viernes, 19 de octubre de 2012

Una piedra en el zapato

Atlanta cortó su levantada con una derrota que lo vuelve a poner con los pies (y las rodillas y las manos) sobre la tierra. Las ilusiones de prenderse rápidamente a la pelea por el campeonato recibieron un duro golpe en Vicente López, donde el Bohemio cayó por 2-0 a Platense en un duelo entre candidatos. Una especie de final, de prueba de fuego. Y Atlanta se quemó, porque tuvo una actuación muy pobre, dejó una pálida imagen y se fue con las manos vacías, alejándose su competidor en la tabla. Claro que el torneo es largo y queda mucho por recorrer, pero este partido significa una señal de alerta, una piedra en el zapato para un equipo que venía entonado a fuerza de victorias, en pleno envíón. 
Rondina paró en cancha a su once titular, a sus hombres, pero el equipo tuvo rendimientos individuales muy bajos, y obviamente tampoco rindió en el aspecto colectivo. Solamente Gagliardo, Valdez en la defensa, Palisis en la recuperación y Andrés Soriano tuvieron un encuentro aceptable. El resto, un partido para olvidar. La defensa sufrió especialmente por el sector izquierdo. Segovia nunca pudo hacer pie, se ganó la amarilla en el primer tiempo y la roja se veía venir en cualquier momento. Siempre al límite, el ex-Lanús terminó lógicamente expulsado, por tercera vez en lo que va del torneo. Todo Atlanta estuvo nervioso con un árbitro que demostró su incapacidad pero que no perjudicó específicamente al conjunto visitante. ¿Quizá los jugadores descargaron su bronca por no poder hacer bien las cosas contra el árbitro? Lo cierto es que se vio un Ferreiro fastidioso los 90 minutos y varios jugadores que por momentos perdieron la cordura. Y subir los decibeles no sirvió de mucho, porque cuando Atlanta jugó nervioso, perdió el orden, perdió la estabilidad y Platense lo aprovechó. Solamente un tramo del primer tiempo fue dominado por el conjunto de Rondina: luego de un mal comienzo, había logrado hacerse de la pelota, emparejar el juego y llegar con peligro de la mano de Soriano, el emblema ofensivo. En definitiva, Atlanta fue a Vicente López a buscar el punto, a jugar de contragolpe, y tuvo su castigo por tantas fallas y desinteligencias dentro del campo de juego. El Calamar no hizo demasiados méritos: tuvo simplemente la convicción de ir a buscarlo, de ser protagonista, y los goles terminaron llegando. Cuando el Bohemio quiso reaccionar, ya era tarde. Únicamente tuvo una chance de gol en todo el segundo tiempo: un gran pase de Castro a Guzmán, que definió muy mal en el mano a mano.
Se perdió un partido chivo -es cierto- ante uno de los principales candidatos al ascenso, en una cancha que le es históricamente esquiva. Pero los que estábamos empezando a esperanzarnos con este equipo esperábamos algo más.

PD: Por primera vez en el campeonato, La Taberna del Siome no recibió acreditación para asistir al partido, debido al rechazo del pedido solicitado a la Secretaría de Prensa del Club Atlético Platense.

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