sábado, 28 de julio de 2012

¿Qué Atlanta se verá esta temporada?

Arranca un nuevo campeonato y el destino nos encuentra de vuelta en la Primera B Metro, luego de un breve paso por la B Nacional, en donde se sepultaron todas las ilusiones nacidas a partir de aquel brillante ascenso en 2011, cuando parecía que el Bohemio se llevaba a todos por delante y volvía a acercarse al lugar que le corresponde. Ahora es tiempo de empezar de nuevo, de dar vuelta la página e intentar regresar lo más pronto a la segunda categoría. ¿Pero cómo llega Atlanta a afrontar este torneo? ¿Para qué está el equipo? Hacer pronósticos es complicado: a esta altura, el año pasado, estábamos ilusionados con hacer una buena campaña en la B Nacional, y finalmente descendimos realizando un campeonato paupérrimo. 
En el cuerpo técnico continúa al mando Sergio Rondina, un hombre que vistió un año la camiseta del club y que lleva varios años dirigiendo en el Ascenso, siendo éste su desafío más importante. Rondina viene de dirigir equipos con bajos presupuestos y con menores obligaciones. Su mérito es armar equipos combativos y planteles comprometidos con un objetivo, aun sin un rico material. Atlanta viene de sufrir un descenso, debe afrontar deudas, y la situación económica no es la mejor. Por eso no se hicieron grandes contrataciones, y se armó un plantel gasolero. 
Los partidos amistosos dejaron ver cómo puede llegar a ser el equipo que pretende el DT. En el arco estará el histórico Llinás, devaluado por sus pobres actuaciones el último torneo, o Gagliardo, un conocido de Rondina en Flandria. El último parece correr con ventaja para ocupar el puesto. En la defensa, el lateral derecho lo ocupará el experimentado Vega, de larga trayectoria en el ascenso, aunque habrá que ver qué pasa cuando se recupere de su lesión la estrella Lucas Mancinelli. Pero eso recién será para la segunda rueda. Para la dupla central, el retornado Valdez parece una fija, junto a Hernán Lopes o Segovia (en su cuarta temporada en el club). Por izquierda pueden ir los refuerzos Pinto o Mbombaj, aunque también podría jugar allí Segovia, como lo ha hecho la mayoría de las veces en Atlanta. En el mediocampo, la banda derecha es una incógnita. Allí podrían estar el eterno Lucas Ferreiro, el Chaco Guzmán o algún refuerzo que todavía se busca para ese sector (¿podría ser el uruguayo Blanes?). El doble cinco arrancaría de entrada con Parentini -hombre de Rondina- y Mamberti, que tuvo un sorprendente buen final de torneo. Como sustituto de Mamberti está el volante creativo Godoy, que viene de UAI Urquiza. ¿Qué lugar tendrán los chicos del club Gabriel López y Palisi? Y como si la superpoblación de volantes centrales no fuera suficiente,  el Huevo Rondina cuenta además con un valioso jugador como Francés, que puede jugar también como marcador central. Por izquierda, la alternativa más probable es Domínguez, un juvenil de la cantera de Newell's. La delantera parece ser el sector de la cancha con menos alternativas para el técnico. La apuesta será nuevamente Andrés Soriano, que la estuvo metiendo en los amistosos, acompañado en principio por Alfaro, aunque habrá que ver el nivel del recientemente incorporado Henneberg. Por el momento, las promesas del club Castro, Sanabria y Acuña no parecen ser titulares para Rondina, pero sin dudas serán tenidos en cuenta si los goles no llegan y falta fútbol.
En una semana comienza una nueva esperanza, y Atlanta está obligado a ser protagonista, a buscar el ascenso. Lo bueno es que esta vez habrá dos ascensos directos a la B Nacional. Pero claro, habrá otros rivales que se han reforzado con mayores recursos económicos y que tienen grandes aspiraciones, como Platense, Morón, Los Andes y Temperley.

martes, 10 de julio de 2012

Divisiones verdaderamente inferiores

Pese al repunte institucional que vivió el club en los últimos años, todavía queda una deuda sin saldar y que sigue lejos de tener una solución hoy por hoy: se trata de las divisiones inferiores. Claro, invertir en inferiores es un proyecto a largo plazo, es poner plata en algo cuyos resultados recién pueden verse 5 ó 10 años después. Demasiado en un club cuyos hinchas y dirigentes sólo pueden pensar en el corto plazo, agobiados por las urgencias y necesidades del presente. 
Lo cierto es que si bien Atlanta no ha sido históricamente una fábrica ilimitada de estrellas, en sus mejores años supo aportar grandes valores al fútbol argentino y la Selección nacional. Pero no hace falta irse tan atrás en el tiempo. Mientras el club se iba destruyendo en los años '80, todavía el semillero sacaba algunos buenos jugadores. Castillo y Bonnet fueron las últimas dos figuras que salieron del club, e integraron un equipo campeón de la B Metro que estaba conformado por varios jugadores surgidos de las inferiores en el momento más crítico de la historia de nuestra institución. Sin embargo, evidentemente los chicos que comenzaron a dar los primeros pasos en Celina a fines de los '90 no eran de la misma calidad. La última década nos encontró entonces sumidos en una profunda crisis en las divisiones inferiores del club. Es llamativo que en estos años los jugadores de origen bohemio que hayan llegado a jugar en la Primera A de Argentina puedan ser contados con los dedos de una mano. Y de ellos, Cristian Pellerano fue el único que logró asentarse en la máxima categoría. Más terrible aún es que en esta última década el club haya generado muy pocos jugadores con nivel para una B Nacional, y lo peor de todo es que la mayoría de los pibes que llegan a la Primera de Atlanta no están siquiera para la Primera B Metro. Es decir, hoy por hoy, como en los últimos años, el club no puede armar un equipo con una base surgida de sus entrañas. Para obtener el último brillante campeonato en 2011, Guzmán y Galeano fueron los únicos titulares surgidos en Atlanta. 
Hoy las esperanzas se depositan en G.López, Sanabria, M.Castro, Acuña y un Guzmán ya no tan juvenil como aquel que debutó hace ya 4 años. Desde adentro debe surgir la fuerza que guíe el renacimiento futbolístico. Pero está claro que, mientras tanto, si los chicos del club no llegaran a estar a la altura de las circunstancias, habrá que buscar afuera, como se viene haciendo.

sábado, 7 de julio de 2012

Lucas Ferreiro: una vuelta a la realidad

La confirmación de Sergio Rondina como entrenador en la B Metro trajo aparejada la pronta llegada de Lucas Ferreiro, ex compañero y ex dirigido por el actual DT. Iniciando lo que sería su sexto ciclo en el club, a más de 13 años de su debut, la polémica incorporación generó rechazos y aplausos entre los hinchas, divididos por sentimientos contradictorios. Entre los detractores, argumentan que, con 33 años y un último paso frustrante por el club, Lucas no es un jugador desequilibrante que pueda aportarle mucho al equipo. Además, habrá que ver qué ocurre con el vestuario, dado que Ferreiro realizó declaraciones bastante fuertes contra Rodrigo Llinás, que también seguirá en el plantel y es un hombre de peso. Los más optimistas, en cambio, confían en que Luquitas volverá a ser el que alguna vez fue y podrá liderar un equipo que en la última temporada no tuvo fútbol pero tampoco alma. 
Más allá de todo, es innegable que Ferreiro es un símbolo de lo que ha sido Atlanta futbolísticamente en esta última década, con todas sus contradicciones, con más errores que aciertos, acostumbrado más a las frustraciones que a las alegrías. Ferreiro vuelve a Atlanta y Atlanta vuelve a su realidad de B Metropolitana, a lo que se ha acostumbrado a ser en los últimos años. Repasando la historia reciente del fútbol bohemio, en muchas imágenes aparece necesariamente Lucas, multifacético. Desde aquella joven promesa que apareció en el Nacional B, en 1999, y que encabezó la esperanza bohemia de volver rápidamente a la segunda categoría, aunque no pudo ser. El que volvió en el año 2002 para convertirse en el líder de la salvación, en su mejor etapa en el club, donde protagonizó jugadas memorables como los dos goles a All Boys en Floresta, el penal más largo del mundo a Cambaceres o el histórico gol a Tigre en Victoria que significó el fin de tanto sufrimiento. Ése era el mejor Ferreiro, el jugador de potrero, con personalidad, el que se ganó el derecho de jugar en la primera de Racing, aunque sin éxito. Tuvo una corta vuelta en 2004, y retornó en su mejor versión en 2007, otra vez de la mano de Pasini, cuando integró un equipo que supo ser protagonista del torneo. Su quinto ciclo en Villa Crespo lo encontró campeón pero con pocos minutos en cancha. Ahora vuelve de una buena temporada en Flandria, en donde convirtió ocho goles, dirigido por el Huevo Rondina, que ahora lo hace retornar a Atlanta, pese a que a hace sólo un año se había ido tras rumores que denunciaban su participación en un torneo amateur en River mientras era jugador profesional. 
Es la historia contradictoria de un jugador que nos acompañó bastante en estos 13 años. Que nos dio alegrías, pero que también participó de las tantas frustraciones que vivió Atlanta en este tiempo. Lucas es uan parte importante de nuestra historia reciente, con todo lo que ello implica.