A disfrutar. No hay muchas oportunidades como ésta, festejar un triunfo enorme, trascendental. Atlanta se adueñó del clásico, le ganó al rival de siempre. Desde 1997, con aquel zapatazo de Fabio Giménez que el Bohemio no podía derrotar a Chacarita. Desde aquel día, pasaron muchas frustraciones: varios empates y algunas derrotas. Hoy, aquel gol de Giménez será reemplazado por el derechazo de Fefi Sardella. Atlanta se ponía sorpresivamente 2-0 y le daba un golpe terrible al conjunto local. Una montaña de jugadores bohemios festejaba encima del goleador. ¿A quién le importa el análisis? ¿A quién le importa que la victoria haya sido inmerecida o que el equipo haya podido irse dos goles abajo en el primer tiempo? De eso se ocupará Cassano en la semana. El técnico no puede confundirse, sabe que su equipo ganó los últimos dos encuentros sin jugar bien y con bastante suerte a su favor. Hoy nada de eso importa, porque se ganó un partido que para el hincha era importantísimo, porque necesitaba ganarle a Chacarita, porque muchos hinchas jóvenes no recordaban nunca haber ganado un clásico. Un triunfo que en la tabla vale tres puntos, pero para el hincha es invaluable. Y una especie de revancha por todas las veces anteriores en que Atlanta mereció mejor suerte y terminó yéndose con las manos vacías o con un empate.
Lo que es el fútbol. Porque después del primer tiempo y el comienzo del segundo era difícil de imaginar semejante resultado. El local había sido muy superior, monopolizando la pelota, con iniciativa de ataque, generando gran cantidad de situaciones y convirtiendo a Vega en figura. Atlanta resistía con sus dos centrales, haciendo agua por los costados y sin poder tener la pelota. Nada podía hacer en ataque, en donde pocos hombres se animaban a acompañar. Con ese panorama, se podía esperar a lo sumo seguir aguantando el 0-0. Pero como cuando luego de una terrible tormenta el cielo se despeja y un sol radiante aparece, todo cambió. El ingreso de Palisi en la mitad de cancha fue clave. ¿Cuántos habrían acusado a Cassano de cagón por este cambio? Atlanta encontró un gol impensado en un tiro de esquina, cuando la terminó metiendo en contra Nizzo aunque Godoy se adjudicó la autoría del gol. Chacarita sintió el golpe y perdió el dominio. Atlanta se agrandó y se animó a más. Guzmán se la bajó a Sardella y el volante, que mejoró su rendimiento teniendo a Palisi a su lado, anotó el segundo. El Bohemio se afianzó atrás, y todo se simplificó con la tonta expulsión de Rosso, un pibe que había complicado muchísimo a Perujo en el primer tiempo. Ahora todo estaba a favor del visitante. El partido se dio vuelta como una media. El descuento llegó cuando ya se estaba terminando todo, y no hubo tiempo para más, por suerte. La victoria ya era bohemia, la alegría era todo villacrespense.
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