El agónico gol de Leo Ramos en el minuto 97 apenas se festejó tibiamente en la fría noche de Villa Crespo. Es que el empate como local ante un débil San Telmo tiene sabor a muy poco para Atlanta, que necesita ganar para volver a creer que tiene alguna chance en el Reducido. Claro que una derrota hubiera tenido el mismo tono que otras caídas increíbles ante equipos modestos en el Kolbowski, como ocurrió varias veces esta temporada.
El conjunto dirigido por Duró jugó muy mal. El primer tiempo fue por momentos aceptable. El Bohemio intentó ser protagonista y mostró algunas buenas intenciones. Generó así algunas oportunidades para ponerse en ventaja, aunque repitió las fallas en la definición que viene mostrando últimamente. Con voluntad, igualmente, no podía hacer olvidar las ausencias de Gurí García, lesionado, y Rodríguez, una ausencia a la que ya nos tendremos que acostumbrar. Guerra es el símbolo semántico del equipo: con mucho sacrificio, pero sin fútbol. Atlanta no tuvo mejores ideas que apostar a los pelotazos a los tres nueves: Altobelli, Pons y Ramos, pero sin éxito. Peralta nuevamente falló en un partido en que se le reclamaba aportar el juego y la conducción del equipo.
En el segundo tiempo, el Bohemio ofreció su peor versión. No pudo generar situaciones, de hecho le costó pisar el área rival. Buscando la victoria Duró realizó cambios de nombres y tácticos. Deshizo el triple nueve y el doble cinco para incluir a jugadores jóvenes, más rápidos. Ingresaron Cequeira, Tolosa y Nakache. Pero el equipo no pudo hilvanar una jugada y hasta perdió la pelota y el orden. En medio de la confusión, San Telmo se acercó un poco y pudo convertir con un penal dudoso. Parecía sentenciado porque Atlanta no tenía reacción. Hasta que apareció Ramos en la última jugada para poner un poco de justicia y salvar un punto en una muy mala noche bohemia.
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