La aprobación del proyecto de construcción del microestadio conmocionó al mundo bohemio. La noticia tiene un impacto enorme para el presente y el futuro del club. Muchos vieron en este acontecimiento el nacimiento de un nuevo Atlanta, una refundación, la posibilidad concreta de soñar con un futuro más grande. Pero no son pocos los que tienen sus dudas al respecto. Descartando cuestiones políticas, estas dudas tienen su explicación en un pasado cercano que acogió otros grandes proyectos esperanzadores que terminaron siendo simples promesas. Los socios se han acostumbrado a las decepciones, y estas experiencias los han hecho desconfiados, resistentes a aceptar nuevas esperanzas en su corazón. Se podrían mencionar como ejemplos los proyectos relacionados con la construcción del estadio de cemento: el que iba a construir la Ciudad en conjunto con un reservorio de agua para paliar las inundaciones (proyecto enterrado por la crisis de 2001) o el que iba a hacer Proinver, que terminó completando el club a pulmón. Claro, ahora cuesta creer, más allá de que este contrato parezca ser totalmente beneficioso, con pocos puntos en contra (por más que se haya informado lo contrario, no parece factible que la Policía permita la realización de eventos al mismo tiempo que Atlanta juega de local). La realidad es que si el contrato se cumple y todo marcha según lo proyectado, los beneficios para el club serán inmensos, siempre y cuando el dinero se maneje con criterio e inteligencia. De por sí, es un alivio para la dirigencia que día a día debe pelearla para pagar los sueldos y otras obligaciones mensuales que son imprescindibles para que el club siga funcionando. Claro que estos ingresos pueden permitirnos pensar más allá, en obras para el club, en mejorar la infraestructura, ampliar la oferta social, pero no hay que perder de vista el presente y el futuro próximo. Hay que dar los pasos de a poco, avanzar con firmeza y previsión.
Quizá a medida que pase el tiempo y el proyecto vaya avanzando los escépticos podrán permitirse creer e ilusionarse.
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