lunes, 7 de septiembre de 2009

El Commento Real: C.Cordoba 1 - Atlanta 1


MAGIC CLICK

A sesenta leguas a galope tendido de ida, y otras tantas de vuelta hemos sometido a nuestros fletes trotaleros para llegarnos a la orgullosa ciudad de Rosario para acompañar – una vez más y como siempre- al cuadrito de nuestros desvelos. Y arribamos en las primeras horas de la tarde, en la calidez de este domingo, y tras rendirle merecido homenaje al Comandante Ernesto Guevara, en la plaza que lleva su nombre a pocas cuadras de la cancha, hicimos nuestra entrada en el histórico Gabino Sosa.
La oportunidad era buena, para empezar a acariciar en el presente torneo las dulces mieles de la victoria, que hasta ahora se muestran esquivas para con los sufridos torcedores de la azul- amarela.
El entrenador villa crespense reiteró la misma formación que contra los celestotes, días atrás, con la única modificación del ingreso del goleador de la pretemporada Javier Martino en lugar del esguinzado Leandro Martínez.
Así salió el viejo Atlanta a defender su orgullo y honor: Don Rodrigo (cada día te quiero más) en la valla. La defensoría con Izquierdoz, el salteño Arancibia y el pelado Segovia. La segunda línea de tres con el petiso Lolli, Rutili y Silva a los que por momentos se les acopla el Torito Guzmán. Para la inspiración creativa fueron designados el zurdo Quiroga y el Mágico y de verdugo, el ya mencionado Martino.
La cosa empezó bastante pareja y hasta con un Atlanta un poquito mejor pero muy timorato y conservador. Amenazaron por un lado Quiroga y por el otro González en convertirse en el eje del juego, pero pronto los rosarigasinos empezaron a equilibrar lo juego con sus jugadores más ancianos: Bezombe, Real y Delmastro. Y los jovatos charrúas fueron ganando terreno y haciendo pesar su experiencia. Delmastro le ganó el circo central de guapo al flojo Rutili, Bezombe creaba espacios haciendo las cosas con sencillez y Real complicaba apareciendo por cualquier sitio en el frente de ataque.
Así el partido se hizo un “solteros contra casados”, no solo por la veteranía de unos y la candidez de los otros, si no porque con el correr de los minutos fue cayendo un pozo de una terrible mediocridad.
Pudo haber ocurrido algo histórico si Javier Martino no se deglute inexplicablemente una obra de arte pocas veces vista elaborada por el Mágico cuando humilla a medio equipo local con pasos de danzas, caños y pisaditas. Pero desgraciadamente no ocurrió, porque si no a estas alturas, el público de Central Córdoba que lo vio solamente el año pasado y este, se estará preguntando porque Maradona todavía no lo convocó a la Selección.
Los casados, como ocurre habitualmente fueron imponiendo su sapiencia sobre el fervor de los solteros; y así empezaron a arrimarse al arco porteño.
Primero el Gran Don Rodrigo le tapó con donaire y majestuosidad un mano a mano al propio Bezombe, pero poco después el venerable Real recibió en el área un centro enviado desde Carcarañá, con la soledad que reciben los brasileros en medio de la defensa argentina y puso el partido 1 a 0.
Atlanta sintió el mazazo y le costó reacomodarse sobre el field. Para peor los del barrio La Tablada, se avivaron que en González, el bohemio tenía al hombre en condiciones de desequilibrar y cada vez agarraba la pelota se le iban al humo, como Kichner a los periodistas de Clarín. Y ni Quiroga ni Guzmán tomaban la posta para reemplazar al compañero que estaba siendo neutralizado.
Se fue el primero de los tiempos y comenzó el segundo con la misma tónica: los centralistas cordobeses regulando el entrevero, bien agrupaditos y parados para la contra.
La tuvo otra vez Bezombe y otras Llinás ganó magníficamente el duelo con una volada de una plasticidad digna de un cisne.
Pero Atlanta no encontraba los caminos que conducían a Santilli y en realidad no los encontró nunca.
Ni el ingreso de Marecos por Lillo aportó más luz entre las tinieblas, ni el de Palisi por el lastimado Rutili, ni el debut de Rolón lo otorgó mayor agudeza a la vanguardia de los atlantes (Aunque este joven protagonizaría la única llegada de los visitantes en todo el segundo tiempo, cuando una media vuelta suya se fue por un pelito sobre el horizontal).
Parecía cosa juzgada y los rosarigasinos festejaban a cuenta, cuando el gordito Mainieri da cuatro minutos de descuento. Promediando ese lapso el Gran Don Rodrigo, emulando a su tocayo Díaz de Vivar, toma lanza y banderola y sale a campo traviesa a vender cara la derrota. Desde mitad de cancha mete un bochazo para la incursión del pelado Segovia y el babieca de Del Bono, que es medio caballo, se lo lleva puesto y le comete claro penal (Nota: Aquí el Marqués hace un juego de palabras entre la figura del Cid Campeador y su caballo Babieca)
El Mágico después de discutir con Quiroga se hace cargo de la punición y “click” empata el cotejo para el club que tiene una garantía de ciento cuatro años; y, cuando nadie, lo creía Atlanta suma de a uno y hasta convierte el primer gol del campeonato.
Y así volvimos a cruzar el Arroyo del Medio hacia la reina del Plata, con el sabor agridulce en el paladar, dulce por haber rescatado una igualdad inesperada, pero agrio por la preocupación que genera haber jugado realmente mal al balompié.
Es de esperar que este agónico empate sirva de envión anímico para iniciar con la visita de Il postino, el sábado venidero el ansiado despegue de nuestra escuadra hacia puestos de expectativa.

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