda izquierda. Atlanta recuperó el equilibrio aunque no logró generar situaciones de peligro. El empate tenía muy buen gusto, ya lo saboreaba, después de un segundo tiempo muy malo en el que sufrió más de lo que jugó. Hasta que en otra pelota parada, cuando el partido se agotaba, también se agotó la ilusión bohemia. El derrumbe. El dolor. La caída que no queríamos tener. Momento de dejar este martes negro atrás y pensar en lo que viene: Acassuso, que ocupa el primero de los puestos que no ascienden directamente.
martes, 5 de febrero de 2019
ATLANTA 6 ESPAÑOL 1
El Bohemio fulminó al limitado Deportivo Español con una abultada goleada que terminó siendo puro goce para el hincha en el primer partido del año en Villa Crespo. Después de dos empates y justo antes de una seguidilla de dos partidos clave ante Riestra y Acassuso, Atlanta retomó la senda de la victoria. Estaba claro: ganarle a Español en casa era una obligación. No era obligatoria semejante goleada, un espectáculo de fútbol, que le permite al equipo del Pepe enfrentar lo que viene con mayor confianza en su potencial, fortalecido anímicamente. Atlanta pasó por arriba al Gallego gracias a su enorme poderío ofensivo y las grandes flaquezas defensivas que exhibió Español. Fue el rival perfecto para un equipo inspirado. Al apetito de gol de los dos goleadores, Martínez y Colombini, se sumaron la exquisita conducción de Caneo, la jerarquía de Enrique y el incansable ida y vuelta de Colitto, las grandes figuras de la noche. Para colmo, los que entraron -Pedrozo y Miranda- lo hicieron enchufados y clavaron dos golazos para demostrar que este plantel también tiene buen material esperando en el banco de suplentes. Y con ganas de explotar. Después de un arranque arrasador en el que el Bohemio desperdició muchas situaciones de peligro, sufrió un tramo de serias dudas cuando Español se lo empató transitoriamente en el primer tiempo. Atlanta, apurado, nervioso por no poder aumentar la cuenta, perdió el orden e increíblemente quedó mal parado pese a contar con la ventaja en el marcador a su favor. La defensa no estuvo totalmente segura pero esta vez el equipo compensó con un gran rendimiento ofensivo. Además, en el segundo tiempo fue pura efectividad y de esta manera pudo alcanzar la goleada. Sin embargo, que el resultado no signifique que lo defensivo no sea un aspecto para mejorar. Más allá de esto, a seguir disfrutando del fútbol y los golazos que nos dejó esta soñada noche villacrespense.
sábado, 2 de febrero de 2019
SAN MIGUEL 1 ATLANTA 1
El objetivo era llevarse los tres puntos pero Atlanta sólo se llevó uno de su visita a Los Polvorines y todavía no pudo ganar en el 2019. Había que hacer valer el empate sobre la hora en Tristán Suárez y el Bohemio lo entendió así, frente a uno de los rivales más débiles del campeonato. Cuando se puso en ventaja gracias a un tiro libre de Enrique que se desvió en el camino, parecía que el partido se orientaba hacia un triunfo tranquilo, pese a que San Miguel amenazaba con sus centros frontales peligrosos en las pelotas paradas. Se notaba que Atlanta era más, que tenía mayor jerarquía y tenía la gran ventaja de jugar con el marcador a su favor. Sin embargo, el local apostó al juego sucio y el Bohemio, con total inocencia, entró en ese juego que no le convenía. En un par de minutos, Alan Pérez se descontroló y vio dos amarillas, dejando a su equipo con diez en el primer tiempo. Una acción totalmente irresponsable que terminó siendo determinante para que Atlanta no pudiera llevarse los tres puntos. El partido cambió totalmente. San Miguel se agrandó. Al Pepe Castro no le quedó otra que reemplazar a Pérez con el ingreso de Barbosa para rearmar la línea de 4 y el que pagó los platos rotos fue Miranda, que estaba teniendo un gran partido en su oportunidad como titular tras la lesión de Caneo. Era obvio el partido que se venía: San Miguel adelantando las líneas, apretando, buscando el empate, y Atlanta atrás, protegiéndose, sacrificando sus posibilidades de ataque. Pese al esfuerzo y a la gran labor del arquero Rago, la igualdad llegó. Lo lógico, lo previsible. Después, el partido se abrió. Porque Atlanta no se conformó con el empate y fue a buscarlo, con mucho corazón, pese a estar con diez. Esta actitud le dio algunas chances para llevarse lo que hubiera sido una victoria heroica, pero también la pagó con más espacios para el local. Esto pasa cuando se toman riesgos. Finalmente, sólo fue un empate. Por el rival y porque Riestra y Acassuso vienen achicando la distancia, un empate con sabor a muy poco. Se vienen más encuentros difíciles y Atlanta debe aprender a no salirse de sus cabales. Por entrar en el juego sucio de un rival con pocos recursos futbolísticos, terminó dejando dos puntos en el camino.
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