Pese al repunte institucional que vivió el club en los últimos años, todavía queda una deuda sin saldar y que sigue lejos de tener una solución hoy por hoy: se trata de las divisiones inferiores. Claro, invertir en inferiores es un proyecto a largo plazo, es poner plata en algo cuyos resultados recién pueden verse 5 ó 10 años después. Demasiado en un club cuyos hinchas y dirigentes sólo pueden pensar en el corto plazo, agobiados por las urgencias y necesidades del presente.
Lo cierto es que si bien Atlanta no ha sido históricamente una fábrica ilimitada de estrellas, en sus mejores años supo aportar grandes valores al fútbol argentino y la Selección nacional. Pero no hace falta irse tan atrás en el tiempo. Mientras el club se iba destruyendo en los años '80, todavía el semillero sacaba algunos buenos jugadores. Castillo y Bonnet fueron las últimas dos figuras que salieron del club, e integraron un equipo campeón de la B Metro que estaba conformado por varios jugadores surgidos de las inferiores en el momento más crítico de la historia de nuestra institución. Sin embargo, evidentemente los chicos que comenzaron a dar los primeros pasos en Celina a fines de los '90 no eran de la misma calidad. La última década nos encontró entonces sumidos en una profunda crisis en las divisiones inferiores del club. Es llamativo que en estos años los jugadores de origen bohemio que hayan llegado a jugar en la Primera A de Argentina puedan ser contados con los dedos de una mano. Y de ellos, Cristian Pellerano fue el único que logró asentarse en la máxima categoría. Más terrible aún es que en esta última década el club haya generado muy pocos jugadores con nivel para una B Nacional, y lo peor de todo es que la mayoría de los pibes que llegan a la Primera de Atlanta no están siquiera para la Primera B Metro. Es decir, hoy por hoy, como en los últimos años, el club no puede armar un equipo con una base surgida de sus entrañas. Para obtener el último brillante campeonato en 2011, Guzmán y Galeano fueron los únicos titulares surgidos en Atlanta.
Hoy las esperanzas se depositan en G.López, Sanabria, M.Castro, Acuña y un Guzmán ya no tan juvenil como aquel que debutó hace ya 4 años. Desde adentro debe surgir la fuerza que guíe el renacimiento futbolístico. Pero está claro que, mientras tanto, si los chicos del club no llegaran a estar a la altura de las circunstancias, habrá que buscar afuera, como se viene haciendo.
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