lunes, 24 de agosto de 2009

El Commento del Marques:Estudiantes 1 - Atlanta 0

JUVENILIA

¡Que vertiginosos son los cambios en los tiempos que corren, mi fiel escudero!
No han pasado ni siquiera tres meses desde que finalizó el frustrante torneo anterior, y nos encontramos iniciando esta nueva compulsa con marcado atraso debido a los vaivenes políticos de esta nación bananera, con nuevo técnico y con una mancomunidad de jugadores acordad con los Granates del Sur, en virtud de una alianza estratégica y militar.
Está claro, que son muchos los frentes abiertos que tiene la institución de nuestros amores y que con paciencia y saliva se van constituyendo los cimientos de un nuevo Atlanta. Además la crisis global del capitalismo, hace sentir también sus efectos en el policultural barrio de Villa Crespo. Por lo tanto, es muy probable que la ansiada hora del fóbal no llegue a concretarse en el transcurso de los años del Señor de 2009 y 2010.

Con este panorama nos llegamos, para iniciar un nuevo periplo, al Palomar de Caseros con nuestra Juvenilia a enfrentar -paradójicamente- a los Estudiantes de Buenos Aires que dieran origen a la obra inmortal de José Cané.

El nuevo entrenador bohemio, presentó una formación bisoña y un esquema bastante conservador para conjurar a los pincharratones. Tres en el fondo con Izquierdoz, el salteño Arancibia y el Pelado Segovia. Cuatro volantes con el tapón Lolli, el torito Guzmán, mascheranito Palisi, y Silva; dos medias punta con Quiroga y Álvarez y de ariete el larguilucho Martínez.
El combate comenzó movido y en paridad, sobre todo porque la bestia de Lamanna se comió un gol a 30 cm del arco vacío a un minuto del inicio, que sí entraba esa, se hacía la noche a las dos de la tarde para los venidos desde la Ciudad Autónoma; que, casi enseguida, tuvieron su oportunidad cuando Gojmerac pifió –tal su recordado estilo- a la de cuero y Martínez solito la paró como el ogro Fabiani, posibilitando la reacción del golero local, Lisandro Mendoza, otro amigo de la casa.

Con el correr de los minutos se fue asentando la defensa bohemio, gracias a la solidez de Arancibia y la eficacia de sus laderos. Palisi, por su parte, peleaba de igual a igual el dominio del circo central con el enemigo y Raúl Quiroga y Leandro Álvarez trataban de manejar los hilos conductores de su escuadra. Pero, a ambos se le nota un toque de calidad, pero que les faltan todavía algún tiempo de maduración y roce en una categoría bastante cruel con los recién llegados. Martínez, adelante, mostraba predisposición y voluntad, aunque con clara limitaciones técnicas para dominar la esfera.

Los de blanco y luto, tampoco están para tirar manteca al techo, y de no mejorar sustancialmente con el inexorable correr de los días, difícilmente se prendan en la conversación con los mayores de la categoría.

Si bien los casereños eran una poco más que los atlantes -sobre todo por lo que salía de los pies de su armador Yasogna- parecía que los noveles ágiles de la visita conseguían controlar la situación hasta casi la finalización del primer tiempo.

Porque, si es ley que dos cabezazos en el área es gol, y sí además te entra un delantero como Perico por la casa al área chica, no hay Dios que te salve. Así fue nomás, y Mazulli no desaprovechó el obsequio de los zagueros porteños y estableció lo que a la postre sería el 1 a 0 definitivo.

Para el segundo tiempo, Atlanta se acomodó con una postura más ofensiva, y apareció una buena labor del torito Guzmán – muy opaco en el primer tiempo- por el sector derecho, a la par que por el otro lateral, se eclipsaban tanto Quiroga como Leandro Álvarez.

Un empate no hubiese sonado disparatado, pero en realidad, Atlanta nunca llegó a inquietar seriamente el reducto de los estudiosos. Por momentos brindó una saludable imagen de orden y de criterio para moverse en el campo de batalla, pero en otros dio la sensación de flojedad y liviandad, que preocupa cuando uno imagina luchas más duras con enemigos más potentes que este desdibujado Estudiantes.

Hizo ingresar Negretti al Mágico, con media hora por delante, y no logró convertirse en la manija que sus camaradas necesitaban. Ni las entradas del goleador de la pretemporada Martino, ni la del guaraní Acosta Cabrera le otorgaron mayor agudeza la ofensiva.

Y así, sin nada digno de registrarse para la historia, terminaron las acciones y nos fuimos con las manos vacías de los pagos de Curto.

No es para desesperarse ya que el camino es largo y esto recién empieza, aunque, se me hace, que vamos a tener que remar mucho, para que nuestros excesivos anhelos puedan ir tomando la forma y el color de la esperanza en este campeonato.

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