lunes, 26 de mayo de 2014

¿Podrá con la maldición?

Llegó la hora de la verdad. Atlanta terminó la fase regular del campeonato con un atractivo empate frente a Barracas Central y finalizó en la tercera posición, por segunda temporada consecutiva. Como en el ciclo de Rondina, el equipo estuvo puntero varias fechas pero luego se cayó. La llegada de Carlos Mayor abrió una nueva esperanza para Atlanta que afrontará el Reducido con el único objetivo de conseguir el segundo ascenso y acompañar a Nueva Chicago a la B Nacional.
Poca importancia tenía para el Bohemio este encuentro en el Sur de la Capital Federal: ya clasificado, solamente restaba saber cómo serían los cruces en el Reducido. Barracas, su rival, en cambio, luchaba por clasificar. Mayor presentó un combinado de juveniles y suplentes que cumplieron una dignísima labor e incluso pudieron haberse llevado un triunfo, pero se les escapó sobre el final. Además, volvió a jugar después de su lesión Maraschi, que se hizo amonestar para llegar a la quinta amarilla, ya que no llega en óptimas condiciones para la semifinal de ida. 
En estas dos semanas se define el futuro futbolístico del Bohemio. La semifinal por el ascenso no será nada sencilla: el rival es el Platense del Gallego Méndez, definiendo en Villa Crespo. Pero más allá del rival, Atlanta deberá romper un maleficio que lleva ya muchos años: la maldición de los reducidos. Desde el año 2000, perdió todas las series eliminatorias por ascensos: en el 2000 y 2004 frente a Sarmiento, en 2004 también con Tristán Suárez, en 2005 con Morón, en 2008 ante Armenio y el año pasado contra Almagro. En esos encuentros, Atlanta no ganó un solo partido y siempre definió de local pero también perdió todos los encuentros en esa condición. ¿La séptima será la vencida? El equipo no llega en su mejor momento pero algo cambió para bien en los últimos partidos y no hay un rival claramente superior dentro del Reducido. Hay que creer: Atlanta puede estar a cuatro partidos del ascenso.

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