Después de haber perdido el invicto en el ciclo Orfila, era importante no perder en la difícil visita a la Mataderos. El trámite se puso muy complejo pero finalmente el Bohemio se recuperó y salvó un punto muy valioso, para la tabla y para el ánimo. Todo le parecía salir bien a Chicago en el primer tiempo, en su fiestita en el día de la despedida del histórico Gomito Gómez. Si la guardia alta bohemia podía temer por un penal de despedida para el 10 y se relajó cuando el homenajeado salió de la cancha, hizo mal en relajarse. Porque poco después de su salida, el siempre creativo Diego Ceballos inventó un penal para el local y de esta manera igualó al mismísimo Thomas Edison en la carrera inventora. Asenjo pateó mal y parecía que Rago contenía el penal pero se le escurrió la pelota por debajo del cuerpo y así abrió la cuenta Chicago. El primer tiempo Atlanta lo sufrió mucho. Había planificado jugar un partido de contra, saliendo rápido, con la misma formación con la que había visitado a Ferro. Pero se encontraba empezando abajo en el marcador. El mediocampo, como en el último partido, estaba desaparecido. Los delanteros estaban desabastecidos y, lo más preocupante, Chicago llegaba con facilidad, sobretodo por nuestro sector derecho. Con espacios y tantas ventajas defensivas, parecía difícil incluso sostener ese resultado en desventaja. A todo esto, el local no hacía demasiados méritos. Con limitaciones le alcanzaba para desnudar las falencias de Atlanta en la marca. Y el conjunto de Esmerado también tenía a la suerte de su lado: Asenjo remató, se desvió en Ochoa y descolocó a Rago, para poner un 2-0 que era exagerado. No había habido tanta diferencia en el juego entre ambos equipos, pero Atlanta venía jugando mal.
Todo un desafío remontar dos goles de diferencia, de visitante, y con tantos problemas futbolísticos. Pero como en aquel partido en la Isla Maciel que marcó un antes y un después la temporada pasada, Orfila quizá los cagó a pedos y en el segundo tiempo el equipo fue otro. Salió decidido, convencido, frente a un Chicago que se dedicó a convertirse en espectador del partido por la primera media hora de la segunda etapa. Levantaron los rendimientos individuales, volvieron a formarse algunas sociedades, mejoró la confianza. La defensa no volvió a tener problemas. Atlanta era claro dominador del encuentro. El descuento del Animal López tras desborde de Mazzanti y enorme habilitación de Rago encendió la ilusión en Villa Crespo. Y pronto llegó el debut en la red (esta vez sí) de Walter Mazzanti, en su tercera temporada en el club, para poner las cosas 2-2. Un dato: el ex Tigre fue protagonista en los 4 goles que convirtió el equipo como visitante este torneo. Chicago estaba golpeadísimo y por un momento parecía que Atlanta con el envión se podía animar a darlo vuelta totalmente y llevarse un triunfo. Pero pronto el trámite se acomodó. El local reaccionó, aunque tibiamente y sin argumentos para recuperar la ventaja. Quizá había sido el golpe que había recibido un equipo que todavía no ganó en el campeonato. El visitante le empezó a tomar el gustito al punto y no quiso arriesgar de más después de lo que había ocurrido en el primer tiempo. Al final, fue el resultado más justo.
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