Segundo 0-0 consecutivo y una sola victoria en los últimos cuatro partidos muestran la merma en el rendimiento de Atlanta y explican porqué perdió la punta. Otra vez el Bohemio estuvo flojo en el juego y no pudo quebrar a su rival. Platense, en un momento crítico, vino a Villa Crespo con el único objetivo de apostar al empate y lo logró. Para eso, recurrió a un esquema netamente defensivo y se dedicó a destruir el juego, muchas veces abusando de la violencia. El árbitro Vigliano fue totalmente cómplice del accionar del visitante, ya que en su afán por "controlar" el partido y evitar expulsiones en un primer tiempo agitado, castigó insuficientemente al Calamar. El 3 visitante se salvó increíblemente de una segunda amarilla indiscutible y al rato Kopriva lo sacó para evitar quedarse con uno menos. Hizo bien: no se entiende porqué Vigliano no lo expulsó, pero con fallos como éste perjudicó claramente a Atlanta. Los jugadores locales se pusieron nerviosos y no ayudó a clarificar un juego que venía turbio, opaco.
El conjunto de Ruiz fue superior a un Platense mezquino que no pateó al arco en todo el partido, pero no le alcanzó para ganarlo. Es que no fue el mismo Atlanta de otros partidos, con alto vuelo futbolístico, con volumen de juego. Fue el que propuso, el que intentó ser protagonista, pero llegó poco. Las más claras las tuvieron Altobelli en el inicio del encuentro y Tolosa a poco del final. Peralta no desequilibró y los centrodelanteros perdieron mucho ante los centrales. García no pudo asociarse. Previtali no tuvo una buena actuación reemplazado al sancionado Seijas. Los cambios tampoco ayudaron sino que aportaron algo de desorden y confusión al equipo en un momento en que Platense sintió incluso que podía animarse a un poco más.
Ruiz deberá volver a encontrar la buena senda. El equipo ganó en seguridad defensiva (lleva tres seguidos con la valla invicta) pero perdió el poder goleador que lo caracterizaba en los primeros partidos.
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