Tercer triunfo al hilo del Bohemio, que luego de haber superado a Morón en un partido clave se mantiene a tiro de la punta. Atlanta jugó su mejor encuentro en mucho tiempo para vencer con suma justicia de visitante frente a Excursionistas. El resultado debió haber tenido la amplitud propia de una goleada, pero el descuento local sobre el final y las oportunidades desperdiciadas impidieron redondear una brecha más ancha en el marcador. El equipo de Ruiz fue claro dominador de principio a fin, explotando y exponiendo los evidentes problemas del local para defender y para armar juego. Le fue sencillo a Atlanta, con su claridad en el juego y sus jugadores de mayor jerarquía, imponerse en el desarrollo y llegar con grave peligro al arco de Excursionistas. En el primer tiempo se vio lo mejor de la producción colectiva ofensiva, con un Dorregaray enchufadísimo. Justamente él fue quien abrió la cuenta y quien asistió a Ramos, para que los de Ruiz se fueran al entretiempo con una ventaja de 2-0 que no quedaba grande.
En la segunda parte, la producción aflojó, pero aun así tuvo chances para liquidarlo. Ramos volvió a meterla para construir el 3-0 parcial que ya daba por terminado el pleito. Fue un gran partido de Atlanta, que creció en la construcción de juego y mostró una gran personalidad y autoridad para imponerse sobre su rival. No hubo equivalencias entre los dos equipos, que parecían de categorías distintas. Nuevamente Gómez se mostró seguro en el fondo, Tenaglia firme en la defensa, Rodríguez y Seijas sosteniendo el mediocampo y Dorregaray como gran referencia ofensiva. Con este funcionamiento, pareciera que Ruiz ha encontrado una idea para seguir apostando en las fechas que siguen. No hay mucho margen: Atlanta necesita seguir sumando de a tres si quiere ganarle el ascenso a Morón.
sábado, 25 de marzo de 2017
miércoles, 22 de marzo de 2017
ATLANTA 1 MORON 0
Un triunfo tremendo, como hacía tiempo que no se festejaba en Villa Crespo. ¿Cuánto hacía que no se gritaba un gol así y se salía cantando por las calles del barrio? De repente, volvió la poderosa fuerza de la ilusión: Atlanta ganó un partido clave y demostró que puede pelear el campeonato. Derrotó al todavía único líder, Deportivo Morón, y se puso como escolta, a un solo punto de la cima. La película tuvo tensión, fue intensa, pero terminó con un final feliz: victoria agónica en tiempo de descuento y ratificación de la histórica paternidad bohemia sobre el conjunto del Oeste.
En un encuentro muy peleado, en donde corría la sensación de que cualquier error podía sentenciar a uno de los dos equipos, Atlanta tuvo su merecido premio por intentar buscar el triunfo desde el primer hasta el último minuto. El conjunto de Otta vino al Gran León a llevarse de un partido difícil un punto que le permitiera seguir cómodo en la punta. Con ese objetivo, usó todas las artimañas conocidas en el fútbol. Se dedicó a hacer tiempo sistemáticamente, sobretodo en la segunda etapa y en momentos en que se vio acorralado. En cuanto al fútbol, arriesgó muy poco. Buscó tener la pelota pero sin profundizar. Tal es así que no pateó una vez al arco, en parte por su mezquindad, pero también por la gran tarea de la defensa bohemia, que junto con Agustín Gómez mostraron una bienvenida seguridad en los últimos dos encuentros (justamente terminaron con valla invicta).
Atlanta fue puro fútbol. No apareció el fútbol que sigue ausente desde hace ya varios partidos, pero sí se notó que los jugadores salieron a disputar cada pelota como si fuera la última. El local entendió que estaba jugándose una final. Con una gran actitud y un despliegue físico notable, el equipo de Ruiz supo hacerse protagonista en distintos tramos del partido. En el segundo tiempo empezó a sumar las chances más claras. El tiempo se agotaba y parecía que Atlanta no había podido aprovechar sus mejores chances para ganarlo. Para colmo, varios jugadores estaban cansados por el enorme sacrificio, y el equipo no tenía resto para seguir presionando. Ruiz se demoró con los cambios que debía haber hecho para renovar las energías del equipo. Sin embargo, todavía quedaba un restito cuando en el tiempo de descuento apareció Diego Dorregaray para marcar el gol que hizo explotar las gargantas bohemias.
En un encuentro muy peleado, en donde corría la sensación de que cualquier error podía sentenciar a uno de los dos equipos, Atlanta tuvo su merecido premio por intentar buscar el triunfo desde el primer hasta el último minuto. El conjunto de Otta vino al Gran León a llevarse de un partido difícil un punto que le permitiera seguir cómodo en la punta. Con ese objetivo, usó todas las artimañas conocidas en el fútbol. Se dedicó a hacer tiempo sistemáticamente, sobretodo en la segunda etapa y en momentos en que se vio acorralado. En cuanto al fútbol, arriesgó muy poco. Buscó tener la pelota pero sin profundizar. Tal es así que no pateó una vez al arco, en parte por su mezquindad, pero también por la gran tarea de la defensa bohemia, que junto con Agustín Gómez mostraron una bienvenida seguridad en los últimos dos encuentros (justamente terminaron con valla invicta).
Atlanta fue puro fútbol. No apareció el fútbol que sigue ausente desde hace ya varios partidos, pero sí se notó que los jugadores salieron a disputar cada pelota como si fuera la última. El local entendió que estaba jugándose una final. Con una gran actitud y un despliegue físico notable, el equipo de Ruiz supo hacerse protagonista en distintos tramos del partido. En el segundo tiempo empezó a sumar las chances más claras. El tiempo se agotaba y parecía que Atlanta no había podido aprovechar sus mejores chances para ganarlo. Para colmo, varios jugadores estaban cansados por el enorme sacrificio, y el equipo no tenía resto para seguir presionando. Ruiz se demoró con los cambios que debía haber hecho para renovar las energías del equipo. Sin embargo, todavía quedaba un restito cuando en el tiempo de descuento apareció Diego Dorregaray para marcar el gol que hizo explotar las gargantas bohemias.
lunes, 20 de marzo de 2017
sábado, 18 de marzo de 2017
TALLERES 0 ATLANTA 1
El Bohemio volvió al triunfo luego de una racha negativa, justo antes de un choque fundamental ante el puntero Morón. Si logra vencer al Gallo en Villa Crespo quedará a un punto y podrá demostrar que puede volver a soñar con el ascenso. Por lo demás, la ajustada y sufrida victoria ante Talleres, el último de la tabla y que viene de perder 9 de sus últimos 10 encuentros, no dejó mucho material para ilusionarse. Atlanta ganó y nada más.
Ruiz sorprendió con un esquema extraño que nunca había utilizado: 4-3-3 en vez del 4-4-2 tradicional. Llamaron la atención las posiciones de Dorregaray y García como extremos derecho e izquierdo, respectivamente. Peralta empezó sentado en el banco, tal como lo hizo en los amistosos de pretemporada. El partido fue malo, chato, parejo. Parecía ir camino a un justo 0-0 que castigaba a dos equipos que habían hecho muy pocos méritos para ganarlo. Atlanta mostró siempre una mejor imagen que en la primera etapa ante Colegiales, pero no aparecía el fútbol en ataque para pensar en el triunfo. Dorregaray y García jugaron lejos del arco, muy pegados contra la raya. El gol de Leo Ramos, de cabeza, tras una jugada fortuita, sentenció el encuentro y cambió el desarrollo del juego. A partir de ahí, el local jugó nervioso, desesperado, y dejó enormes huecos atrás. El conjunto de Ruiz, cómodo con la ventaja, se tranquilizó y se paró de contragolpe. Fabricó así un buen número de oportunidades clarísimas para liquidarlo pero falló increíblemente en la definición. Lo mejor para destacar, además de los tres puntos: la seguridad defensiva, gracias a una impecable labor del arquero Gómez y un gran debut en la zaga de Leonardo Gogna, uno de los dos refuerzos bohemios para esta segunda rueda.
Quedan abiertas las incógnitas en la formación para el trascendental encuentro del martes. ¿Pons volverá a la titularidad luego de su suspensión? ¿Gogna saldrá del equipo si está para jugar el capitán Otermin? ¿Peralta volverá pese a que no levanta su nivel?
sábado, 11 de marzo de 2017
ATLANTA 1 COLEGIALES 1
Después de un largo parate, pareciera que el tiempo no hubiera pasado. Atlanta comenzó la segunda rueda no con la contundencia y la potencia con que había empezado la primera, sino con el desconcierto y las dudas con que la terminó en diciembre. Por el rival y la situación del equipo en la tabla, la conclusión es que perdió dos puntos al empatar como local ante el débil Colegiales. La realidad es que el desarrollo del partido le fue sumamente desfavorable, y terminó salvándose de no irse con las manos vacías en la vuelta del fútbol argentino.
El Bohemio mostró dos caras futbolísticas en cada tiempo. En el primero, su lado más oscuro. Sin juego, sin ideas, sin dominio de la pelota y ofreciendo muchas ventajas atrás. Colegiales aprovechó y se puso 1-0 con un remate de Scatularo. Si la derrota parcial y la imposibilidad de crear peligro eran ya grandes obstáculos para pensar en buen resultado, ¿qué se podía esperar luego de la insólita expulsión de Pons? El delantero volvía después de casi un año tras su lesión ligamentaria y no pudo terminar el primer tiempo. Los hinchas no podían soñar con una inspiración del goleador del campeonato de transición 2016.
Todo pintaba para desastre. Sin embargo, en el segundo tiempo hubo un cambio importante en la actitud del equipo. Se afirmó atrás y fue a buscarlo con más ímpetu que fútbol. Pese a la desventaja numérica, hizo un esfuerzo enorme y apretó al conjunto visitante. Dorregaray, ingresado en lugar de Sánchez, inventó un gol gracias a su astucia, su empuje y su fe. Con el 1-1 y Atlanta agrandado se podía pensar en una heroica victoria. Pero pronto se hizo sentir el gran esfuerzo físico realizado y el equipo de Ruiz se fue quedando, retrayéndose. Había que conservar el empate. Colegiales, con más resto físico, fue el que intentó llevarse el triunfo.
La igualdad fue justa. Atlanta no pudo empezar el 2017 con una victoria y sigue empantanado en sus propias lagunas.
El Bohemio mostró dos caras futbolísticas en cada tiempo. En el primero, su lado más oscuro. Sin juego, sin ideas, sin dominio de la pelota y ofreciendo muchas ventajas atrás. Colegiales aprovechó y se puso 1-0 con un remate de Scatularo. Si la derrota parcial y la imposibilidad de crear peligro eran ya grandes obstáculos para pensar en buen resultado, ¿qué se podía esperar luego de la insólita expulsión de Pons? El delantero volvía después de casi un año tras su lesión ligamentaria y no pudo terminar el primer tiempo. Los hinchas no podían soñar con una inspiración del goleador del campeonato de transición 2016.
Todo pintaba para desastre. Sin embargo, en el segundo tiempo hubo un cambio importante en la actitud del equipo. Se afirmó atrás y fue a buscarlo con más ímpetu que fútbol. Pese a la desventaja numérica, hizo un esfuerzo enorme y apretó al conjunto visitante. Dorregaray, ingresado en lugar de Sánchez, inventó un gol gracias a su astucia, su empuje y su fe. Con el 1-1 y Atlanta agrandado se podía pensar en una heroica victoria. Pero pronto se hizo sentir el gran esfuerzo físico realizado y el equipo de Ruiz se fue quedando, retrayéndose. Había que conservar el empate. Colegiales, con más resto físico, fue el que intentó llevarse el triunfo.
La igualdad fue justa. Atlanta no pudo empezar el 2017 con una victoria y sigue empantanado en sus propias lagunas.
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