miércoles, 26 de abril de 2017

El actor que faltaba

Hace pocos días, publicamos una nota en esta misma página en la que analizábamos las estrategias y la situación de los tres agrupaciones partidarias existentes de cara a las elecciones del club de agosto. Hoy la realidad nos dio un sopapo y nos mostró que el análisis había dejado ingenuamente afuera a un cuarto -y quizá el principal- actor de este juego político: la barra. Justo a tiempo, aparecieron los muchachos para marcar la cancha y dar un claro mensaje al mundo bohemio: "No nos dejen afuera, nosotros también existimos y somos poderosos". 
Luego de años de tranquilidad -seguramente consolidados por acuerdos poco felices con la gestión oficial- la barra volvió a irrumpir en escena, en un episodio vergonzoso, tristísimo, que trascendió el mundo Atlanta y fue noticia en los principales medios argentinos. A cuatro meses de las elecciones, es imposible no creer que el hecho tiene un matiz político. Esto no quiere decir necesariamente que a los muchachos los hayan mandado oficialistas u opositores para debilitar a sus rivales partidarios (estas prácticas suelen ocurrir en los clubes, pero parecen en este caso opciones muy burdas para ser ciertas). Es político porque la barra, si bien no se presenta como agrupación, también juega en las elecciones del club. Porque, ante un eventual cambio de mando, quisieron demostrar su fuerza y su influencia. La dirigencia que arranque su mandato deberá lidiar con ellos. En agosto los socios votarán quiénes conducirán en teoría los destinos del club, pero la barra seguirá estando. Ese quiste canceroso, esa mafia parásita que mediante el uso de la violencia y la gracia de la impunidad judicial ostenta con comodidad el poder real. 
La única forma de combatir esta enfermedad es no dejar sola a la dirigencia, sea ésta o sea la que viene después. Los socios deben afrontar la lucha con responsabilidad y compromiso, sin caer en las trampas de la cultura del aguante que funciona como escudo protector de los violentos.

domingo, 23 de abril de 2017

El juego político

A cuatro meses de las elecciones en el club y cerca de la resolución del torneo de fútbol, el clima político entra en su punto de ebullición. Bohemios de Primera (BdP) ha tomado la iniciativa política y se asegura como ganadora de la elección. Con un espíritu triunfalista, instala la idea de que el ciclo de gestión actual se ha acabado y que se viene un tiempo de cambio. Los problemas relacionados con el Microestadio y los malos resultados futbolísticos le dan fuerza como portavoz del descontento popular. Como agrupación opositora, BdP se ha construido a sí misma en total contraposición a la gestión oficialista. Define a Greco, Korz y compañía como soberbios, mediocres e incapaces, y por lo tanto se presenta ante la sociedad como dialoguista, ambiciosa y profesional. Fotos de integrantes de la agrupación mirando un documento Word en una notebook y mensajes pacificadores pintan de lleno la imagen que BdP quiere entregar al mundo bohemio. Por otra parte, la apelación a lo emocional ha sido una constante desde su fundación. El nombre de la agrupación y el lema "Volver a ser" hace nreferencia a un pasado glorioso que los hinchas anhelan y que hoy resulta muy lejano, no sólo en el tiempo. La promesa de trabajar con ex jugadores como Ribolzi, Pichón Rodríguez o el Narigón Torres intenta acercarse a ese pasado y también a los socios de mayor edad, que en la anterior elección se habían inclinado más bien por el oficialismo, según una minuciosa y rigurosa encuesta realizada por Sentimiento Bohemio. El diagnóstico de BdP es que el oficialismo desperdició oportunidades para ascender y crecer -a diferencia de otros clubes- en un contexto aparentemente favorable. El riesgo está en que el camino que puede llevar a BdP a la presidencia del club puede convertirse en el mismo camino que lo lleve a su propio fracaso. La visión de que el club está obligado a ascender (y no sólo a la B Nacional, sino también a Primera) y que esto sólo se logra con la capacidad y la eficaz administración de recursos que BdP posee es un arma de doble filo, porque los socios esperarán que las promesas se cumplan. 
En la vereda opuesta está el oficialismo, representado en Renacimiento Bohemio (RB). Sin iniciativa política para la campaña, ha puesto sus energías en salvar su gestión para mostrar resultados positivos ante los socios. Suena lógico: el oficialismo no puede hablar ni prometer, puede hacer. En sus vitrinas, tiene como trofeos importantes logros extrafutbolísticos en la última década: la recuperación y puesta en funcionamiento de la sede social, la reconstrucción del estado y la vuelta a Villa Crespo, y el saneamiento institucional del club. Es un hecho y un logro histórico que esta dirigencia agarró el club en un momento muy crítico (quizá el más crítico en la Historia después de la quiebra) y lo levantó para ponerlo de pie, para volver a ser un club con recursos propios (sin oscuros mecenas) y un futuro por delante. Esta idea está plasmada en el nombre de la agrupación. Sin embargo, su deuda más importante fue en el plano futbolístico. Mientras que la mayoría de los clubes similares -o incluso varios inferiores- lograron subir una o dos categorías, Atlanta solamente logró un ascenso y descendió rápidamente al año siguiente. En los últimos años, el club ha presentado equipos muy competitivos pero se ha quedado siempre en la puerta del éxito, sin poder alcanzarlo. En la última elección, los socios valoraron más el crecimiento institucional, el fresco acuerdo por el Microestadio y la confianza en muchos dirigentes conocidos y respetados por quienes transitan el mundo Atlanta desde hace años. Hoy quizá el balance sea distinto. La acumulación de frustraciones deportivas y la caída del proyecto del Microestadio son dos piedras difíciles de levantar, aunque si el oficialismo logra revertir alguno de estos dos frentes puede recuperar la fe. 
Ha surgido también un tercero en discordia: Unidos por Atlanta (UxA). ¿En qué consistiría esta especie de "Tercera Posición"? Como en los casos anteriores, el nombre siempre dice mucho. UxA busca ofrecer una imagen de síntesis ante el juego de tesis-antítesis que representan RB y BdP en el campo político bohemio. En desacuerdo con la gestión, puede que algunos de sus integrantes hayan integrado quizá antiguamente la filas del oficialismo. Mientras que BdP se construyó a sí misma como el negativo de RB, UxA toma una distancia menor, y esta actitud le vale la acusación de opositora de ser lo mismo que el oficialismo. UxA puede capturar muchos votos de socios descontentos con la gestión, pero que temen a lo abrupto e incierto que puede significar el cambio representado por BdP. Es difícil saber si UxA captura más votos que podrían ir para BdP o para RB, o quizá esta nueva agrupación podría sorprender y en vez de terminar en tercer lugar disputar competitivamente la presidencia. Ante la duda, UxA ha recibido ataques políticos de las otras dos agrupaciones, que lógicamente prefieren una polarización.  En cuanto a la campaña, UxA se ha intentado mostrar como una agrupación fresca, joven, entusiasta, descontaminada de los vicios políticos. Son grandes los esfuerzos por alejar una imagen de inexperiencia. 
El clima político está caliente y los acontecimientos de estos próximos meses serán claves para definir el resultado de la elección. Las estrategias de campaña funcionan como un buen termómetro para interpretar el entramado político que enreda al club.   

sábado, 22 de abril de 2017

BARRACAS 3 ATLANTA 1

La mala racha de Atlanta sumó una nueva frustración. Hoy, aunque faltan varias fechas, ya el título resulta alejado de la realidad, con un Morón que se encamina derechito hacia al primer ascenso. El equipo sigue sin dar respuestas, acumula derrotas y va cayéndose en la tabla. Tal es así que la clasificación al Reducido está seriamente comprometida: un presente muy triste para un Atlanta que empezó la temporada en gran nivel, fue puntero por un buen tramo del torneo y tenía la pretensión de pelear por subir de categoría. Hoy el Bohemio es una invitación para sus rivales de turno. Les hace las cosas muy sencillas. Ruiz intentó dar un volantazo con varios cambios importantes para visitar a Barracas Central, pero nuevamente la apuesta táctica le salió mal y tuvo que cambiar sobre la marcha. Dejó a Ramos, García y Peralta en el banco, e incluyó a los juveniles Ochoa, que ya venía jugando, y Nakache, en su primer partido como titular. La innovación en defensa fue la inclusión de Otermin como lateral derecho, algo que debió modificar en el segundo tiempo ya que el ex capitán perdió siempre en los desbordes. El primer tiempo fue muy malo para el Bohemio, que sólo tuvo un minuto de lucidez en el que generó dos llegadas: un remate de Nakache sobre el arquero y un travesaño estrellado por Pons. Barracas llevó serio peligro cada vez que se animó a pasar mitad de cancha. Los defensores bohemios tuvieron grandes problemas para marcar, y el local pudo haber hecho una diferencia mayor que la que consiguió con un gol tempranero de Martin.
En el segundo tiempo, el Bohemio tuvo una ráfaga de 15 minutos de clara superioridad que no aprovechó totalmente. El ingreso de García fue clave. Ya Ruiz había cambiado totalmente el esquema: pasó del 4-3-3 al 4-4-2 y Gogna cambió posiciones con Otermin. En la primero que tocó García generó el penal que Pons convirtió en el empate parcial. Parecía que Atlanta se comía crudo a un Barracas confundido, pero no la pudo meter. Pons tuvo un cabezazo en el travesaño. En el mejor momento bohemio, Martin puso en ventaja nuevamente al local. Luego, con el partido ya moralmente terminado, se lució con una joyita para completar un hattrick.
Fue otro mal partido de Atlanta. Desorientado, sin solidez. Regaló un tiempo y fue débil en defensa. No tuvo contundencia para definir. Con un rato de fútbol no alcanza para ganar un partido. Se requiere concentración, firmeza y determinación durante 95 minutos. No se puede regalar un tiempo, no se pueden regalar tantos goles. El equipo está derrumbado y pareciera que Ruiz no sabe cómo reconstruirlo. ¿Tiene sentido que continúe en estas condiciones?

martes, 18 de abril de 2017

ATLANTA 0 UAI URQUIZA 2

Otra triste derrota en Villa Crespo, de esas que debilitan cualquier tipo de esperanza. La campaña de Atlanta como local ha sido muy pobre y se aleja de las posibilidades de ascenso. Los jugadores no responden, el equipo no aparece. ¿Puede seguir Ruiz en estas condiciones? Parece muy difícil. El partido de ayer tuvo olor a determinante en ese aspecto. El primer tiempo del Bohemio había sido aceptable y hasta había jugado un poco mejor que su rival, aunque sólo llegó una vez de manera clara, a través de una corrida de Dorregaray que no pudo definir. Con Guerra y Peralta en buen nivel, no se extrañaban las ausencias de Tenaglia, Rodríguez, Ramos y Seijas. Pero Atlanta, como en tantos partidos, no hizo los méritos suficientes para convertir, y se empantanó en la paridad del juego que te puede premiar con una victoria como castigar con una derrota. Terminó ocurriendo esta última tragedia. Urquiza, que vino a proponer con sanas intenciones, aprovechó un grosero error de Agustín Gómez y abrió el marcador. Fue el decreto de muerte para el conjunto local, que a partir de ahí se hundió en la confusión, los nervios y una impotente agonía. No tuvo fútbol ni actitud para reaccionar. Ruiz quiso arriesgar con los cambios pero se equivocó feo: armó línea de tres con Previtali de stopper y Monje como carrilero, y por ese sector llegó el segundo gol de Urquiza, gracias al verdugo Mbombaj. Finalmente terminó incluyendo a Tolosa y al debutante Nakache en lo que parecía más un partido de entrenamiento para foguear juveniles que un intento por dar vuelta la historia. Atlanta llegó al pitido final dando una imagen lamentable, la de un equipo sin alma y sin argumentos. Con los últimos resultados en Villa Crespo, la punta que fecha a fecha se va a alejando, y la falta de respuestas futbolísticas, da la impresión de que fue el último encuentro de Fernando Ruiz como entrenador bohemio.

sábado, 8 de abril de 2017

La Trituradora Bohemia

Atlanta se ha convertido en los últimos 5 años en una máquina de desechar jugadores y técnicos. Ninguneados, criticados, cuestionados, insultados por los hinchas desde las tribunas o desde las redes sociales. No sirven. Son un desastre. No saben nada. No califican para Atlanta. Sin embargo, muchos luego de su paso por el club logran crecer y jugar o dirigir en categorías superiores, incluso con éxito. ¿Casualidad? ¿Suerte? ¿O será que nos habíamos equivocado o que nos les dimos el tiempo suficiente? ¿Será que no habremos sabido valorarlos? La máquina trituradora bohemia no admite errores ni dudas: sus veredictos son absolutos, perfectos, implacables e incuestionables. Se alimenta devorando y desechando camada tras camada de futbolístas y técnicos. 
Luego del último descenso a la B Metro, se acentuaron la impaciencia y la ansiedad por un ascenso que lógicamente es el único objetivo posible de un club que tiene la historia y el material para lograrlo. Desde aquel descenso, Atlanta peleó por el ascenso en 5 de 6 temporadas disputadas (contando la que está en curso, con desenlace todavía incierto). Son muchas ilusiones seguidas de frustraciones para los hinchas, que reaccionan pidiendo constantes cambios de DT y de plantel. Paradójicamente, el malestar es mayor cuando se pelea por algo y no se consigue, que cuando directamente no se pelea por nada.
Las evidencias de la máquina trituradora son numerosas. Entre los técnicos de los últimos años, la mayoría logró dirigir en Primera A o B Nacional luego de pasar por Atlanta: Rondina, Méndez, Mayor, Biggeri. Sialle tuvo un paso poco feliz por la B Nacional. Y Ruiz viene de ascender y dejar a Almagro en la segunda categoría con un buen promedio. Ninguno salió ileso del categórico "No sabe nada" o el estigmatizador "Es un cagón", frases con las cuales los hinchas suelen sentenciar a los DT desde su pedestal de supremo conocimiento futbolístico. 
Entre los jugadores, también hay ejemplos. Los casos más tristes son los de Galeano y Guzmán, dos jugadores salidos de la cantera, con muchos partidos en el club. Ambos fueron piezas clave del último equipo campeón en 2011, y sin embargo no se salvaron de las feroces críticas. ¿Serán los mismos que piden constantemente darles un mayor lugar a los pibes de Inferiores? Galeano logró jugar en categorías superiores y si bien a Guzmán no le fue bien en la B Nacional, hoy es un jugador importante en el puntero de la B Metro. 
¿Quién será el próximo desechado al que le espera un futuro promisorio en el fútbol? Por lo pronto, Ezequiel Rodríguez, hoy la gran figura del equipo, sufrió duros cuestionamientos el torneo pasado por parte de los dueños del Saber. Y ya había rumores a principio de campeonato sobre pretensiones de Primera. 

lunes, 3 de abril de 2017

ATLANTA 1 ESPAÑOL 3


La buena racha de Atlanta y su ilusión de alcanzar la cima encontraron un inesperado obstáculo en la lluviosa tarde villacrespense: el modestísimo Deportivo Español, que pelea por salvarse del descenso, dio el batacazo y alejó al Bohemio del puntero Morón. Ya se volvió una costumbre perder puntos de local ante equipos débiles: San Carlos, Acassuso, Colegiales fueron antecedentes cercanos.
Cuando el inspirado Dorregaray abrió la cuenta con un cabezazo a poco de iniciado el partido, parecía que Atlanta continuaba el camino de los últimos triunfos. Sin embargo, después de conseguir la ventaja inicial, el conjunto de Ruiz en nada se pareció al que apabulló a Excursionistas en Belgrano. Por el contrario, se relajó y cedió la pelota, confiando quizá en que el desarrollo sería sencillo y la victoria sería cómoda como ante el mismo rival en la primera rueda. Pero en vez de un triunfo tranquilo recibió una dura cachetada. Español lo dio vuelta pronto en ese primer tiempo con dos pelotas paradas bien ejecutadas, mientras ejercía el dominio del juego. Atlanta se había dejado estar y nunca pudo reaccionar para asumir el protagonismo que debía. Volvió a ser un equipo apático, endeble, sin ideas de juegos ni actitud. García nunca apareció para aportar su fútbol. El mediocampo estaba quebrado, sin respuestas. La defensa, que se venía mostrando firme, evidenció fisuras por todas partes, ofreciendo oportunidades al visitante. En la segunda etapa, mientras pasaban los minutos y la reacción bohemia no llegaba, Español aumentó tras convertir el rebote de un penal. La diferencia de dos goles era virtualmente igualable, pero Atlanta estaba en una tarde negra. Ni siquiera con la ventaja numérica tras una expulsión en el Gallego. Ni siquiera con el ingreso de Peralta, Pons y Altobelli. Un Atlanta irreconocible no supo cómo resolverlo y no creó chances claras para acercarse a una remontada. Los jugadores volvieron a irse con las cabezas bajas.