lunes, 20 de agosto de 2012

Las nostalgias de un pasado cercano

Hace dos años Atlanta comenzaba a construir un campeonato glorioso que culminó en un lógico ascenso tras 12 años en la tercera categoría. Javier Alonso era el técnico de aquel equipo. Sin embargo, Alonso sufrió los cuestionamientos de parte de los hinchas prácticamente de principio a fin, y tras el mal comienzo en la B Nacional no pudo sostenerse demasiado tiempo en el cargo. Hoy en Villa Crespo lo recibieron con aplausos, como también recibieron a Pogonza y Arancibia, integrantes de aquel equipo campeón, pese a que hace unos meses sólo recibpian insultos y recriminaciones por la campaña en la B Nacional. 
El hincha, usualmente histérico y ciclotímico, en su momento supo olvidar fácil  el grato recuerdo del torneo 2010/11. Los héroes pasaron a ser villanos en muy poco tiempo. Alonso era un técnico que no sabía nada de fútbol, un tipo con suerte. Los Soriano, Arancibia, Ferragut y compañía eran simplemente jugadores para la tercera categoría. El título de la B Metro se convirtió para la memoria del hincha en un mero trámite en una categoría sencilla. Había que chocar con esta realidad para darse cuenta de que la categoría no es para nada fácil por más que el nivel sea mucho menor al de la B Nacional. Por algo tuvieron que pasar 12 años para ascender. 
Y llegamos así a este triste presente en donde nace la nostalgia de aquel gran equipo que supimos tener hace tan poco. No fue fácil construir aquel equipo ni fue fácil salir campeón tantas fechas antes, sacándoles tanta diferencia a los rivales. No se puede no extrañar aquellos tiempos, viendo a este Atlanta que da ganas de llorar y que juega tan mal como en la última temporada, con la diferencia de que antes jugaba con Central, River y Quilmes, y ahora le toca perder de local con un Barracas Central que posiblemente no pelee en los puestos de vanguardia.
Lo que se vivió hoy en Villa Crespo fue una tarde gris y triste, y dejó un panorama desolador, porque muchos hinchas concluyeron, con razón, que este año no será posible el ascenso. El equipo dejó una imagen de impotencia, de incapacidad futbolística. Ofensivamente lo de este Atlanta es prácticamente nulo. Soriano y Alfaron apenas reciben un par de pelotas por partido. En la creación las carencias son absolutas: Mamberti y Ferreiro están en un nivel paupérrimo. La esperanza estaba puesta en Fede Domínguez pero el volante proveniente de Newell's jugó tan mal como sus compañeros. Las actuaciones del equipo reclaman cambios estructurales urgentes. Atlanta no hiere a nadie, no hay jugadores desequilibrantes y no tiene una idea de juego. ¿Será Matías Castro la solución? En el mediocampo, el doble cinco no va más. La lesión de Parentini será la oportunidad de probar quizá con Francés, un jugador con experiencia en la categoría. Deberá encontrar la solución Sergio Rondina, que al fin y al cabo eligió a estos jugadores y armó este plantel. Sabe que el crédito no es infinito y que Atlanta tiene la obligación de dar mucho más de lo que está mostrando.

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