Una buena victoria, para recuperarse tras el traspié ante el puntero Fenix. En cuatro fechas, el balance es de dos ganados como local y dos perdidos como visitante. Pero la gran novedad en este caso no fue que Atlanta ganó, sino que lo hizo en buena forma, jugando por momentos bien y superando a su rival. Algo nuevo y un buen indicador luego de tres presentaciones que dejaron dudas y preocupaciones. Sin duda éste fue el mejor partido del equipo en lo poco que va del campeonato.
La ventaja fue escasa pero el triunfo fue justo. Pese a terminar jugando con un hombre de más, el Bohemio no se privó de sufrir el final del encuentro. Tenía a su disposición el dominio del campo y la posibilidad de liquidarlo de contra, pero desperdició las chances claras que tuvo. Le alcanzó para llevarse los tres puntos el primer gol de Luciano Pons, el goleador de la C que vino a demostrar una categoría arriba. El ex San Miguel la empujó tras una buena jugada de Mancinelli y López.
La principal virtud de Atlanta estuvo en su juego ofensivo. Dejó atrás su peor cara, la de un equipo sin alma, sin actitud y sin ideas, y pudo elaborar buenas jugadas de peligro, con mayor asociación de juego y rendimientos individuales superiores. Ezequiel Rodríguez dejó algunas pinceladas en el medio. Tolosa se mostró movedizo por la izquierda. Pons hizo su valer su presencia en el área.
Si bien el conjunto de Biggeri no se destacó por su solidez, se asentó en la defensa liderada por Alonso, y con una tarea aceptable de Otermin, que reemplazó a Verino en ese puesto. Lo cierto es que Estudiantes fue un rival que también le hizo las cosas bastante sencillas a Atlanta. Vino a Villa Crespo a especular, a no proponer nada. Recién cuando se encontró en desventaja en el marcador se adelantó en el campo de juego, pero con la expulsión se le hizo todavía más cuesta arriba.
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