domingo, 8 de marzo de 2020
ATLANTA 2 CHICAGO 0
Vuelta a la victoria tras la derrota en Río Cuarto y de vuelta en la punta esperando que Estudiantes pierda puntos ante Ferro. Atlanta se sacó de encima al último de la tabla, Nueva Chicago, que pese a su posición venía de obtener resultados positivos en este 2020. No fue un partido sencillo en Villa Crespo. El comienzo del conjunto de Lisa fue arrollador pero no duró demasiado. El Bohemio arrancó con una presión alta y una gran intensidad ofensiva. Chicago parecía frágil, endeble. Atlanta no aprovechó su momento y luego se estancó. El visitante se afirmó en el terreno, se ordenó, y logró equilibrar el juego. El local perdió precisión, se diluyó, se quedó sin ideas y sin espacios. No sabía cómo resolverlo, se equivocaba en el fondo y en el mediocampo, y los de Mataderos amenazaban con hacer pagar estos errores. Rago logró mantener el arco en cero pero el equipo de Lisa sufría, no se encontraba en el campo. En el segundo tiempo, tampoco le encontraba la vuelta. Chicago se conformaba con el empate y Atlanta no podía. El partido se abrió con una jugada que derivó en tres expulsiones. Chicago se quedó con 9 y el Bohemio con 10, por la roja a Previtali que se vio envuelto en el tumulto y terminó siendo víctima de un árbitro que no quiso dejar el partido 9 contra 11. Aparecieron los espacios y fue la oportunidad del ingresado Oyola, que terminó siendo clave. Él y Ochoa Giménez participaron en los dos goles del triunfo. Los 20 minutos finales encontraron a un Atlanta claramente dominador, paseándose exultante, cómodo con la ventaja. Alcanzó la ráfaga final para superar a un Chicago que se hunde y sumar otra alegría en Villa Crespo, para seguir soñando...
sábado, 22 de febrero de 2020
ATLANTA 2 FERRO 1
Villa Crespo sigue de fiesta. Segunda victoria consecutiva en lo que va del 2020 y con otro arranque efectivo el conjunto dirigido por Fabián Lisa se aferra a la punta. El escolta es Estudiantes Río Cuarto, próximo rival, pero de todos modos Atlanta tiene un partido pendiente. Los números cierran por todos lados en esta campaña por el momento extraordinaria. Hoy tenía un examen difícil frente al envalentonado Ferro, que ya no es aquel débil equipo del inicio de la primera rueda pero le quedan algunos vicios. El Bohemio llegaba con la tranquilidad de haberse traído los tres puntos de Santiago del Estero, pero no había jugado bien. Había que hacer más para superar a Ferro y el equipo de Lisa demostró que puede alcanzar un rendimiento mayor. La delantera volvió a ser temible y contundente, como en los mejores momentos de la primera rueda. Mazzantti, López y Pedrozo mostraron sacrificio, voracidad y audacia. El Animal volvió a ser el rey de la selva villacrespense tras una importante sequía y se despachó con dos goles en la primera etapa: el primero tras un penal que le cometieron a él mismo y el segundo luego de un exquisito pase de Ochoa. Además, se rompió el lomo y se comió la cancha los 90 minutos. Atlanta lastimaba mucho en la ofensiva, apostando a salir rápido de contra, a los pelotazos largos a los delanteros, a sorprender y presionar a un Ferro que exhibió enormes dudas en el fondo. El Bohemio las aprovechó para sacar una diferencia de dos goles en el marcador. El visitante no hizo un buen planteo para el juego local: les dio mucho espacio y recorrido a los delanteros bohemios. Sin embargo, lo que Atlanta hizo bien arriba lo hizo mal abajo. Nuevamente intentó salir en varias oportunidades jugando desde el fondo, con resultados aterradores. ¿Habrá que esperar recibir un gol de esos que se viralizan toda la semana para abandonar esta estrategia improductiva? Los centrales, con poca capacidad técnica para resolver, recibían incómodos en los costados. Previtali, de espaldas y con la presión rival, equivocó la mayoría de los pases cuando Rago buscó este tipo de salidas. Gracias a estas confusiones y a un Ferro dinámico en el ataque, el partido fue de ida y vuelta en el primer tiempo. En la segunda etapa, Atlanta no jugó nada bien. Cómodo con la ventaja, buscó controlar el partido. Con la expulsión de Olivares parecía que se iba a facilitar el trámite pero no: todo lo contrario. El local se relajó, se desordenó y al mismo tiempo empezó a sentir el enorme sacrificio. Varios jugadores empezaron a bajar el ritmo. Ochoa Giménez y (al final) Molina salieron averiados. Ochoa tampoco pareció terminar bien. Otros, cansados. El descuento de Grana en una jugada inexplicable puso suspenso al encuentro que debía estar terminado. Atlanta, como no podía ser de otra forma, terminó sufriendo. No pudo encontrarle la vuelta al partido para aprovechar el hombre de más y controlar el juego. Lisa esta vez no tocó el esquema y apostó al 4-3-3 hasta el final. Con la primera mitad alcanzó para ganar y seguir puntero en esta B Nacional que parece un sueño.
sábado, 15 de febrero de 2020
MITRE 0 ATLANTA 1
Triunfo de oro para Atlanta. Después de un fin de año tormentoso con cinco partidos sin ganar y la ida repentina de Alejandro Orfila, el Bohemio necesitaba volver a la victoria para afrontar con mayor confianza esta segunda rueda. El frustrado debut en Mendoza había dejado en suspenso la gran pregunta: cómo está el equipo tras la tormenta del verano. Fabián Lisa decidió no tocar demasiado. Apostó prácticamente por los mismos once y el mismo esquema con que había terminado Orfila, aunque con Molina en el sector derecho. El resultado que se trajo de Santiago del Estero fue el mejor: tres puntos que le sirven para volver a agarrar la punta. A nivel de juego, la producción futbolística no fue buena. Atlanta enfrentó a un rival muy flojo, que demostró porqué ocupa la anteúltima posición en la tabla. En el primer tiempo, el Bohemio no hizo pie y jugó decididamente mal. Intentó salir jugando por abajo en todas las oportunidades pero los jugadores no tuvieron la precisión necesaria para este tipo de juego. Además, Mitre salió a presionar y no dio chance de salida limpia. Por errores propios, por no estar seguro en defensa, Atlanta sufría. El local buscaba protagonismo y estaba más decidido en el ataque, aunque con serios problemas en la definición. Y pudo ponerse en ventaja gracias a un penal inventado por Córdoba, pero Juan Francisco Rago se vistió de héroe y salvó el cero en el arco. Enorme lo del arquero que terminó siendo figura.
El conjunto de Lisa había llegado muy poco en el primer tiempo. Apenas un muy buen remate de Ochoa y una jugada peligrosa anulada por off side dudoso. Sin embargo, en el segundo tiempo salió despierto desde el vestuario y logró convertir antes del minuto de juego. Mazzantti habilitó a Pedrozo error defensivo mediante y Fabricio definió tras eludir al arquero. 1-0 y el gol del triunfo. Claro que hubo que defender este gol y costó muchísimo. Porque el conjunto santiagueño, pese a todos sus problemas, acumuló jugadores en el ataque y a fuerza de pelotazos hizo temer la integridad del arco defendido por Rago. El Bohemio se fue replegando atrás. Presedo y Talpone aportaron más dinámica y frescura en el mediocampo. Hubo situaciones para liquidarlo. Atlanta tenía espacios para el contragolpe, pero no lo supo aprovechar. Finalmente, Lisa apostó al repliegue definitivo al colocar a Ramiro Fernández por el Animal López. El visitante aguantó el 1-0 y se vuelve celebrando a Villa Crespo.
El conjunto de Lisa había llegado muy poco en el primer tiempo. Apenas un muy buen remate de Ochoa y una jugada peligrosa anulada por off side dudoso. Sin embargo, en el segundo tiempo salió despierto desde el vestuario y logró convertir antes del minuto de juego. Mazzantti habilitó a Pedrozo error defensivo mediante y Fabricio definió tras eludir al arquero. 1-0 y el gol del triunfo. Claro que hubo que defender este gol y costó muchísimo. Porque el conjunto santiagueño, pese a todos sus problemas, acumuló jugadores en el ataque y a fuerza de pelotazos hizo temer la integridad del arco defendido por Rago. El Bohemio se fue replegando atrás. Presedo y Talpone aportaron más dinámica y frescura en el mediocampo. Hubo situaciones para liquidarlo. Atlanta tenía espacios para el contragolpe, pero no lo supo aprovechar. Finalmente, Lisa apostó al repliegue definitivo al colocar a Ramiro Fernández por el Animal López. El visitante aguantó el 1-0 y se vuelve celebrando a Villa Crespo.
jueves, 26 de diciembre de 2019
El repentino fin de un ciclo exitoso
La noticia conmovió a Villa Crespo. Aquello a lo que nos aferrábamos con tanto orgullo, con tanta ilusión, se escurría de las manos. La ida de Alejandro Orfila es un golpe del que será difícil reponerse, en un momento inesperado. El uruguayo tenía todo para hacer historia en la institución y convertirse en ídolo. Cuando la gente empezaba a corear su nombre, el DT aceptó una jugosa oferta de Defensor Sporting y eligió irse por la puerta trasera, de manera desprolija, sin dar explicaciones, sin una despedida acorde a los momentos vividos en el club, al cariño recibido, y a lo que significó Atlanta en su carrera como entrenador.
Esta salida dolorosa y con sabor a traición deja un sabor muy amargo en el balance del ciclo de Orfila en Atlanta. Con razón, posiblemente ya no sea bienvenido en Villa Crespo, pese a que el DT fue justamente el gran responsable de los increíbles éxitos alcanzados en este 2019. El Chano, en silencio y a pura dedicación, con trabajo, sin hacer demagogia, realizó una verdadera revolución en un Atlanta acostumbrado a las frustraciones y a buscar las culpas fuera de casa. Cuando llegó al club, Atlanta estaba quinto, fuera de los puestos de ascenso. La decepción era muy grande por el dramático bajón futbolístico y anímico en un equipo que había generado enormes expectativas en la primera rueda de la mano de la vuelta del ídolo Pepe Castro. La situación era crítica. El equipo no ofrecía respuestas y venía en caída libre. Los jugadores salían a la cancha nerviosos cuando en la semana solamente se hablaba de que los arbitrajes perjudicaban a Atlanta y los ascensos ya estaban supuestamente arreglados. La llegada de Orfila cambió todo. El cambio más importante fue mental: convenció a sus jugadores de que ellos podían revertir la situación. Ya no se volvió a hablar más de los árbitros, pese a que quizá la jugada más polémica del campeonato haya sido en el debut del Chano. En el aspecto táctico, el uruguayo optó preferentemente por el 4-3-3, aunque al principio también probó con el 4-3-1-2. En este sentido, la ida de Caneo junto con la del Pepe, que en un principio parecía que sumaba otro componente catastrófico a la crisis del equipo, terminó siendo un beneficioso empujón para la suerte de Orfila en Atlanta. Al no tener la necesidad de lidiar con la posibilidad de dejar afuera a un nombre pesado como Caneo, encontró vía libre para poner en práctica su exitoso 4-3-3. Sin enganche, el DT pudo desarrollar un sistema de juego agresivo, dinámico, con prácticamente todos los jugadores dedicados tanto al aspecto defensivo como ofensivo. En su versión más temprana, el Atlanta de Orfila logró corregir una de las principales fallas que tenía: la fragilidad defensiva. El DT puso la dupla central Alan Pérez - Tecilla sacando al capitán Cherro y armó toda una estructura colectiva que fortaleció la defensa, con volantes y delanteros cooperando en la recuperación. Orfila además sacó del ostracismo a Ochoa Giménez y Mazzantti, ahora cómodo en un esquema de tres puntas. Y le encontró a Pedrozo una posición en la que se volvió una pieza clave en el equilibrio del equipo, en el sector izquierdo del ataque. La polifuncionalidad de Pedrozo y su gran rendimiento a puro sacrificio fueron todo un símbolo del ciclo Orfila en Atlanta, una muestra de cómo con orden y convicción le cambió la cara al equipo.
El camino del entrenador no empezó siendo sencillo. Le tocó arrancar con el líder Barracas y luego visitar al entonado San Telmo. Apenas logró dos empates pero luego llegaron los triunfos. Atlanta era un equipo muy sólido defensivamente, con un Rago que se convirtió en figura y guardián de una larga valla invicta que terminó siendo récord del club. A la vez, era efectivo arriba, con un Colombini enchufadísimo. Orfila mostraba que no se casaba ni se conformaba con nadie, y mantenía a todos los jugadores con ganas de demostrar y ganarse sus minutos en la cancha. La campaña en la B Metro fue extraordinaria, habiendo recibido sólo dos goles en contra en los primeros dos partidos del ciclo. El premio fue el ansiado ascenso a la B Nacional.
Para esta nueva experiencia en la segunda categoría, Orfila arregló su continuidad y comenzó a darle forma a su nuevo Atlanta. Las noticias sobre el armado eran desconcertantes. La gran figura Colombini decidía irse buscando otro rumbo, y el DT comunicó que no tendría en cuenta a Martínez y Enrique, dos hombres muy importantes en el torneo del ascenso. En cambio, apostó por la continuidad de jugadores como Oyola y Mazzantti que no habían tenido muy buenos rendimientos la temporada anterior. Estaba claro que Orfila tenía una idea muy clara de lo que pretendía para su equipo: un equipo muy rápido, con mucha dinámica, con el objetivo de mantener el ritmo los 90 minutos. No hubo refuerzos rutilantes y se mantuvo un presupuesto bajo. Como centrodelantero, el DT arriesgó con la contratación de un viejo conocido suyo, el Animal López, que venía de una temporada pobre en Tristán Suárez. Para qué estaba Atlanta era una incógnita, pero con Orfila en el banco todo era posible.
Efectivamente, el Bohemio fue la gran revelación de la primera rueda, alcanzando por momentos un rendimiento colectivo excepcional, con triunfos resonantes ante Belgrano, San Martín de San Juan, Independiente Rivadavia y Estudiantes de Caseros. La impronta de Orfila estaba marcada en un equipo que logró generar la ilusión de una vuelta a la máxima categoría. Sin grandes nombres, Atlanta logró un funcionamiento colectivo que le permitió ser superior a muchos de sus rivales. La clave estuvo en el desequilibrio de Walter Mazzantti, la gran sorpresa del torneo, en los goles de un renacido Luis López, en el aporte creativo de Valdez Chamorro. Se vio un Atlanta más audaz, que asumió más riesgos. Por momentos le dio sus frutos, por momentos también sufrió por sus problemas defensivos. Ya no se vio el equipo de la B Metro que garantizaba el cero en su arco y que sabía que si hacía un gol lo ganaba. Fue un gran mérito del entrenador darse cuenta qué es lo que necesitaba para esta categoría y cómo podía armar un equipo competitivo con un presupuesto limitado. A veces parecía tocado por una varita mágica: cada decisión que tomaba terminaba dando resultados positivos.
Lamentablemente, quizá esta última decisión que tomó termine siendo positiva para su carrera, pero difícilmente para el Bohemio. Atlanta está puntero de la zona A pero viene de una mala racha de resultados en los que perdió el rumbo de juego. Los dirigentes deberán encontrar rápidamente un nuevo entrenador que no tendrá la tarea sencilla ya que Orfila dejó la vara muy alta y además el Bohemio afronta una segunda rueda más complicada, con una agenda repleta de viajes al Interior. De hecho, los dos primeros partidos del 2020 serán en Mendoza y Santiago del Estero. Habrá que esperar que ningún jugador titular siga el camino del entrenador, y el club está obligado a sumar al menos un centrodelantero como refuerzo tras las idas de Astina y Molina por bajos rendimientos. Mucho para hacer y para arreglar en poco tiempo. Hay que reponerse del golpe y reconstruir la ilusión.
Esta salida dolorosa y con sabor a traición deja un sabor muy amargo en el balance del ciclo de Orfila en Atlanta. Con razón, posiblemente ya no sea bienvenido en Villa Crespo, pese a que el DT fue justamente el gran responsable de los increíbles éxitos alcanzados en este 2019. El Chano, en silencio y a pura dedicación, con trabajo, sin hacer demagogia, realizó una verdadera revolución en un Atlanta acostumbrado a las frustraciones y a buscar las culpas fuera de casa. Cuando llegó al club, Atlanta estaba quinto, fuera de los puestos de ascenso. La decepción era muy grande por el dramático bajón futbolístico y anímico en un equipo que había generado enormes expectativas en la primera rueda de la mano de la vuelta del ídolo Pepe Castro. La situación era crítica. El equipo no ofrecía respuestas y venía en caída libre. Los jugadores salían a la cancha nerviosos cuando en la semana solamente se hablaba de que los arbitrajes perjudicaban a Atlanta y los ascensos ya estaban supuestamente arreglados. La llegada de Orfila cambió todo. El cambio más importante fue mental: convenció a sus jugadores de que ellos podían revertir la situación. Ya no se volvió a hablar más de los árbitros, pese a que quizá la jugada más polémica del campeonato haya sido en el debut del Chano. En el aspecto táctico, el uruguayo optó preferentemente por el 4-3-3, aunque al principio también probó con el 4-3-1-2. En este sentido, la ida de Caneo junto con la del Pepe, que en un principio parecía que sumaba otro componente catastrófico a la crisis del equipo, terminó siendo un beneficioso empujón para la suerte de Orfila en Atlanta. Al no tener la necesidad de lidiar con la posibilidad de dejar afuera a un nombre pesado como Caneo, encontró vía libre para poner en práctica su exitoso 4-3-3. Sin enganche, el DT pudo desarrollar un sistema de juego agresivo, dinámico, con prácticamente todos los jugadores dedicados tanto al aspecto defensivo como ofensivo. En su versión más temprana, el Atlanta de Orfila logró corregir una de las principales fallas que tenía: la fragilidad defensiva. El DT puso la dupla central Alan Pérez - Tecilla sacando al capitán Cherro y armó toda una estructura colectiva que fortaleció la defensa, con volantes y delanteros cooperando en la recuperación. Orfila además sacó del ostracismo a Ochoa Giménez y Mazzantti, ahora cómodo en un esquema de tres puntas. Y le encontró a Pedrozo una posición en la que se volvió una pieza clave en el equilibrio del equipo, en el sector izquierdo del ataque. La polifuncionalidad de Pedrozo y su gran rendimiento a puro sacrificio fueron todo un símbolo del ciclo Orfila en Atlanta, una muestra de cómo con orden y convicción le cambió la cara al equipo.
El camino del entrenador no empezó siendo sencillo. Le tocó arrancar con el líder Barracas y luego visitar al entonado San Telmo. Apenas logró dos empates pero luego llegaron los triunfos. Atlanta era un equipo muy sólido defensivamente, con un Rago que se convirtió en figura y guardián de una larga valla invicta que terminó siendo récord del club. A la vez, era efectivo arriba, con un Colombini enchufadísimo. Orfila mostraba que no se casaba ni se conformaba con nadie, y mantenía a todos los jugadores con ganas de demostrar y ganarse sus minutos en la cancha. La campaña en la B Metro fue extraordinaria, habiendo recibido sólo dos goles en contra en los primeros dos partidos del ciclo. El premio fue el ansiado ascenso a la B Nacional.
Para esta nueva experiencia en la segunda categoría, Orfila arregló su continuidad y comenzó a darle forma a su nuevo Atlanta. Las noticias sobre el armado eran desconcertantes. La gran figura Colombini decidía irse buscando otro rumbo, y el DT comunicó que no tendría en cuenta a Martínez y Enrique, dos hombres muy importantes en el torneo del ascenso. En cambio, apostó por la continuidad de jugadores como Oyola y Mazzantti que no habían tenido muy buenos rendimientos la temporada anterior. Estaba claro que Orfila tenía una idea muy clara de lo que pretendía para su equipo: un equipo muy rápido, con mucha dinámica, con el objetivo de mantener el ritmo los 90 minutos. No hubo refuerzos rutilantes y se mantuvo un presupuesto bajo. Como centrodelantero, el DT arriesgó con la contratación de un viejo conocido suyo, el Animal López, que venía de una temporada pobre en Tristán Suárez. Para qué estaba Atlanta era una incógnita, pero con Orfila en el banco todo era posible.
Efectivamente, el Bohemio fue la gran revelación de la primera rueda, alcanzando por momentos un rendimiento colectivo excepcional, con triunfos resonantes ante Belgrano, San Martín de San Juan, Independiente Rivadavia y Estudiantes de Caseros. La impronta de Orfila estaba marcada en un equipo que logró generar la ilusión de una vuelta a la máxima categoría. Sin grandes nombres, Atlanta logró un funcionamiento colectivo que le permitió ser superior a muchos de sus rivales. La clave estuvo en el desequilibrio de Walter Mazzantti, la gran sorpresa del torneo, en los goles de un renacido Luis López, en el aporte creativo de Valdez Chamorro. Se vio un Atlanta más audaz, que asumió más riesgos. Por momentos le dio sus frutos, por momentos también sufrió por sus problemas defensivos. Ya no se vio el equipo de la B Metro que garantizaba el cero en su arco y que sabía que si hacía un gol lo ganaba. Fue un gran mérito del entrenador darse cuenta qué es lo que necesitaba para esta categoría y cómo podía armar un equipo competitivo con un presupuesto limitado. A veces parecía tocado por una varita mágica: cada decisión que tomaba terminaba dando resultados positivos.
Lamentablemente, quizá esta última decisión que tomó termine siendo positiva para su carrera, pero difícilmente para el Bohemio. Atlanta está puntero de la zona A pero viene de una mala racha de resultados en los que perdió el rumbo de juego. Los dirigentes deberán encontrar rápidamente un nuevo entrenador que no tendrá la tarea sencilla ya que Orfila dejó la vara muy alta y además el Bohemio afronta una segunda rueda más complicada, con una agenda repleta de viajes al Interior. De hecho, los dos primeros partidos del 2020 serán en Mendoza y Santiago del Estero. Habrá que esperar que ningún jugador titular siga el camino del entrenador, y el club está obligado a sumar al menos un centrodelantero como refuerzo tras las idas de Astina y Molina por bajos rendimientos. Mucho para hacer y para arreglar en poco tiempo. Hay que reponerse del golpe y reconstruir la ilusión.
martes, 26 de noviembre de 2019
ATLANTA 1 TEMPERLEY 1
Parece poco pero Atlanta rescató un empate de oro en un partido complicadísimo ante Temperley. Las últimas fechas no vienen saliendo bien: en los últimos cuatro partidos el equipo no jugó bien y cosechó igual cantidad de puntos que de expulsados: tres. Ya había sufrido la ausencia de López, hoy sufrió las bajas de Valdez Chamorro y Pedrozo, y posiblemente se lo extrañe a Rago en Vicente López. Aun así, el Bohemio sigue puntero y lo seguirá estando después del trascendental choque ante Platense, al finalizar la primera rueda. Se sabía que esta despedida del año en Villa Crespo iba a ser muy difícil. Temperley venía con una gran racha y podía subirse a la punta. El conjunto de Orfila sin dos jugadores fundamentales en el sistema de juego. En el primer tiempo, Atlanta fue una sombra. Mazzantti nunca pudo desbordar. Astina tuvo su primera chance como titular y la desperdició: en el entretiempo se fue reemplazado por Oyola tras una muy mala actuación. Sin Valdez Chamorro, no había fútbol en el mediocampo. El visitante hizo muy bien su papel. Se dedicó a cortar el juego local con una marca áspera y constante, anulando las posibilidades bohemias. La defensa de Atlanta cooperó con una mala noche, con un funcionamiento errático y rendimientos bajos. A tono con el nivel futbolístico de un equipo en que se salvaron muy pocos. El Gasolero se puso en ventaja con un golazo de otro partido de Baldunciel y ganaba bien. Pudo haber aumentado la cuenta frente al desconcierto de un Atlanta que no encontraba la manera y se veía superado táctica y físicamente. Después de un primer tiempo en que el 0-1 al menos daba la oportunidad de recomponerse, la segunda etapa fue diferente. Temperley se fue tirando cada vez más atrás, aliviando los problemas defensivos locales y dejando terreno para los avances de Atlanta. Claro que los de Orfila nunca se reencontraron con el juego. Siguieron imprecisos, pero no abandonaron la actitud. Así, con empuje, se acercó y generó algunas chances para empatarlo. Una irresponsabilidad de Rago dejó a ambos equipos con 10 pero a Atlanta sin arquero natural. Tecilla se calzó los guantes y sólo quedaron en cancha dos defensores de oficio. El desorden era total. El Bohemio se encontraba en una gran desventaja: dejand muchos espacios atrás y con el peligro de un jugador-arquero en el arco. Pero sobró el corazón. La búsqueda de la hazaña levantó al equipo. Parecía que no era posible pero el juvenil debutante Eugenio Olivera metió la patita y convirtió el agónico y muy gritado empate. Un gran negocio considerando el desarrollo del partido y que permite conservar la punta.
martes, 19 de noviembre de 2019
MORON 1 ATLANTA 0
Primera derrota como visitante y segunda en el torneo para Atlanta, después de una racha espectacular que lo llevó a la punta de la zona. Todavía la cima es bohemia, pero sólo dos puntos abajo está Platense cuando faltan dos fechas para que termine la primera rueda. El equipo de Orfila no se está encontrando con su mejor versión futbolística y lo pagó en su perfomance: ya lleva tres sin poder ganar. En el Oeste, perdió un partido que parecía ganable por el momento del rival: Morón venía de una muy mala racha y demostró todas sus grandes limitaciones. Sin embargo, la expulsión de Valdez Chamorro en el primer tiempo fue determinante en el desarrollo del partido. Justo cuando el Bohemio se estaba acomodando en el juego y empezaba a ser algo superior al local, con un Mazzantti desequilibrante. El dominio peligroso del visitante se cortó con la roja. Una irresponsabilidad del volante que dejó con diez a su equipo y cambió todos los planes. Orfila debió hacer el cambio lógico, obligado, aunque doloroso: se fue Mazzantti en un gran momento en el partido para poner a Talpone y restituir la integridad del mediocampo. Pedrozo y López, con sacrificio y posibilidad de aguantar la pelota, no podían salir. Las limitaciones de Morón fueron tan grandes que con uno más no pudo superar en el juego a Atlanta. El segundo tiempo fue parejo, chato, sin situaciones de peligro. El Bohemio incluso se sintió cómodo e hizo circular el balón, ejerciendo por momentos el control del juego, aunque con orden y serenidad, sin arriesgar demasiado. El punto era un negocio. Pero el Gallo encontró el gol en el pie del interminable Akerman y la diferencia fue irremontable. Con la desventaja en el marcador, Orfila debió mover las piezas. Armó línea de tres en el fondo e incluyó a Astina y Trinidad. El equipo, más volcado hacia el ataque, no jugó mejor y no pudo conseguir la hazaña. El empate hubiera sido lo más justo.
domingo, 10 de noviembre de 2019
ATLANTA 1 BARRACAS CENTRAL 1
En la fecha en que todos los perseguidores perdieron, parecía la gran oportunidad de ganar y piantarse en la cima de la tabla. Pero el finde no fue perfecto porque Atlanta tampoco pudo ganar. Pese a la imposibilidad de conseguir un triunfo en casa y de no poder sumar de a tres por segundo partido consecutivo, el punto no cayó mal en Villa Crespo. Fue otro encuentro en que el Bohemio no jugó bien, pero al menos sigue sumando y estiró la ventaja sobre su escolta: ahora cinco puntos lo separan de Platense. Barracas no es el campeón de la B Metro que ganaba todo lo que jugaba, pero tampoco hay que engañarse por su mala posición en la tabla. El conjunto del Chiqui Tapia es siempre un escollo difícil. Orfila decidió el regreso de Matías Molina a la alineación titular en lugar de Flores y le dio la confianza a Joaquín Molina para reemplazar al Animal López, expulsado en Casares. Desde el principio, se notó que no era un partido cómodo para Atlanta, que no era una de esas tardes en que todo parecía salir bien. El visitante planteó un juego duro, cerrado, intentando cortar el circuito futbolístico del local como prioridad. Y lo logró. Mazzantti no tuvo espacios para desequilibrar. Valdez Chamorro no estuvo fino y no pudo hacer jugar a sus compañeros. Molina no se encontró con la pelota. Las herramientas ofensivas de Atlanta no funcionaban, pese a que era el equipo que tenía la iniciativa en el juego. Barracas apostaba por los pelotazos largos a sus delanteros para sorprender de contra. Aun sin jugar bien pero siendo más que su rival, el conjunto de Orfila logró ponerse en ventaja. Tras una muy buena jugada preparada que Ochoa Giménez terminó estrellando en el travesaño, Nahuel Tecilla se puso el traje de goleador y aniquiló a Elías Gómez con una chilena espectacular. Sin embargo, el partido era complicado. Una de las fuentes de complicaciones fue el arbitraje de Echavarría, que inundó el desarrollo con una cantidad abrumadora de tiros libres a favor del visitante. Así, al Bohemio le costaba cortar el juego y aumentar de contra, mientras Barracas se aseguraba el control del juego. En el segundo tiempo, lo de Atlanta empezó siendo muy malo. Sin ideas, asumió un rol totalmente pasivo en el partido. Los dirigidos por Aldirico se agrandaron y se acercaron con mucho peligro al arco de Rago. El local había perdido el dominio del mediocampo, no atacaba, y sufría mucho por las bandas, especialmente en el sector derecho, donde en esta segunda mitad se encontraba Valenzuela en duelo con Matías Molina. Atlanta no podía cubrir los espacios y se veía desbordado. Y llegó el lógico gol del empate. Con el 1-1, se reconfiguró el partido. El visitante volvió a replegarse, conforme con el punto, y apostó a los contragolpes, donde pudo haber herido. El Bohemio se calzó la mochila y fue a buscar el triunfo, con más actitud que fútbol. Pero no alcanzó. Con sus jugadores ofensivos en una mala tarde, faltó la inspiración para ganarlo. Pedrozo fue lo más destacado por su sacrificio, pero no sintió la posición de centrodelantero. Al final, el empate estuvo bien para lo que fue el encuentro.
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