(Fotos: Jorge de Gregorio)
Se hace difícil rescatar algo más que la victoria. Se hace difìcil incluso concebir que Atlanta haya podido ganar este partido después de haber jugado tan mal, y haber merecido una humillante derrota de local ante Colegiales. Pero eso que tiene el fútbol le dio la chance de respirar un poco de aire luego de dos derrotas consecutivas y una miseria futbolìstica de la cual debe intentar salir si quiere pelear este campeonato. Porque Sialle no debe confundirse, no debe enceguecerlo este triunfo: su equipo jugó muy mal, de manera preocupante, y no es algo nuevo.
Se ve que el DT había comprendido que debía cambiar y para este encuentro dispuso una alineación y un esquema totalmente nuevos. Sin embargo, los cambios fueron realmente sorpresivos. Martínez Montagnoli, que era el más firme de la defensa, pasó al banco. Formó una línea de tres para intentar ser más ofensivos y dejar a Mancinelli más cerca del arco rival, pero Quiroga terminó jugando prácticamente de lateral, algo que parecía improvisado en Jáuregui. La vuelta de jugadores demasiado identificados con el proceso del torneo pasado en que Atlanta realizó una pésima campaña no fue fructífera. El Bohemio volvió a fallar en su desorden defensivo, en la carencia total de ideas para generar algo de juego y llegadas claras de gol. Un equipo desorientado, sin fútbol, sin estrategia.
Mientras tanto, la tarea del arquero titular Barucco está cada vez en la mira. Volvió a mostrarse muy inseguro, sobretodo en el primer tiempo, cuando cometió varios errores importantes. ¿Cuándo será la hora de probar a Dobler, el suplente?
El cabezazo de Díaz Villán y el oportunismo de Maraschi, a poco del final, sirvieron para dar vuelta el partido y cambiar la historia. Mucho mejor tener que corregir ganando que perdiendo, pero ojo, a no confundirse que puede costar la próxima derrota.
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