No fue un amistoso más el que disputaron Racing y Atlanta en el Cilindro de Avellaneda en la tarde del sábado. Para los hinchas bohemios fue la oportunidad de volver a ver al último campeón de la B Metropolitana y de poder volver a ir de visitantes como no lo hacía desde el año 2007. La vuelta fue nada menos que en un estadio realmente de Primera, ante uno de los cinco grandes del fútbol argentino. Los hinchas lo tomaron como una verdadera fiesta, de principio a fin, y lograron demostrar que Atlanta está vivo, con ganas de crecer, con ganas de volver a ser. El equipo también respondió en la cancha con la misma intención, demostrando que Atlanta tiene con qué pelearla en la B Nacional.
El resultado es lo de menos. Se perdió 2-1 pero hay que saber rescatar las cosas negativas y positivas que dejó este amistoso en el que Javier Alonso probó distintas variantes pensando en el partido ante Aldosivi y en la próxima temporada en general. Eso sí, si bien hizo cambios de nombres y de posiciones, nunca se movió del 4-4-2 con el que seguramente afrontará este torneo. El equipo anduvo muy bien al principio y al final del partido. Mostró siempre la intención de tocar por abajo y por momentos fue superior, dominando la pelota y construyendo llegadas de peligro. Se armaron buenas sociedades de fútbol: el gol de Bielkiewicz fue un golazo colectivo, en el que participaron Pogonza y Aparicio. El aspecto más negativo fue el defensivo, sobretodo en lo que refiere a las pelotas paradas. De hecho, dos cabezazos de Matías Martínez le dieron la victoria a Racing. El defensor local ganó muy fácilmente en los dos goles, y en uno de ellos con complicidad de Llinás. Es curioso que la pelota parada haya sido uno de los puntos más fuertes del equipo en el torneo pasado, con la pegada de Ferragut y la presencia de Cherro, Arancibia, Segovia en el área. Ahora, el encargado de pegarle a la pelota es Lugo, y la responsabilidad de ganar de arriba recae en Cherro, Segovia, Milán, Bielkiewicz. Será cuestión de corregirlo en la semana...
En el amistoso se demostró que Alonso tiene muchas variantes para armar el equipo y por lo tanto es difícil predecir cuál será el once inicial ante Aldosivi. Milán dejó una muy buena impresión como marcador central y seguramente relegue a Cherro, aunque otra posibilidad es que Alonso vuelva a armar una defensa con Segovia jugando de lateral izquierdo, incluyendo a Cherro como central y subiendo a Lugo -de muy buena proyección- a ocupar el mediocampo. Incluso en este partido probó en un momento con Pajón -que empezó de 8- jugando como lateral derecho. Variantes en defensa hay.
Y claro, las variantes también existen en el medio y arriba. Pogonza -al parecer con ventaja- y Lorefice pelean por el puesto de volante central. Fabbro es una alternativa de buen pie como carrilero al igual que Ferragut (lesionado), y Galeano podría seguir en su posición de volante central adelantado, aunque esa posición la podría ocupar también Mamberti. En la delantera, hay cinco opciones muy fuertes para dos puestos. Bielkiewicz viene haciendo una muy buena tarea en los amistosos desde aquellos 2 goles en cancha de Armenio, por la anteúltima fecha de la B. Se entiende muy bien con Aparicio, un delantero muy habilidoso. Por otro lado, está el ídolo Andrés Soriano, que seguramente seguirá siendo una pieza clave dentro del equipo. Nico Ramírez exhibió talento y velocidad en Avellaneda, y, junto con los goles de Abel Soriano -que fue papá- le generan un lindo problema a Alonso a la hora de elegir sus titulares.
1 comentario:
qué hermoso que el problema de Alonso sea contar con demasiados delanteros demasiado buenos y no como cuando empezó, que su único delantero era Mariano Martínez (!)
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