La confirmación de Sergio Rondina como entrenador en la B Metro trajo aparejada la pronta llegada de Lucas Ferreiro, ex compañero y ex dirigido por el actual DT. Iniciando lo que sería su sexto ciclo en el club, a más de 13 años de su debut, la polémica incorporación generó rechazos y aplausos entre los hinchas, divididos por sentimientos contradictorios. Entre los detractores, argumentan que, con 33 años y un último paso frustrante por el club, Lucas no es un jugador desequilibrante que pueda aportarle mucho al equipo. Además, habrá que ver qué ocurre con el vestuario, dado que Ferreiro realizó declaraciones bastante fuertes contra Rodrigo Llinás, que también seguirá en el plantel y es un hombre de peso. Los más optimistas, en cambio, confían en que Luquitas volverá a ser el que alguna vez fue y podrá liderar un equipo que en la última temporada no tuvo fútbol pero tampoco alma.
Más allá de todo, es innegable que Ferreiro es un símbolo de lo que ha sido Atlanta futbolísticamente en esta última década, con todas sus contradicciones, con más errores que aciertos, acostumbrado más a las frustraciones que a las alegrías. Ferreiro vuelve a Atlanta y Atlanta vuelve a su realidad de B Metropolitana, a lo que se ha acostumbrado a ser en los últimos años. Repasando la historia reciente del fútbol bohemio, en muchas imágenes aparece necesariamente Lucas, multifacético. Desde aquella joven promesa que apareció en el Nacional B, en 1999, y que encabezó la esperanza bohemia de volver rápidamente a la segunda categoría, aunque no pudo ser. El que volvió en el año 2002 para convertirse en el líder de la salvación, en su mejor etapa en el club, donde protagonizó jugadas memorables como los dos goles a All Boys en Floresta, el penal más largo del mundo a Cambaceres o el histórico gol a Tigre en Victoria que significó el fin de tanto sufrimiento. Ése era el mejor Ferreiro, el jugador de potrero, con personalidad, el que se ganó el derecho de jugar en la primera de Racing, aunque sin éxito. Tuvo una corta vuelta en 2004, y retornó en su mejor versión en 2007, otra vez de la mano de Pasini, cuando integró un equipo que supo ser protagonista del torneo. Su quinto ciclo en Villa Crespo lo encontró campeón pero con pocos minutos en cancha. Ahora vuelve de una buena temporada en Flandria, en donde convirtió ocho goles, dirigido por el Huevo Rondina, que ahora lo hace retornar a Atlanta, pese a que a hace sólo un año se había ido tras rumores que denunciaban su participación en un torneo amateur en River mientras era jugador profesional.
Es la historia contradictoria de un jugador que nos acompañó bastante en estos 13 años. Que nos dio alegrías, pero que también participó de las tantas frustraciones que vivió Atlanta en este tiempo. Lucas es uan parte importante de nuestra historia reciente, con todo lo que ello implica.
1 comentario:
Lucas es, para mí, incriticable. Y su decisión de no dar más notas a medios de Atlanta me parece acertadísima.
Y el escandalete por el torneo de veteranos fue con la rata de Agüero, no con Alonso (07/08), no con Alonso, que consideraba que el tipo no daba para jugar y al año siguiente se dedicó a mostrar lo contrario.
Estoy seguro de que el NB habría sido distinto con él. Al menos habría tenido más sangre que muchos de los que deshonraron nuestra gloriosa remera.
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