ATLANTA 0 - Barracas 1
FIESTA!
Le jour de glorie est arrivé
¡Gloria a Dios en las alturas! Por que este año de Villa Crespo salió el nuevo campeón y Atlanta se va de la B para nunca más volver!
¡Que felicidad, mi fiel escudero, y que fiesta la que vivimos este sábado salpicada por todos los estados de ánimos que pueden atravesar el espíritu humano y coronada por los laureles de un campeonato que pocas veces en la historia de la humanidad tuvo un dueño más digno, legítimo y justo.
Y ese fue nuestro querido Atlanta que en estas treinta y ocho fechas demostró ser, por varias leguas de distancia, el mejor de los mejores. Y él que discuta la de esto merece simplemente que se lo meta en una jaula y se lo exhiba junto a un canguro australiano (¡Salud, viejo Lenín).
Por eso el benigno astro rey quiso asociarse a la parranda y entibió, con sus cálidos
rayos de oros, a la multitud que desde horas tempranas inundaba las adyacencias del sagrado templo bohemio, deslizándose entre las calles de las barriadas y venciendo los obstáculos de Macri y su bendito metrobus.
Así el barrio de Don Osvaldo Miranda, prócer señero del atlanterío, se puso sus mejores galas para recibir la grata noticia de la conquista que estaba al llegar.
Y colgaron de un cordel de esquina a esquina un cartel y banderas de papel azules y amarillas. Y paraguas, estandartes en los balcones, y familias con la camiseta amada.
Los de siempre, los de a veces, los nuevos: todos bien venidos a la celebración!
El león Kolbowski era un océano ululante de pasión y, salpicado con las explosiones de mil cohetes, petardos y bombardas.
Sale Atlanta a la cancha, y Villa Crespo pasa a ser el corazón de la ciudad, del país y del mundo, ante el grito unánime de miles de almas bohemias palpitando.
Pero nuestros héroes juegan el peor partido de Atlanta en ciento seis años de historia y pierden inesperadamente ante una muchedumbre que se retira en calma, esperanzada con el cumplimiento el plan b que se tenía para la jornada.
La expectativa se transforma en espera y los mensajeros que llegan desde el lado del río van arrimando las buenas nuevas.
Cerca de las cinco de la tarde el destino ha dado su veredicto inapelable: el 7 de mayo de 2001 nació a la faz de la Tierra un nuevo y glorioso campeón: ¡Atlanta!
Y ahora el campo de los sueños de la calle Von Humboldt se tapiza con la felicidad rebosante de hombres, mujeres y niños con la sonrisa en los labios y lágrimas en los ojos. Y el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano si importarles la facha…
Salen los jugadores con el gran Rodrigo Llinás a la cabeza, con los Mellizos Soriano, los que llegaron del sur como el crack de Mancinelli, los pibes surgidos de las inferiores como Chaco Guzmán y el poeta Galeano, Pogonza, Ferragut, los históricos Arancibia y Cherro, el inolvidable Lucas Ferreriro y los que jugaron mucho o no jugaron y el Xavi Alonso el gran conductor, grande de puro humilde
Y se da la vuelta con todo el pueblo bohemio, esa vuelta reservada sólo a los dioses del Olimpo.
Vamos, mi fiel escudero, a divertirnos que bien merecido lo tenemos.
Vamos que allá va el micro con los jugadores a recorrer las calles.
Vamos subiendo la cuesta que arriba mi barrio se vistió de fiesta!
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