Javier Alonso sorprendió con un arriesgado 4-2-4. El técnico bohemio ha logrado en estos años al frente del equipo ser criticado por cagón o por suicida, en diferentes ocasiones. A veces, por no animarse a buscar el triunfo. En otras, por ir a matar o morir. Esta vez fue el turno de un equipo netamente audaz en cuanto al esquema táctico y los nombres. La siomería de Milán -que había sido titular en todos los amistosos y a un día del debut se enteraron que debía una fecha de suspensión- permitió a Alonso resolver el problema de la abundancia ofensiva de una manera heterodoxa: los puso a casi todos juntos. Así, cambió radicalmente lo que había practicado en los amistosos previos. Dentro de la ofensiva alineación, el DT incluyó dos laterales -Pajón y Lugo- con proyección, un volante creativo como Juan Galeano, y cuatro hombres de ataque: Ramírez y Aparicio por las puntas, Andrés Soriano y Bielkiewicz más cerca del área.
La idea era interesante: algo bueno tenía que surgir a partir del talento, la velocidad y la movilidad de estos cuatro de arriba. Sin embargo, Atlanta hizo muy poco, apenas se quedó en intenciones. Faltó elaboración de juego, faltó conducción, faltó toque por abajo, circulación de pelota. Ofreció una ofensiva desdibujada, de bajo vuelo, sin poderío. El conjunto de Villa Crespo quiso -ganas no le faltaron- pero casi no pudo. Encontró el gol que parecía el del triunfo con un tiro de esquina ejecutado por Pajón y cabeceado por Andrés Soriano, anticipándose en el primer palo. En ese momento, ya Alonso había hecho los cambios y no estaban los cuatro delanteros en cancha. Intentó juntar nuevamente a los dos Sorianos, la dupla goleadora y campeona del campeonato pasado. Intentó darle más manejo al mediocampo con la inclusión de Fabbro. El cambio de Lorefice por Pogonza fue obligado, por lesión.
El triunfo no pudo ser porque Mauricio Carrasco se anticipó en un centro y puso el empate a poco del final, dándole un poco más de justicia al marcador. Atlanta no supo aguantar la ventaja que tanto le había costado conseguir. Los marplatenses hicieron una aceptable labor, sobretodo en la primera parte, aprovechando los problemas defensivos del Bohemio. Cherro fue lo mejor de una defensa que no mostró seguridad ni solidez. Pajón tuvo problemas en la marca en el primer tiempo, y Lugo no estuvo firme. Esperemos que la vuelta de Milán al fondo sea parte de la solución a estos problemas, que no pueden volver a ocurrir, porque Atlanta no está en condiciones de regalar nada.
Pese a todo, Atlanta terminó dejando una buena imagen en los minutos finales, en donde -con el orgullo herido- fue en busca del triunfo negado. Con una actitud agresiva, generó dos o tres chances importantes de gol, que no pudo concretar. El público terminó lamentando el empate pero aplaudiendo la voluntad del equipo.
Ahora se viene un receso y luego hay que ir a Tucumán para visitar a Atlético. Un partido difícil, a cancha llena. Seguramente habrá cambios. Milán será incluido en la defensa, Pogonza quizá no pueda jugar por su lesión, hay que ver cómo evoluciona Ferragut. Alonso deberá resolver varias cuestiones para que su equipo tenga la solidez defensiva y la generación de juego necesarias para empezar a sumar de a tres.
Foto: Jorge E. de Gregorio
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