Resumen jugador por jugador de la temporada:
RODRIGO LUGO. El arquero titular tuvo algunas dudas, sobretodo en las pelotas aéreas. Sin embargo, con el correr del torneo se fue haciendo más fuerte y salvó al equipo en varias oportunidades, sobretodo en los peores momentos futbolísticos. Su inoportuna lesión lo privó de atajar en el partido más importante.
IGNACIO VIAIN. Con 18 años, sorprendió a todos por sus reflejos y especialmente por su enorme personalidad para atajar en un partido muy bravo en el Reducido. Berscé le dio la chance a él en vez de a Brambatti, que había sido suplente de Lugo en la primera rueda. Una interesante apuesta de cara al futuro.
MARIANO BETTINI. En su mejor versión, se mostró criterioso, dinámico, sobrio. Un buen lateral derecho para acoplarse a una estructura de equipo, disciplinado en la marca y correcto en la proyección. Su nivel decayó e incluso perdió la titularidad con Bazán en algunos partidos. Se sintió su ausencia por su grave lesión en el Reducido.
NICOLAS BIANCHI ARCE. La llegada de un hincha reconocido, con su vasta experiencia en Primera División, generó toda una revolución en Villa Crespo. Pronto el capitán se convirtió en símbolo y líder en un plantel joven, nuevo. Por momentos exhibió su experiencia en la cancha e impuso su presencia en la defensa, pero también tuvo flojas actuaciones, con algunos goles en contra por su responsabilidad.
NAHUEL TECILLA. Por su tenacidad, las ganas y el sacrificio, se ganó el puesto y el corazón del hincha. Firme, un central con grandes condiciones, fue muy importante en la defensa. Pero su rendimiento fue bajando y perdió la titularidad. Por su estilo de juego, no podía aportar salida limpia y terminó perdiendo lugar con el ingreso de Sánchez.
GUILLERMO SANCHEZ. Uno de los sobrevivientes del plantel anterior. Empezó relegado como marcador de punta suplente pero luego se ganó la titularidad y terminó siendo una pieza importante del equipo. Por su buen manejo de la pelota y de los tiempos, Berscé lo utilizó preferentemente como marcador central o como líbero, aportando una salida más clara desde el fondo.
AXEL OCHOA. Uno de los jugadores más regulares en el campeonato, prácticamente indiscutible. Por su despliegue, su capacidad de proyección, sacrificio y desfachatez. Peligroso en ataque, aunque algo desordenado en defensa. Incluso se las arregló para cubrir el lateral derecho durante la lesión de Bettini. A veces le suben demasiado las revoluciones y debe aprender a serenarse.
FABIAN MONSERRAT. Otro jugador cuyo rendimiento acompañó al del equipo. Cuando Atlanta jugaba bien, se acoplaba como un engranaje más. Volante con llegada, interesante para unir las funciones defensiva y ofensiva. Con el correr de los partidos, Berscé le dio menos protagonismo.
LEONEL ALVAREZ. Elegido por el DT y muy esperado cuando no llegaba el transfer desde Independiente, este volante prolijo y de buen pie tuvo un campeonato decepcionante. No se adaptó al juego de la categoría. Lento y ajeno a la fricción, no estuvo en la sintonía adecuada. Apenas mostró algunos destellos en pocos partidos.
GASPAR VEGA. El más cuestionado por los hinchas debido a la predilección del entrenador por este jugador. Volante central devenido en líbero, en los primeros partidos fue importante en el circuito de juego del equipo al aportar una salida clara. Su caída en el rendimiento, su falta de oficio como defensor y una serie de errores lo llevaron a la silla eléctrica.
NICOLAS PREVITALI. Una de las buenas novedades fue el enorme crecimiento futbolístico de Previtali, un chico surgido en las Inferiores que no venía de buenas actuaciones pero este campeonato se afirmó. Jugando como volante central retrasado, casi como líbero entre los centrales, mostró conducción, panorama y despliegue. Se destacó también adelantándose y participando del ataque, intentando asistir a los delanteros.
GABRIEL SEIJAS. Su lesión lo privó de jugar la mayor parte del campeonato y Atlanta lo extrañó. En su mejor nivel, puede ser importante para aportar equilibrio al mediocampo y asociarse al juego ofensivo.
JOAQUIN OCHOA GIMENEZ. Otro juvenil de Inferiores que mostró una gran evolución, aunque su rendimiento no llegó a alcanzar el de Previtali. Berscé le dio confianza jugando como interior izquierdo. Como volante mixto, puede ser una buena alternativa en el plantel.
JONATAN CHAVES. Irregular, no logró asentarse como extremo izquierdo. En el mejor momento del equipo era suplente. Luego tuvo más partidos cuando otros compañeros bajaron su rendimiento.
FABRICIO PEDROZO. Los hinchas ya lo conocían tras su buen paso en el club en 2014 y 2015. Con más experiencia, el delantero volvió para ser una referencia en el ataque bohemio. No fue bueno en general el campeonato de Fabricio. Pocos goles en su haber y no lo benefició que Berscé jugara con tres delanteros, ya que le tocó en general ser extremo derecho o a veces el único centrodelantero. No se sintió cómodo.
WALTER MAZZANTI. Pocas veces Atlanta últimamente trae un refuerzo a mitad de temporada que logra ganarse indiscutiblemente la titularidad. El joven proveniente de Tigre llegó para quedarse con el puesto de extremo derecho, en el cual Pedrozo no venía rindiendo. Atrevido, punzante, gambeteador, rápido, logró desequilibrio individual cuando el equipo colectivamente no aparecía. Le faltó capacidad de definición para terminar mejor las jugadas.
ADRIAN MARTINEZ. Los hinchas lo miraban de reojo al principio y se pedía por un centrodelantero de mayor jerarquía, pero poco a poco Adrián se ganó la confianza y el cariño. A fuerza de goles y de un enorme sacrificio, terminó siendo uno de los jugadores más destacados. Luchador incansable, oportunista, fue el goleador del equipo. Increíblemente, salió durante un tramo importante del campeonato por decisión de Berscé.
MILTON GIMENEZ. Después de un préstamo en Midland, empezó muy atrás en la consideración del entrenador pero fue aprovechando los pocos minutos que iba teniendo hasta que logró quitarle la titularidad a Martínez, el goleador del torneo. Milton mostró una importante evolución como futbolista, con oficio y buen manejo del cuerpo. En los pocos partidos que jugó, tuvo una interesante efectividad goleadora. Será una buena alternativa en el ataque, y es jugador del club.
BRAIAN OYOLA. Su actuación en el campeonato fue irregular. Por momentos muy enchufado, como en el tramo final del torneo. Y en otros apagado, impreciso. Cuando estuvo bien, logró ser rápido, desequilibrante, una posibilidad cierta de generación de peligro ofensivo por maniobras individuales.
BRAIAN MIRANDA. Arrancó como el encargado de conducir el juego del equipo y entusiasmó su talento, su habilidad y su aceleración. Toda la confianza estaba puesta en el jugador que más fútbol le podía aportar a Atlanta en el mediocampo. Sin embargo, su rendimiento cayó junto con el del equipo. Berscé lo relegó al banco de suplentes y Miranda empezó a tener pocos minutos, en los que tampoco demostró que podía volver a ser el mismo de la primera rueda. Con confianza, puede ser nuevamente importante en un planteo que lo tenga como protagonista.
lunes, 7 de mayo de 2018
Resumen futbolístico 2017/18
Atlanta cerró otra temporada muy similar a las anteriores, con un fuerte gusto a frustración. La eliminación en la primera instancia del Reducido, teniendo todo a favor jugando como local, se ha vuelto ya una mala costumbre. La campaña fue mala. Un cuarto puesto en la tabla y una eliminación prematura en el Octogonal son muy poco para un club que tiene como objetivo el ascenso y que al menos debería estar en la pelea grande.
El Bohemio empezó la temporada 2017/18 con un cambio de timón y muchos nombres nuevos. Se fueron varios de los jugadores de jerarquía que conformaban el plantel anterior, la dirigencia echó a Guillermo Duró y contrató a Francisco Berscé. El ex arquero venía con más antecedentes en Juveniles que en Primera y se anunció el comienzo de un proyecto futbolístico, con varios jugadores muy jóvenes y a los que se les hizo un contrato de 2 años, con la idea de apostar a un mediano plazo. Era una apuesta arriesgada ya que Berscé no tenía experiencia en la categoría y porque la juventud puede dar resultados imprevisibles. Además, la paciencia no iba a ser mayor: el objetivo no podía no ser el ascenso. Ante este panorama se podía esperar una larga adaptación. Sin embargo, el inicio fue auspicioso. En los primeros partidos se vio lo mejor de Atlanta en este campeonato. El DT había logrado imponer un estilo de juego a sus dirigidos, pregonando la salida limpia por abajo y una presión constante. El equipo de Berscé jugó algunos muy buenos partidos, con un juego dinámico, veloz, lucido, que entusiasmó a los hinchas. La mejor expresión se vio en Santa Fe, cuando Atlanta le dio una lección de fútbol a Belgrano, por la Copa Argentina. Más allá de la eliminación lógica ante River por la Copa, era el momento de afirmarse en el campeonato y agarrar la punta, algo que parecía lógico por rendimiento. Sin embargo, pronto (muy pronto y muy repentinamente) el castillo de naipes se derrumbó. El fútbol de alto vuelo se esfumó completamente y los resultados fueron catastróficos. Cinco derrotas seguidas hundieron a Atlanta en la tabla. Logró recuperarse en cuanto a resultados para clasificar cómodamente al Reducido, pero nunca logró acercarse a la lucha por el título. Berscé entró en una total confusión de la cual nunca pudo salir. Nunca supo cómo devolverle al equipo su poder de juego. Hizo cambios tácticos y de nombres. De todos los colores. Algunos sorpresivos, extraños. Estuvo en la cuerda floja pero zafó. La mayoría de los rendimientos individuales decayó rotundamente. Los que se habían agrandado ante los más grandes, ahora parecían chiquitos frente a los más chicos. El rendimiento colectivo pasó a ser un fantasma de lo que supo ser. La mayor parte del torneo se vio un Atlanta tibio, sin ideas, frágil, débil. Para colmo, sobre el final pesaron las ausencias en la defensa, el sector más vulnerable del equipo en todo el campeonato. Seguramente sea el fin de ciclo para un técnico que no le encontró la vuelta, que no tuvo respuestas. Pero deja un plantel con jugadores jóvenes, varios prometedores y algunos del club, que si son administrados correctamente pueden conformar un mejor equipo pensando en la siguiente temporada.
El Bohemio empezó la temporada 2017/18 con un cambio de timón y muchos nombres nuevos. Se fueron varios de los jugadores de jerarquía que conformaban el plantel anterior, la dirigencia echó a Guillermo Duró y contrató a Francisco Berscé. El ex arquero venía con más antecedentes en Juveniles que en Primera y se anunció el comienzo de un proyecto futbolístico, con varios jugadores muy jóvenes y a los que se les hizo un contrato de 2 años, con la idea de apostar a un mediano plazo. Era una apuesta arriesgada ya que Berscé no tenía experiencia en la categoría y porque la juventud puede dar resultados imprevisibles. Además, la paciencia no iba a ser mayor: el objetivo no podía no ser el ascenso. Ante este panorama se podía esperar una larga adaptación. Sin embargo, el inicio fue auspicioso. En los primeros partidos se vio lo mejor de Atlanta en este campeonato. El DT había logrado imponer un estilo de juego a sus dirigidos, pregonando la salida limpia por abajo y una presión constante. El equipo de Berscé jugó algunos muy buenos partidos, con un juego dinámico, veloz, lucido, que entusiasmó a los hinchas. La mejor expresión se vio en Santa Fe, cuando Atlanta le dio una lección de fútbol a Belgrano, por la Copa Argentina. Más allá de la eliminación lógica ante River por la Copa, era el momento de afirmarse en el campeonato y agarrar la punta, algo que parecía lógico por rendimiento. Sin embargo, pronto (muy pronto y muy repentinamente) el castillo de naipes se derrumbó. El fútbol de alto vuelo se esfumó completamente y los resultados fueron catastróficos. Cinco derrotas seguidas hundieron a Atlanta en la tabla. Logró recuperarse en cuanto a resultados para clasificar cómodamente al Reducido, pero nunca logró acercarse a la lucha por el título. Berscé entró en una total confusión de la cual nunca pudo salir. Nunca supo cómo devolverle al equipo su poder de juego. Hizo cambios tácticos y de nombres. De todos los colores. Algunos sorpresivos, extraños. Estuvo en la cuerda floja pero zafó. La mayoría de los rendimientos individuales decayó rotundamente. Los que se habían agrandado ante los más grandes, ahora parecían chiquitos frente a los más chicos. El rendimiento colectivo pasó a ser un fantasma de lo que supo ser. La mayor parte del torneo se vio un Atlanta tibio, sin ideas, frágil, débil. Para colmo, sobre el final pesaron las ausencias en la defensa, el sector más vulnerable del equipo en todo el campeonato. Seguramente sea el fin de ciclo para un técnico que no le encontró la vuelta, que no tuvo respuestas. Pero deja un plantel con jugadores jóvenes, varios prometedores y algunos del club, que si son administrados correctamente pueden conformar un mejor equipo pensando en la siguiente temporada.
domingo, 6 de mayo de 2018
ATLANTA 0 TRISTAN SUAREZ 1
La eliminación prematura, previsible, añadió un episodio más a la larga historia de fracasos en los mano a mano por el Ascenso en las últimas dos décadas. Previsible en parte por este prontuario que cada vez se hace más pesado, previsible porque el equipo no aparece desde hace varios meses. Atlanta venía jugando mal y no estuvo a la altura de las circunstancias en estos cuartos de final. Había razones para creer. El Bohemio se venía haciendo fuerte en este 2018 en Villa Crespo, y con un empate bastaba para pasar a la siguiente instancia. Enfrente estaba Tristán Suárez, irregular pero con un gran poder de gol en su temible dupla de ataque López-Salmerón. No apareció el Atlanta que se agrandó como nunca en la Copa Argentina, el que entusiasmaba a principio de campeonato con un juego dinámico y eficaz. Por el contrario, se vio el mismo Atlanta lleno de dudas, desordenado, desorientado, sin conceptos, que vimos la mayor parte de la temporada. El 4-3-3 con el que salió Berscé a disputar este encuentro casi le cuesta la derrota desde muy temprano. El Bohemio salió dormido, en una catástrofe táctica y ofreciendo grandes ventajas a Tristán Suárez, que casi convierte en los primeros minutos. Luego, el DT cambió a un 5-2-3 con el que los jugadores se sintieron más cómodos, con Vega de líbero en vez de interior derecho. Además, inicialmente el equipo intentó salir jugando por abajo en una cancha rápida, afectada por las intensas lluvias, por lo que proliferaron los errores. Cuando Atlanta entendió que no podía jugar por abajo y que tenía que ocupar los huecos atrás, logró hacerse del control del juego y alejar al visitante del arco de Viain. Seijas y Previtali levantaron su nivel, pero arriba costó mucho generar peligro. Mazzanti no hizo pie en la cancha embarrada, Oyola fue pura voluntad y Martínez pivoteó bien pero le quedaron muy pocas para rematar. El conjunto de Berscé apostaba al empate que lo clasificaba, con poca gente llegando al arco rival. El plan parecía funcionar pero en el segundo tiempo Salmerón aprovechó una serie de confusiones y desatenciones en la defensa bohemia -de esas que abundaron en todo el torneo- y marcó el gol que depositó a Suárez en la semifinal por el ascenso. Nuevamente, la historia se repetía. Atlanta, como local, se veía obligado a remontar un resultado para no quedarse afuera en la primera ronda. Claro que a esa altura el conjunto de Berscé ya no tenía armas ni fuerza anímica. Se había preparado para aguantar y ahora tenía que ir a buscarlo. El DT quemó las naves y llenó el equipo de delanteros ofensivos y volantes. Pedrozo, Miranda y Chavez entraron. Pero no pudieron hacer nada. Atlanta se quedó afuera sin tener una chance clara para empatarlo. Pura impotencia. En silencio, triste. Una imagen representativa que retrata lo que fue este campeonato.
martes, 1 de mayo de 2018
Atlanta va de punto contra su maldición
Una nueva temporada ha terminado y Atlanta no logró llegar hasta el final con posibilidades de salir campeón pero sí clasificó cómodamente al Reducido en un puesto ventajoso. Tiene sabor a poco pero todavía queda una chance para obtener el ascenso. Claro que el panorama, por muchas razones, no es alentador. Para empezar, la historia de los últimos años condena al Bohemio en este tipo de instancias. Desde el 2000, Atlanta perdió siempre en el primer mano a mano del Reducido y definiendo siempre como local, a veces incluso con ventaja deportiva. Son ocho los antecedentes fatídicos que conforman esta maldición que se prolonga año a año. Hoy, en 2018, el conjunto de Berscé se encuentra en una posición similar: debe conseguir un empate ante Tristán Suárez en Villa Crespo para clasificar a la semifinal. La gran diferencia con respecto a otras oportunidades es que esta vez Atlanta llega realmente de punto, no como candidato a llevarse el ascenso. Después de un arranque prometedor con momentos de alto vuelo futbolístico, el equipo de Berscé sufrió un abrupto bajón en el juego y en los resultados. En la segunda rueda logró reponerse en la tabla pero el DT no encontró un equipo, no consiguió afirmar una idea de juego. Generalmente se vio un Atlanta irregular, desorientado, sin identidad. Además, este plantel no tiene las individualidades de jerarquía de otros años. La mayoría son jugadores jóvenes, que han tenido buenas actuaciones pero también bajones importantes de rendimiento. Para sumar problemas, una serie de lesiones dejó afuera de la cancha a varios jugadores titulares, algo preocupante de cara a estos partidos definitorios. Lugo, el indiscutible arquero titular, se fracturó la mano en la última fecha y la gran responsabilidad la tendrá el juvenil Viain, que apenas tiene un partido defendiendo el arco en la Primera. La defensa es una gran incógnita. La fragilidad defensiva fue una constante a lo largo del campeonato. Bettini se rompió los ligamentos y Bazán, su suplente, sigue lesionado. Bianchi Arce también se pierde, al menos, el primer encuentro. Ante esta situación, Berscé se ve obligado a improvisar. Sacó a Leyes del ostracismo, reinventó a Sánchez en distintas posiciones, revivió a Tecilla e hizo debutar al juvenil Herrera. Incluso probó con Ochoa jugando en el lateral derecho. ¿Quiénes serán los responsables de marcar a los peligrosos López y Salmerón en cuartos de final? En el mediocampo, se espera que Previtali vuelva en su mejor nivel e ilusiona el gran regreso de Seijas a las canchas. ¿Tendrá su chance Miranda o Berscé seguirá apostando por Ochoa Giménez? La delantera parece cantada con Mazzanti, Martínez y Oyola según los rendimientos de los últimos partidos, aunque sabemos que el DT siempre puede sorprender.
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