jueves, 19 de noviembre de 2015

ATLANTA 1 ALMAGRO 2

La maldición de las finales tuvo un nuevo capítulo en Villa Crespo. Otra vez el León se vistió de tristeza, resignación y bronca. La gran ilusión que había generado el equipo a raíz de los últimos buenos resultados tras la llegada de Aníbal Biggeri se desvaneció de forma tan rápida, tan fácil. Hacía meses que todos veníamos pensando en este partido, y así nomás se escapó. Ya está. Un par de errores, algún accidente increíble, y se fue la posibilidad de ascender este año. 
No ayudó el formato del Reducido que hace jugar las series a un partido, perjudicando así al equipo superior, que tiene menos chances de demostrar su superioridad. En 90 minutos, el destino corre el riesgo de quedar en manos de los azares y fatalidades del juego, como los que ocurrieron en este encuentro y que fueron claramente determinantes. Porque la lesión de Maraschi cuando Atlanta ya había agotado los tres cambios fue clave. Con un jugador menos, el Bohemio siguió presionando y yendo a buscar la victoria, dejando amplios espacios que aprovechó Almagro para llegar con enorme peligro y convertir dos goles. El conjunto de Biggeri apeló en esos intensos minutos al amor propio, a todo el coraje que le quedaba. En ese ratito se jugaba todo el año y así se vivió. El gol de Mancinelli reventando la red tras el pase de Bonfigli fue un milagro, pero no hubo milagro por duplicado. Era demasiado para una misma noche. 
El error grosero e insólito de Aurrecochea que abrió la cuenta fue una tremenda fatalidad. Pero todo era posible en la noche en que todo salía mal, en la que una ambulancia debió entrar al campo de juego para llevarse a un jugador propio. No podía terminar de otra forma una temporada en que el tema arquero fue parido mal desde el principio. Sialle es gran responsable. Se equivocó en la elección de los refuerzos, pero especialmente en el arco. Aurrecochea llegó a mitad de año para salvar las atrocidades de Barucco y las dudas de Dobler, pero nunca terminó de convencer. Y se despide con este yerro histórico, en un partico decisivo. 
Claro que antes de las fatalidades, Atlanta tuvo 80 minutos para vulnerar a un Almagro mediocre, evidentemente inferior. Y apenas si estuvo cerca de hacerle daño. Si bien tuvo la iniciativa y mostró mayor ambición, le faltó fútbol. Le costó generar situaciones. Serrano cumplió un papel lamentable como conductor y pdio la sensación que Biggeri tardó demasiado en sacarlo para poner a Galeano. Bonfigli fue el único de la ofensiva que tuvo una buena labor, aunque esta vez no se le dio el gol que los hinchas esperaban. En la defensa, se dieron demasiadas ventajas. 
Atlanta no mostró su mejor cara sino que por el contrario expuso las mismas debilidades que a lo largo del campeonato le impidieron pelear más arriba. Aun así, dos acontecimientos extraordinarios como la lesión de Maraschi y el error de Aurrecochea fueron necesarios para perder el partido. 

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