Pellegrino, con su enorme altura y sus criminales puñetazos en las pelotas aéreas, ha logrado en estos dos partidos mantener el arco en cero en un equipo que venía de recibir 11 goles en 180 minutos, y al mismo tiempo noquear a un par de jugadores rivales. Un tanto heterodoxa su forma de atajar, pero notablemente efectiva. Lo que es seguro es que el próximo que vaya a cabecear al área bohemia lo pensará dos veces. No querrá vérselas con el gran Pellegrino, quien ya ocupa el panteón de los monstruos más terribles, junto a la Momia Negro Luqui y el Hombre Bobo Cordone.
lunes, 31 de octubre de 2011
El disfraz de Pellegrino, furor en Halloween
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