Atlanta cerró el año de la mejor manera. Por tercera vez en cuatro años, finaliza el año calendario como líder. Después de 16 años, volvió a jugar en Villa Crespo de noche, y la gente vivió una fiesta completa con el triunfo por 1-0 frente a Barracas Central. El Bohemio jugó un muy buen primer tiempo, en donde generó varias situaciones de gol, pero encontró la victoria en un chato segundo tiempo, cuando Nanía anotó el único tanto a través de un penal polémico. La victoria, al fin y al cabo, fue justa, y le permitió mantener la exclusividad de la punta, algo impensado si se tiene en cuenta el desteñido comienzo del equipo en este torneo. Aquí repasaremos las claves de la levantada de Atlanta, que lo llevó de los puestos de abajo a lo más alto de la tabla.
EL RENDIMIENTO EN VILLA CRESPO. Los primeros partidos Atlanta sufrió mucho jugando como local. No podía convertir, no podía ganar, se sucedían las derrotas (entre ellas el clásico con Chacarita) y pobres empates en cero. Los rivales se cerraban atrás y el equipo no tenía ideas, no podía responder. Ahora el Bohemio lleva cinco triunfos consecutivos como local: venció a Estudiantes, Morón, Flandria, Acassuso y Barracas.
EL ESQUEMA TÁCTICO. En su ciclo como entrenador, el Gallego Méndez probó distintas variantes en el equipo. Empezó con un 4-2-3-1 inspirado en el fútbol alemán, pasó por el 4-4-2 y finalmente se quedó con el 4-3-3 con el que consiguió los mejores resultados. Cassano mantuvo la misma idea táctica y el equipo parece haber encontrado un orden en la cancha. Los jugadores saben qué función deben cumplir y a qué deben jugar.
EL CIRCUITO OFENSIVO. Al principio, uno de los más grandes problemas del equipo era la falta de gol. Dependía casi exclusivamente de las maniobras individuales de Godoy, que no encontraba compañía. Atlanta no tenía ideas, no generaba juego, no tenía oportunidades. Con el crecimiento de Maraschi como figura del ataque, la consolidación de Lazzarini, y los aportes de Galeano y Acuña, el Bohemio fue encontrando una idea de juego colectivo, tocando por abajo, desbordando por los costados.
UNA DEFENSA MÁS SEGURA. La idea original de Méndez de jugar con Díaz Villán y Alemandi como centrales y dos laterales tradicionales no terminó dando buenos resultados. El ingreso de Francés en la zaga central en lugar de Alemandi fue muy importante para que la defensa se asentara, gracias a su presencia y voz de mando. Todavía es una cuenta pendiente el lateral izquierdo, donde les ha costado afirmarse tanto a Peláez como a Pinto.
SARDELLA, EL ABANDERADO. Desde el primer encuentro se vio que Sardella era un jugador diferente, pese a que mucha gente prefería ver en la cancha a Palisi, jugador del club y figura en el campeonato anterior. Pero Sardella, en silencio, se fue ganando el respeto con sus rendimiento, siempre parejo. Aporta recuperación y equilibrio al mediocampo y ha sido quizá el mejor en lo que va del torneo.
LAS MANOS DE VEGA. Más allá de algunos errores -en especial el que abrió el marcador en la derrota en el clásico- Matías Vega se afirmó en el arco con tapadas importantes, salvando al equipo en varias oportunidades. Recibió pocos goles y se llevó un record de valla invicta en el club. Que mantenga este nivel es necesario para que Atlanta tenga chances en la obtención del ascenso.
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