JUAN FRANCISCO RAGO. Con sus enormes actuaciones en el arco, se transformó en pieza fundamental del ascenso y uno de los más queridos por los hinchas. Audaz, con personalidad, protagonista de atajadas brillantes que salvaron al equipo en varias oportunidades. Terminó con el arco en cero en 20 partidos, y llegó al récord de valla invicta en el club, con 982 minutos sin que le conviertan.
MATÍAS MOLINA. Gracias a sus proyecciones y participación en ataque, sus centros, sus asociaciones con Enrique en la banda derecha, generó una buena cantidad de goles para Atlanta. Indiscutido en el lateral, fue una de las figuras del equipo a lo largo de todo el torneo. Cuando no estuvo, se lo extrañó mucho.
NICOLÁS CHERRO. Volvió al club con la cinta de capitán y logró su segundo ascenso con la institución, algo que sólo había conseguido como jugador el Pepe Castro. Líder en los primeros partidos, su nivel decayó notablemente en la segunda rueda y salió del once titular cuando la defensa estaba en su momento de mayor debilidad. Quizá esta salida le haya dejado una sensación agridulce a Nico, que no terminó siendo protagonista como en el 2011.
ALAN PÉREZ. Empezó como suplente, funcionando como primer recambio y polifuncional en la defensa ante suspensiones y lesiones de los defensores titulares. Cuando le tocó improvisar de lateral izquierdo, lo hizo correctamente. Por sus buenas actuaciones, le ganó el puesto a Tecilla y terminó siendo titular indiscutido, líder de una defensa que se solidificó en el último tramo del torneo. Un gran torneo del Camello, sin lujos pero con rendimientos convincentes.
NAHUEL TECILLA. Para Nahuel esta temporada empezó como había terminado la anterior: con actuaciones irregulares. Si bien el Pepe lo concibió inicialmente como titular, luego perdió el puesto con Alan Pérez. Sin embargo, cuando el equipo se desangraba en defensa, llegó Orfila y le devolvió el puesto a Tecilla, esta vez acompañando a Alan en la zaga. Las últimas actuaciones de Nahuel fueron excelentes y fue clave en la remontada del equipo.
AXEL OCHOA. A lo largo de todo el campeonato, Axel aportó garra y corazón para pelear todas las pelotas en defensa y en sus excursiones al mediocampo. A veces tomando malas decisiones o faltándole una pausa para serenarse y pensar. En su segunda temporada en el club como titular, Ochoa tuvo su premio con este ascenso.
FERNANDO ENRIQUE. La manija del equipo. El Negro aportó inteligencia y jerarquía, manejar los tiempos, sacrificio en defensa y conducción en ataque. Si los partidos se ganan en la mitad de cancha, también se ganan por jugadores como Enrique que permiten mantener a un equipo conexo, impidiendo que se deshilache. Un gran refuerzo que venía de ser figura en el ascenso de Defensores y que volvió a serlo en este ascenso con Atlanta.
NICOLÁS PREVITALI. La gran joya de las Inferiores fue el único de los titulares surgido desde Celina. Con elegancia, presencia y la convicción de imponer su juego en la cancha, Previtali le dio claridad al mediocampo bohemio. Vital en la recuperación y también importante en el armado del juego ofensivo. Tuvo momentos de irregularidad y le tocó ser suplente de Seijas, pero terminó mostrando su mejor nivel.
GABRIEL SEIJAS. Rueda de auxilio en la mitad de cancha, en su tercera temporada en Atlanta fue una buena alternativa de Previtali cuando le tocó ingresar desde el banco o como titular. Su actuación en la victoria en Monte Castro fue excelente. Un cinco de jerarquía con panorama y despliegue.
JOAQUÍN OCHOA GIMÉNEZ. Sin lugar en el ciclo del Pepe Castro y tras recuperarse de una lesión, Orfila le dio protagonismo en sus primeros partidos y Ochoa Giménez le dio una dosis de aire fresco a un equipo deprimido. Autor de un gol que prácticamente valió un ascenso en Casanova.
LUCAS COLITTO. Su presentación fue a todo trapo con un hattrick. En el equipo del Pepe Castro fue clave en el mediocampo, por su incansable despliegue y sus desbordes por izquierda, que significaron varias asistencias de gol. Después de una lesión, no volvió a ser el mismo y terminó teniendo escasa participación en el ciclo Orfila.
MIGUEL CANEO. El nombre más rutilante de los que llegaron a Villa Crespo para esta temporada. Le costó ponerse en forma: hubo que esperarlo. Cuando estuvo bien, se hizo eje del equipo y demostró su calidad como jugador. Indiscutido en el 4-3-1-2 del Pepe, el juego pasaba por sus pies. Sin embargo, en la segunda rueda estuvo más apagado que encendido. En un episodio nunca esclarecido, dejó al club en la misma semana que se fue Castro.
BRIAN MIRANDA. Como en la temporada pasada, Miranda terminó más en el banco que en el campo de juego. Nuevamente no logró desarrollar todo su potencial, ese talento en sus pies. Suplente de Caneo en la era Pepe, Orfila le dio más chances cuando eligió el 4-3-1-2. Sin embargo, el Chano se decidió preferentemente por el 4-3-3 y Brian vio disminuidas sus oportunidades.
FABRICIO PEDROZO. En su cuarta temporada en el club, Fabricio pudo conseguir el ascenso. Sin encontrar regularidad en cuanto a sus actuaciones y con dos bestias como Martínez y Colombini arriba, a Pedrozo se le hizo difícil encontrar su lugar este torneo. Pero Orfila le encontró el puesto como extremo izquierdo y Fabricio terminó siendo importante tanto en la recuperación como en el ataque. Un delantero sacrificado que lució poco pero cumplió su función.
IGNACIO COLOMBINI. Empezó como suplente y muchos hinchas lo miraron con cierta desconfianza cuando llegó al club. Al principio le tocó jugar poco. Después de errar un gol increíble en Zárate se destapó con un doblete en Monte Castro que lo metió en el corazón de los hinchas. A partir de ahí, Nacho estuvo imparable. La segunda rueda lo encontró con un nivel sobresaliente. Su gran personalidad, su inteligencia, su capacidad goleadora, lo convirtieron seguramente en la gran figura de este Atlanta. Un crack que nos dio muchas alegrías.
HORACIO MARTÍNEZ. El goleador de Atlanta. Tuvo una primera rueda excepcional, metiendo goles de todos los colores, algunos imposibles, fabricando aquellos que no parecían situaciones de peligro. Martínez supo convertir goles importantes, de triunfos, en momentos en que el equipo no aparecía o no jugaba del todo bien. Tras una lesión, pareció comprometerse físicamente y no volvió a ser el mismo en la segunda rueda. De todas maneras concluyó una gran temporada, como uno de los jugadores claves de este ascenso.
WALTER MAZZANTI. Irreverente y revulsivo en el extremo derecho, fue importante aportando sorpresa en los primeros partidos de Orfila, cuando se encontró con un equipo sin confianza. Le faltó, como en la temporada anterior, mayor capacidad para terminar las jugadas y definición en el área.
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