Atlanta no pudo llevarse nada de su visita a Corrientes, pese a que pudo haberlo hecho tranquilamente. Se sabía que era difícil la parada ante Boca United, y lo fue. Pero el Bohemio no se achicó y le jugó de igual a igual a uno de los protagonistas del campeonato, hoy ocupando la tercera posición. El cliché sale fácil: jugando así ganaremos más partidos que los que vamos a perder. Sin embargo, no hay que olvidar los errores que se cometieron, y que la derrota al fin y al cabo significa ningún punto en la lucha por la permanencia, en una fecha gris en la que ninguno de los rivales cayó derrotado. Pero, mientras la tranquilidad de haber hecho algunas cosas bien sirva para mantener la confianza de un equipo en levantada, se puede rescatar las buenas intenciones de un Atlanta que propuso en Corrientes. Una lástima que no haya podido sacarse ningún premio.
Lo mejor del conjunto de Ghiso se vio en el primer tiempo. Con la misma alineación con la que había vencido a Guillermo Brown, salió con una actitud agresiva, a intentar jugar y atacar a su rival. Pero el gol tempranero en una jugada confusa convertido por Núñez perturbó para siempre el desarrollo del partido. Porque Atanta, obligado, insistió y tuvo a su favor varias situaciones claras de peligro, pero falló en la definición y esa imprecisión lo condenó a la derrota. En el segundo tiempo, aflojó la marcha y no pudo seguir apretando al equipo local. Sin ideas, terminó lejos del empate. Por otra parte, Boca fue muy peligroso en sus contragolpes y tuvo chances concretas para liquidarlo. La defensa tuvo problemas para parar a los delanteros locales que se venían con muchos espacios.
Con las rebeldías de Galeano y Castro, Atlanta tuvo oportunidades y mantuvo viva hasta el final su esperanza de empatarlo. Esta vez, Andrés Soriano y Mancinelli no marcaron las diferencias como lo habían hecho en Jujuy, y el equipo lo sufrió. Las pelotas paradas volvieron a ser un problema serio. Parta seguir adelante, habrá que seguir afirmando la parte defensiva y ser más precisos en ataque. Hay con qué, pero la tabla del descenso acosa, y los triunfos se hacen necesarios para seguir de pie, luchando.
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