Comenzó el 2012, llega la pretemporada, y en Atlanta no son buenas las noticias. Mientras la dirigencia hace todo lo posible por mantenerse al día con los sueldos y paliar así el inconformismo en el plantel, los dos refuerzos pedidos por Ghiso siguen sin llegar. Hay nombres en danza, pero desde el club prefieren no darlos, para evitar que otros equipos se los roben. De todos modos, dada la situación económica del club -que no da para grandes gastos- es de esperar que los refuerzos no sean de gran jerarquía: habrá que elegir bien, sin margen de error, lo cual no es nada fácil. El técnico viene diciendo desde hace tiempo que necesita reforzar la defensa del equipo, para dejar de correr riesgos atrás, pese a que no hay del medio para arriba un jugador que desequilibre y marque la diferencia. Está claro entonces que como viene la mano, los refuerzos podrán a lo sumo ajustar algunos tornillos, pero difícil es que le cambien la cara al equipo. La única manera de evitar el descenso será que este mismo plantel revierta por sí mismo -comandado por Ghiso- el oscuro camino trazado hasta el momento. No podemos esperar la llegada de algún refuerzo mágico: deberemos confiar en Aparicio, Mancinelli, los Soriano, Galeano. En ellos está la clave de la salvación. Más problemático sería, si no se pueden conseguir los refuerzos adecuados, que el plantel pierda variantes importantes como puede suceder según algunas noticias. Fabro ya no es más de Atlanta, y Pajón tiene chances de pasar a Chacarita. Sería la primera derrota del año perder a dos volantes que, si bien no pudieron asentarse como titulares, juegan en la misma posición, y pueden jugar en varios puestos.
Así está el panorama. No será sencillo este primer semestre de 2012. Habrá que pelearla partido a partido, sufriendo hasta el final. Ojalá podamos terminar igual de felices que la temporada pasada.
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