La renuncia de Méndez pese a estar el equipo puntero desnudó la crisis económica que vive el club. La ecuación no cierra porque se preparó el presupuesto mensual considerando los ingresos de las cuotas por la obra del Microestadio, pero como el proyecto se cayó, los inversores dejaron de poner guita, y Atlanta perdió una importante porción de los ingresos mensuales previstos. Ahora no hay cómo pagarle al plantel, justo cuando renacían las esperanzas de un ascenso.
Explotó la crisis y, con el clima electoral cada vez más caliente, la CD pasó a ser el centro de los cuestionamientos. Lógicamente, pueden hacerse muchas críticas. Es cuestionable que se haya previsto un presupuesto dando como seguro un ingreso que no lo era. Atlanta se preparó para gastar esta temporada más de lo que puede gastar, y eso que no está ni cerca de tener los planteles más caros de la categoría. Aun así, con el ingenio que implícitamente reconocen los más acérrimos enemigos de Korz, la dirigencia logró armar un plantel y contratar a un técnico (al principio muy criticado, hoy canonizado) que en las últimas fechas había empezado a dar sus frutos. Claro que sin dinero se hace difícil sostener una buena campaña, y sobretodo impedir que los mejores jugadores se vayan a otros equipos en la pretemporada. Es cuestionable también que desde la CD no haya habido un intento de explicar sinceramente la situación del club. Sería un acto muy honroso admitir un error, informar a los socios e intentar buscar entre todos una solución. Porque el garrón del Microestadio nos lo comimos todos, no solamente los dirigentes. Recordar simplemente que fue masivamente apoyada la propuesta en la respectiva asamblea de socios.
Al fin y al cabo a esta dirigencia no le faltan logros financieros y económicos para exhibir en estos años de gestión en los cuales el club se aproximó a una normalización, achicó deudas y se terminó "la mano en la lata". Hay que ser honestos y acabar con las grandes promesas incumplibles. Al club le faltan recursos para dar un salto de calidad. No alcanzan con los sponsors, con el Open y con las cuotas societarias. Lo del Microestadio parecía una buena oportunidad, algo que podía permitir ese salto. Pero por ahora no se dio. Mientras tanto, los hinchas tienen que entender que con un presupuesto así habrá que tener mucho ingenio y mucha suerte para poder ganarles a los que manejan cifras siderales en la categoría. Atlanta es un grande de la B y tiene que pelear por ascender, pero no es fácil cuando no están dadas las condiciones materiales.
El día que una agrupación proponga explícitamente armar un plantel barato y medio pelo para hacer la plancha pero teniendo al día a jugadores y cuerpo técnico, me hago monje tibetano. Seguiremos con las promesas ambiciosas, con las ilusiones rotas, con los delirios.
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